IV:Auxilio

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A decir verdad, no era un resultado que le sorprendiera, sin embargo, eso no quería decir que fuese a recibir aquel examen con agrado de manos de Aizawa sensei.

Soltó un suspiro cuando sus ojos volvieron a caer sobre ese gran 32 en la hoja que estaba más llena de equis que de círculos, al tiempo que escuchaba las celebraciones de aquellos compañeros que habían obtenido una buena calificación. Se sintió aún más deprimida al escuchar a Aoyama decir que ese había sido el examen más fácil de los que habían tenido hasta el momento y obtenía un asentimiento de todos a su alrededor, clara señal de que había perdido una oportunidad de obtener un buen resultado.

Guardó rápidamente el examen en su bolso para resguardarlo de ojos indiscretos, lo último que quería era que sus compañeros comenzaran a interrogarla sobre el por qué de esa mala calificación y ella terminase aún más deprimida de lo que ya se sentía. Pudo ver por el rabillo del ojo cómo Iida y Midoriya intentaban captar su atención, pero simplemente los ignoró, comenzando a guardar el resto de su material escolar en el bolso.

- La clase terminó -anunció EraserHead-, vayan directo al dormitorio y se ponen a trabajar y repasar.

- Sí, señor -respondieron todos mientras tomaban sus cosas para disponerse a regresar a su nuevo hogar.

- Uraraka, tú te quedas.

Aaaaaaah… lo que me faltaba. Fue lo que pensó mientras volvía a dejarse caer en su asiento y hacía señas a sus amigos para que no la esperasen.

Hubo un par de minutos de tensión para ella mientras el maestro apresuraba a sus compañeros para irse del salón, optando por echarlos de mala manera y cerrar la puerta con rapidez. Se acercó con mirada atemorizadora a la chica mientras tenía el libro de clases en su manos: todo pintaba para mal.

Por la falta de luz que entraba por la ventana de su dormitorio podía darse cuenta de que era tarde. Estaba a punto de anochecer y sentía que no había avanzado en nada de lo que Aizawa sensei le había encomendado por su bien: lo había escuchado alzarle la voz y mostrarse decepcionado por las calificaciones que estaba teniendo en el último tiempo, había escuchado los reclamos de su maestro con la cabeza gacha, había empuñado tan fuerte sus manos mientras él le señalaba que no podía darse le lujo de tener esas notas en las asignaturas normales porque ya en el curso de héroe no estaba sobresaliendo, que se había hecho daño; estaba triste y frustrada pero esperaba que los consejos que le había dado el profesor titular le sirvieran de algo, de lo contrario, no sabría cómo darle la cara a sus padres en la próxima visita.

En el escritorio frente a ella tenía revueltos varios de sus cuadernos de notas y libros de las diversas materias que estaba cursando, pero por más que lo había intentado, era incapaz de percatarse de dónde estaban los errores que había cometido en los exámenes: era como si hubiese perdido un par de semanas de su vida en otra parte. Por supuesto que sabía qué había pasado en esas semanas con su concentración, pero no por eso iba a dejar de lado sus sueños: necesitaba un plan de contingencia de forma urgente y todas esas horas pensando y buscando, la habían dejado con la convicción de que solo había una persona que podría ayudarla en esos momentos con la mano firme que necesitaba.

Desde que había vuelto de su conversación con el maestro -con ojos llorosos y aún más alicaída de lo que había estado durante la semana- evitó a todos sus compañeros. Agradecida de que cuando ella volvió todos estaban en sus cuartos o en el gimnasio entrenando, se fue a encerrar rápidamente a su cuarto y, cuando estuvieron libres, tuvo un pequeño desfile de personas paseándose frente a la puerta de su cuarto, a ninguna fue capaz de responderle, más avergonzada que otra cosa.

- Supongo que ya es hora de enfrentar la verdad, Ochako -murmuró para sí y levantó la vista hacia el reloj que estaba escondido entre los diversos libros que había en su escritorio: a esa hora ya deberían de haber cenado todos y estar viendo televisión o encerrados en sus cuartos. Preparó un bolso con el material necesario y salió lo más silenciosamente que podía de su cuarto rumbo a las escaleras, rogando por no encontrarse con nadie en el camino.

Uraraka Ochako:El Camino Para Ser Una Heroína Donde viven las historias. Descúbrelo ahora