Parte 5: "El Olimpo"

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Hui aterrorizada y atontada por el golpe recibido en la cabeza. Mareada, desorientada, sólo deseaba regresar a casa pero a pesar de mis esfuerzos no lograba hallar el camino.

Transcurrieron más de veinte días, en los que me encontraba sucia, hambrienta, comiendo restos de la basura y temerosa de buscar ayuda. Deambulando y contando solamente con la complicidad de la noche para moverme.

Mi cuerpo debilitado, comenzaba a anunciar que se acercaba la hora, debía pronto encontrar un refugio.

De pronto aquel lugar me resultó familiar, la estación de servicio Y.P.F que abarcaba toda la esquina, el conjunto de edificios en medio de un parque enfrentado a la gran plaza y la avenida que bajaba hacia otra mucho mas comercial, en ese instante una rafaga de viento me trajo a la memoria un recuerdo vinculado con aquel lugar.

- No bajes me dijo Angélica, quédate en el auto.

Angelica interrogó al empleado de la estación de servicio, acerca de dónde quedaban los viejos galpones de la terminal tranviaria mientras abonaba la cuenta.

-Baje por esta avenida, una cuadra antes de llegar a la avenida comercial esta se hace contramano y se verá obligada a doblar justo en esa esquina, apenas dobla se encuentra la entrada a los viejos galpones.

A la muerte de Ricardo, su esposo, Angélica comenzó a redactar notas en un diario barrial donde narraba la historia del mismo. Ahí conoció al "Rusito" que se encargaba de la edición e impresión del diario.

Esa tarde en busca de algunas fotografías se dirigió al lugar y ante mi insistencia, ella me permitió acompañarla.

Aquellos grandes galpones en otros tiempos oficiaban de terminal de tranvías y con la desaparición de estos, se convirtió en una de colectivos.

Inmediatamente pensé que aquel sería un buen escondite para refugiarme

Gratamente emocionada por reconocer aquel lugar cruze la calle sin mirar, solo pude distinguir una enorme mancha verde abalanzarse sobre mí, luego el impacto e instantáneamente mi desvanecimiento.

-Subila

Al despertar vi como a culatazos trompadas y patadas se llevaban al "Rusito", aquellos verdes gusanos portadores de una maliciosa genética con resabios nazis se habían ensañado con él por su origen judío.

Durante unos veinte minutos permanecí inmóvil como si aún me encontrara inconsciente, con el propósito de asegurarme de que ya no corría peligro.

Descendí del auto, sigilosamente y comencé a recorrer el lugar, espantosos gritos de dolor se escuchaban de tanto en tanto, que me helaban la sangre .

Aquellos viejos galpones hacía tiempo habían dejado de ser una terminal de colectivos para convertirse en un centro clandestino de detención, "El Olimpo" habitado por psicópatas devenidos en dioses que detentaban el destino de los detenidos, "simples mortales.

Los otros desaparecidosWhere stories live. Discover now