Cap 12

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El estridente sonido de algo chirríando.me despertó tenia un destornillador pegado a la mejilla. Usopp estaba al fondo de la cubierta, movía unos cañones.

-¡Bu-bue-n-no-os d-di-í-a-as Us-op-opp! -le grité, el me miró, sonrió y dejó de hacer lo que estuviera haciendo para acercarse a mi. Sonriendo, como es de costumbre en el.

-Son las cuatro, René.-Su oscura mirada me transmitió cariño y calidez ,asentí y subí las escaleras. ¿Cuanto llevo trabajando? ¿Una noche? ¿Vi el sol salir? Me choqué con alguien, por supuesto, más alto que yo.

-René- dijo, levanté la gorra que tapaba mi visión y pude verle con claridad, de nuevo el, el peliverde, un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Me-me vo-vo-voy a co-co-me-mer a-al-go-go.-El , sentí calor en mis mejillas.

-Que aproveche entonces, yo me voy a entrenar. -En la cocina, Nami, Chopper, Robin y Sanji estaban tomando algo de sobremesa.

-Bu-bu-e-no-nos d-días.-Bostece estirandome y abrí la nevera.

-Serán buenas tardes-Ambas chicas se rieron.

-¿Quieres que te prepare algo? -El rubio, tan servicial como siempre, no tardo en ofrecerse.

-No-no ha-ha-c-ce f-f-f-falta, en-encontré a-algo-go q-que s-s-se-erv-vi-virá, ¿es-es-est-ta t-t-tarta l-la q-qui-quiere a-a-algui-guien? -Medio trozo de tarta de chocolate descansaba fría y deliciosa en el frigorífico.

-No, la tomamos al medio día. -Respondió el reno. Saqué la tarta y cogí un cuchillo,luego dejé un trozo y el resto lo serví en un plato. Me senté con los demás, para disfrutar del chocolate, Luffy entró por la puerta gritando y farfulleando. También se sentó con nosotros y clavó la vista en mi postre.

-¿Como vas con la caldera?-La pelirroja observó a Luffy y su mirada de deseo hacia la comida.

-Bi-bi-e-en, t-te-termi-miné y-ya c-co-con l-la e-es-estru-tru-truct-tura, ho-oy ha-haré e-el má-ma-mast-ti-il, y y-ya te-te-tendr-dre-mo-mos ca-cale-lef-fac-ción e-en t-to-tod-oo e-el b-bar-c-co. -el dulce estaba riquísimo, Sanji es un cocinero de calidad.

-¿Cuanto llevas trabajando? -La expresión de alegría de Chopper cambió a la de preocupación, no entendí por qué.

-N-no l-lo r-rec-uer-er-d-do-do mu-mu-y bi-bien, p-pe-pero, vi el sol sa-sa-li-lir, así q-que cr-creo q-que d-do-dos dí-dí-días...-La pelinegra escupió su bebida,yo aparté la comida elevándola y dejándola al alcance del capitán. A punto lo cogí de que me la robará, saqué mis abujas y a milímetros de su ojo se pararon.

-Ni... se... te... o-ocu-rra... -Dije lentamente a la misma velocidad que baje mis manos y el apartó la cabeza.

-L-la tor-torme-men-t-ta e-es-s-st-t-á pro-pro-gr-gra-m-mada p-pa-ra hoy ¿ve-ver-d-dad? -La de ojos castaños asintió con algo de miedo, terminé mi comida rápidamente y lavé la cubertería.

-Ti-ti-e-ene-nes má-más t-tar-tarta en l-la n-ne-v-ver-a, Lu-luffy. -Cruzé la puerta, Franky ya estaba esperándome en el centro de la cubierta, el peliazul aguardaba con mi bandolera colgada al hombro. Abrí la bolsa y comprobé todo.

-Ade-de-la-lante, pu-pues. -El carpintero me ayudó a colocar mi arnés, lo aseguró y luego pasó el contenedor de materiales. Todos salieron a la cubierta, el cielo se comenzó a nublar, pasó de azul celeste a un gris apagado.


En lo más alto del mástil me encontraba, el viento se agravó y comenzó a lluviznar, hize una abujero en la madera. Incorpore mi cuerpo ante la mirada de todos,sentia presión y vergüenza a parte iguales. El cielo se iluminó y calló un truno, bastante lejos de aquí, comencé a escuchar gritos . Estaba tan concentrada buscando una herramienta que cuando calló de nuevo un trueno, me sobresalté dando un pequeño grito. Para mi el tiempo se relantizo. Me hice humo.

—¡RENÉ! —La pelirroja gritaba, Chopper estaba llorando y el pitillo del rubio yacía en el suelo.

—¿Os ol-l-vidasteis de que me co-mí una fr-r-fruta d-de-del diablo? —Aparecí al lado de la de ojos castaños. Miré a Sanji, sudaba en frío. —T-tú pi-pi-pit-ti-llo —señalé al suelo . No hizo mueca alguna,ni Nami, ni Chopper.

—¿Crees que es bueno que lo hagas justo ahora? —El pelo verde bajaba las escaleras, vestía un abrigo.

—Tengo que ac-c-cabar-r-rlo ahora o n-n-no t-te-te-tendr-remo-s-s a-gua—La gorra que llevaba puesta cada vez pesaba más a causa del agua de la lluvia, la apreté con todas mis fuerzas y el agua comenzó a caer.

—¿Quieres que la guarde yo? Se te puede caer allá arriba. —tendió su mano.

—N-no, e-el p-pe-pel-l-lo m-me m-mol-le-est-ar-ri-ría—El asintió.

—Recogeré tus restos. —Sonreía, haciendo que sus ojos verdes brillarán con más intensidad.

—¡NI SE TE OCURRA ENANA! —el trío que estaba encima de la escalera salió de su shock.

—N-no s-se pre-preocu-cu-pen —Comencé a trepar de nuevo, la neblina oscura no tardó en llegar a la cima. —¿¡CO-COMO QUE ENANA?! -

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