El monólogo de lucifer

El inicio de mi rebelión

El inicio de mi rebelión

Aquella conversación me había dejado más perturbado de lo que ya había llegado a palacio, no sabía cómo responder a lo que decía el padre, y sabía que estaba a punto de descubrirme, así que me despedí rápido y Salí de allí sin mirar atrás.

Camino por el boulevard, y me siento en un banco apartado a pensar, ahora que sentí que se me estaba aclarando un poco todo, vuelvo a estar confundido y sin saber qué hacer, era posible que si le contaba todo lo que estaba pensando y me estaba pasando al padre, ¿él podría ayudarme?, ¿realmente necesitaba ayuda? O ¿realmente quería ayuda?

Tenía una guerra en mi mente pues eran muchas preguntas con tan pocas respuestas, pero luego volví a mirar mi reflejo en el piso y todo se me aclaro en un instantes, pues no necesitaba ayuda, me sentía tan bien tal y como estaba con todo lo que estaba experimentando nuevo, que ¿porque razón querría yo volver atrás?, además no estaba tan seguro de que todo esto fuera nuevo.

Así que tome una decisión, a partir de ese día tendría que ser más cauteloso en cuanto a mis acciones, no podía dejar que me descubrieran de nuevo, tenía que actuar de manera normal sin levantar sospechas.

Y así fue, una vez que me levante de la banca me dirigí al boulevard, sonriente como si hubiera despertado de un trance, y sé que así lo notaban, pues todos me peguntaban que si me había pasado algo. Sonreía por dentro, pues me hacía gracia el hecho de saber que los ángeles en Sion estaban tan acostumbrados que no pasara absolutamente nada en Sion, que hasta el simple hecho de no hablar con ninguno en tres días, se había convertido en el tema de conversación y revuelo de toda la ciudad, millones de ángeles preocupado porque no había actuado de manera coherente estos últimos tres días, solo pensar en eso me hacía mucha gracia, aunque no sabía el porqué.

De igual manera me hice de muchas excusas para evadirlos e irme a casa después de un largo día, ya había hecho mi trabajo y era hora de descansar.

Te debo confesar algo, sé que al principio intente excusarme un poco sobre el hecho de que era llamado, el padre de la mentira, y aunque es cierto que como te explique, la primera mentira en la biblia no la dije yo, soy realmente bueno mintiendo, pero citando nuevamente la biblia, que lance la primera piedra el que esté libre de pecados... que he mentido, pues si, ¿Quién no lo ha hecho?, la diferencia la hace que mis mentiras se hicieron públicas mientras que las de otros aún siguen ocultas.

Retomo nuevamente la historia, a ver, ¿Dónde estaba? ¡A ya!

Al llegar a mi casa, comí algo y luego fui a recostarme a mi habitación, cuando empiezo a observar mis manos, pues con ellas había sido que había tocado la luz que salía de aquella fuente, enserio deseaba tanto poder tenerla nuevamente, cuando de pronto siento que algo se está abultando dentro mi entrepiernas, y empecé a sentir muchos deseo de tocarme, no sabía porque pero me sentía muy caliente, y empecé a sobarme, admito que me lastime un poco, algo inexperto, pero sin embargo logre estallar en un mar de placer aquello era tan exquisito, que al acabar no pude impedir que me invadiera el sentimiento de culpa, más sin embargo se me quito rápido, dentro de mi había algo que me decía, que eso ya lo había hecho antes, pues de otra manera ¿cómo es que aprendía tan rápido?.

Los días fueron pasando y tornándose cada vez más interesantes, como siempre tuve un perfil bajo dentro los ángeles, hacia todo de manera muy cautelosa sin levantar la mínima sospecha, hasta que llego el día en que ya no había nada más que descubrir, luego los días siguientes se volvieron monótonos y absurdos para mí , ya que por fin había encontrado la libertad, ahora estaba siendo prisionero de la rutina, hasta ya se me había olvidado la sensación de sentir aquel poder tan maravillosos en mis manos, llegaba a la casa y estaba doblemente cansado, el hecho de hacer algo que había empezado a odiar, hacía que mi día fuera aun tres veces más largo y frustrante.