Tres🍑

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12:00 a.m

Con Jin nos adentramos en la cocina listos para comenzar con el almuerzo. 

-¿Qué podríamos comer hoy? No me apetece hacer mucho trabajo.-Me dijo y yo devolví las verduras a la heladera sin decir nada. Creí que volveríamos a comer algo de ese estilo.

Lleve mi dedo a mi barbilla y me detuve a pensar detenidamente. Teníamos que alimentar ocho bocas, pero teníamos bastante tiempo todavía. No debía ser algo tan pesado ni tan liviano para que se alimentaran correctamente. Entonces la idea llegó.

-Ravioles.-Propuse.

-¿Ravi qué? 

-Ravioles, son como cuadrados de pasta rellenos de lo que uno quiera. Bastante fácil y fuera de lo común para ustedes seguro.-Jin sacó su celular y busco lo que eran. Los platos que le aparecían en internet se veían exquisitos, por lo que no fue difícil convencerlo de hacerlos.

-Esta bien, ¿tú sabes hacerlos? 

-Solo tráeme lo que te pida y sigue mis instrucciones, vas a amarme cuando pruebes esto.-Y dicho esto me fui a la alacena para sacar algunas cosas que necesitaríamos.

Jin asintió animado y comenzamos a trabajar. De vez en cuando le decía para que pusiera las verduras a calentar o me alcanzara la harina. 

Cocinar con Jin era divertido, por el simple hecho de que siempre salía con algunos de sus chistes de papá. Yo me reía, aunque no del chiste siendo honesta, Jin era divertido. Él estaba al tanto de las cosas que yo hacía, cuando cortaba o me acercaba a la cocina. Jin era curioso, solo que no lo decía, tampoco me preguntaba como hacer algunas cosas, su instinto de "madures" le decía que podía hacer las cosas solo. Aunque no siempre le saliera como quería.

Cuando cubrí la mezcla con la masa la amoldé de manera que todas formaran pequeños cuadrados fáciles de digerir. Luego los corte y Jin decoró los bordes de estos con un tenedor. Los lleve a todos en una bandeja y los coloqué dentro de la gran olla con agua caliente para que se cocinaran.

-¿Es un plato de tu hogar? -Me dijo cuando terminamos.

-No estoy segura si de mi país, pero cuando era chica los comía una o dos veces al mes.-Le conté mientras tomábamos unas esponjas para empezar a limpiar en lugar.-Digamos que son parte de mi infancia...-Sonreí para mi recordando aquel tiempo, cuando era pequeña y no tenía responsabilidades más allá de jugar o ver televisión. 

-Algún día quiero que comas un plato que es especial para mi entonces.-Deje de pasar la esponja por la mesa. Mi mirada fue hacia Jin, quien me estaba mirando con una sonrisa. 

-Si tu lo preparas, con gusto lo haré.-Le sonreí encantada. Jin me miró y luego dio vuelta toda la isla de la cocina hasta quedar delante de mi. Sus grandes manos tomaron las mías, quitándome la esponja y dejándola a un lado. Yo solo lo miré por unos segundos, tratando de decifrar qué quería hacer. 

Con ambas manos llevó las mías hacía su rostro, específicamente, a sus gruesos y rosados labios. Como si de un cuento de hadas se tratara, se acercó hacia ellas y plantó un beso en cada una, haciéndome estremecer por el contacto. 

No podía dejar de mirarlo, por más que quisiera apartarme de la verguenza. Quizás había entrado a un estado de shock y ni cuenta me estaba dando. Cuando él se alejó nuevamente, volvió a sonreírme. Pero, ¿cómo decirlo? 

Era el tipo de sonrisas que solo podías darle a alguien que quisieras demasiado.

-Estás roja.-Me dijo y yo hice que soltara mis manos bruscamente, tratando cubrirme con ellas. Él rió y llevó su mano a mi cabeza para darme suaves caricias, quizás tratando de consolarme.

Just One Day; btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora