I. Adiós, Colores

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Si lo pensaba bien, era uno de los grandes consejos que le habían dado nunca… aunque no iba dirigido a ella directamente.

Es que… claro, tenía los consejos de sus padres sobre la vida -y el dinero, sobre todo acerca del dinero.

También aquellos consejos frívolos de parte de sus amigas: "recuerda siempre ponerte protector solar porque sino tendrás arrugas a muy temprana edad" sonaba en su cabeza por las mañanas con la voz de Mina.

Tenía otros más fundamentales y que se relacionaban con circunstancias de vida o muerte: en batalla siempre terminaba escuchando la voz de Arizawa sensei, de Gunhead, Iida o Deku, todos siempre diciéndole qué debería hacer -era gracioso, pues incluso había momentos en que su consciencia le gritaba como lo hacía Bakugō.

Sin embargo, escuchar a Midnight decirlo tan claramente era lo que necesitaba para dejar de tontear con sus sentimientos y darse cuenta de la verdad.

- Niñas, nunca confundan el amor con la amistad y la admiración- les había soltado de pronto y sin anestesia mientras se dejaba caer sobre una de las sillas del comedor que estaban compartiendo.

BINGO

¿Sería eso realmente?

Ciertamente no tenía mucha -nada- de experiencia al respecto. Si de hablar de sentimientos se trataba, en su cabeza solo estaba el sentimiento de ansiedad de dinero y de privación constante a la que se había sometido durante todos los años de su vida: hablar de amoreran palabras mayores.

- ¿Cómo saber cuándo es realmente amor? -Había preguntado con voz queda y sonrojándose un poco ya que las miradas de sus compañeras rápidamente se dirigieron hacia ella. Recibió silencio y una mirada de complicidad de parte de Midnigh

- A su edad todo parece verdadero y eterno -respondió restándole importancia-, pero creo que hay tres cosas que deben tener en cuenta: lo que tienen en común, el tiempo que pasan juntos y si les dan ganas de tener sexo con esa persona.

Las mejillas de todas se tornaron de rojo furioso.

¿Tener sexo con Deku-kun?

Una risa explosiva llenó el comedor mientras Uraraka se doblaba afirmando su estómago, sin parar de reír.

Definitivamente eso estaba fuera de sus planes: podía sentirse unida a Deku porque fue la primera persona a la que habló en esa escuela y debido a las circunstancias posteriores; podía pasar una infinidad de tiempo con él hablando de todo y de nada, pero de solo pensarse a sí misma teniendo sexo con él no había podido parar de reír por lo extraña que sería esa situación.

- ¿Ochaco-chan? -le llamó Tsuyu- ¿Estás bien? -la aludida solo pudo asentir con la cabeza mientras intentaba calmarse respirando hondamente.

- Parece que tenemos a la primera que se aclaró las dudas -comentó la maestra de las chicas poniéndose de pie y abrazando a la muchacha por los hombros.

- Gracias por su ayuda, sensei -fue todo lo que la chica dijo, soltándose del agarre de la mujer.

Las dejó solas.

Sinceramente no le interesaba seguir con esa conversación, sobre todo porque la visión de sus amigos -Deku, Iida y, su más reciente adquisición, Todoroki- acomodados en el salón viendo un programa de terror le era más llamativa que el seguir indagando en sus sentimientos.

¿Amaba a Deku? Sí, porque era su amigo -su mejor amigo-pero ¿quería tener una relación amorosa con él? No, claro que no.

Se dejó caer en el sillón en el espacio que quedaba entre Midoriya y Todoroki, era un espacio pequeño, pero nada que el apoyarse más contra Deku y poner sus piernas sobre Todoroki no pudiera solucionar.

Compartió una mirada rápida con el portador del One for All y le dedicó una amplia sonrisa mientras con una de sus manos revolvía el cabello de Iida que le había acercado unos bocadillos: esa era su gente y no iba a seguir arruinando sus relaciones por creer lo que no era: ya algún día tendría tiempo para eso. No que lo estuviera buscando.

Claro, Deku se sonrojó un poco, pero le sonrió también. No había por qué confundir el avergonzarse por ciertas situaciones con el amor: ya All Might se había encargado de señalárselo.

Uraraka Ochako:El Camino Para Ser Una Heroína Donde viven las historias. Descúbrelo ahora