—¡Baja ya! —Alguien gritaba, aquí arriba las voces se difuminaban, miré de nuevo hacia abajo y mi gorra se calló. Levanté dos dedos, dos minutos era más que suficiente y la tormenta eléctrica ya había pasado,lo único fastidioso era el viento, la lluvia y la oscuridad. Asi que me dí prisa, apreté la última tuerca, clavé los últimos clavos y asegure las chapas de embudo. Luego,en forma de neblina descendí en tirabuzones siguiendo la tubería. No había fugas,el canal que abrimos en el mástil era complamente seguro e impermeable. Salí del interior maderoso del barco y me le aparecí de nuevo a la tripulación. Chopper, Sanji y Franky eran un mar de lágrimas que me abrazaron nada más materializarme, Nami me reñía y Luffy estaba bastante contento, le dediqué una sonrisa, luego algo bastante mojado y frío aterrizo en mi cabeza haciendo un sonido extraño.
—Te aguanté la gorra—Dijo el de pelo verde, aunque solo pude reconocer su voz.
—Es-es-taa mo-mo-moj-j-ja-da —Levanté la visera para verle con la poca claridad que había, parecía que todos se habían relajado algo más. El de ojos verde me tendió su mano que yo acepté, me acercó a su abrigo y paso una mano a mis costillas, agarrandome como en un amistoso abrazo. Note un gran calor en el cuerpo, centrándose en las mejillas, pero el pareció no darse de cuenta.
—¡Sake, para todos! —Los ocupantes gritaron y se fueron a la cocina.
—¡¿No de-debe-rí-riam-mos pro-pro-b-barl-lo? —Sugerí cuando me soltó al fin.
—¿El sake? —Respondió algo sobresaltado, había sacado la cabeza del almacén en donde guardabamos el acohol.
—La caldera estúpido. —Añadió Ussop.
—Gra-gracias—Le respondí y el moreno me saludo poniendo dos dedos en la frente y apartandolos rápidamente.
—Que vaaaa, ya mañana, ahora es momento de celebrar. —El espadachín sirvió a todos y todos dimos un trago que continuaría en una fiesta prolongada.
Bien entrada la mañana desperté con los gritos de Nami, algo importante debía de estar sucediendo asi que salí sin más de la habitación y comencé a correr por el pasillo. Brook me siguió y también Chopper, con un gorro extraño de color gris, giré a la derecha y me planté frente a la ducha de la pelonaranja.
—¿Q-qu-que su-su-ce-ce-d-de? —Pregunté aterrorizada al otro lado de la puerta.
—¡HA SALIDO CALIENTE! ¡A LA PRIMERA!—Volvió a gritar eufórica.
—¿¡Su-su-supi-
—¡Sanji me ayudó! —Gritó de nuevo. Brook y Chopper y se alejaban, cuando me di de cuenta,ambos no dirijamos a la cocina.
—René, mi cielo, ¿Como va el piano?—Preguntó la impaciente calavera,el Taikun iba delante.
—Pu-pue-s bi-bie-n, t-ten-go l-lo-os pl-pla-n-nos y-ya. —Brook sonrió y comenzó a cantar, cuando entramos en la cocina, y yo ya me quería clavar unos tenedores en los oídos. Al dar dos pasos hacía la mesa tropecé con algo o mejor dicho alguien. Era Zoro, espatarrado en el suelo y durmiendo a pierna suelta. Por suerte no caí.No sé si fue la resaca o que, pero le arreé una patada en donde pude haciendolo despertar.
—Hay mejores maneras de despertarme.— Dijo malhumorado y tocandose las costillas.
—No te pusieras en el medio de mi camino—Dije contundente. Luego me dejé caer en una silla de la cocina tapandome la cara de cualquier sonido o luz que entrase.
—¡René-swaaaaan! ¡—El rubio caminaba torpemente por la cocina haciendo estruendo por todas partes y provocando que la poca paciencia que me quedaba temblase—¡Te hice gazpachoooooo!—Saqué las manos de los bolsillos y me dirigí al plato, antes le di un beso al cocinero que acabó infartado sobre la cubierta, cuando empezaba comercial miré a Zoro que aún estaba en el sueño y le señalé en gazpacho para que el también tomase.
—E-e-es-s-s l-l-o uni-ni-c-c-co q-que me b-b-baj-ja l-la r-r-re——¿Resaca?—Me había cortado antes de que acabara,de nuevo... Metí una cucharada del líquido rojo en mi boca y mordí el cubierto.No sé si era por la resaca o porque ya habían sido muchas veces pero está sería la última.
–Zoro como me vuelvas a cortar te juro que me hago una lámpara con tu cabeza–Espeté.Zoro hipó abriendo los ojos y luego se rascó detrás de una oreja.Se levantó subiendose los pantalones y de la mano con la cual sujeta una botella de cristal se desplegó un dedo acusador.
–Tienes razón, está mal.–Concluyó y le dió un trago a la botella.Sanji que había prestado atención se dirigió hacia mi rápidamente,se arrodilló y saco una flor de la manga que me tendió.
–Oh Rene-swaan, tu voz ha hecho que termine de reafirmar mi sentimientos por ti.–Dijo muy dramáticamente el rubio con una mano apoyada en el pecho y la otra extendida, parecía un actor de teatro.Miré a Zoro entre avergonzada y confundida.El me devolvió la mirada mientras sonreía tenuemente y le daba un trago a la botella.Estaba apoyado en la encimera, en el lado derecho de la cocina,no podía apartar los ojos de el.Zoro y yo habíamos pasado toda la noche juntos y aunque solo bebimos y nos reímos es indudable que siento una fuerte atracción por el.
La verdad es que me lo follaba pensé mientras lo veía allí apoyado.Aparte la vista y me fijé de nuevo en el rubio.
–S-s-san-sanj-ji...–Solo dije su nombre apenada porque no sabía que más responder.Sus enormes ojos en corazón hacía que me viera reflejada ellos.El peliverde chasqueó la lengua y frunció el ceño.Empujé de la frente del cocinero para atrás intentando que saliera de la fase rem en la que estaba y me incorporé.
–¿Te p-pa-pas-s-sa a-algo-go?–Pregunté notablemente molesta hacia el espadachín.El bebió solemne.
–No es momento de hablarlo–Secundó.Sanji también miró en dirección de Zoro.–Estas de resaca–Dijo y me miró.
– ¿y tú n-no?–Respondí.Sanji se incorporaba mientras hablabamos, se sacó una cajetilla de tabaco y un mechero y prendió uno.Inaló el humo proveniente del alquitrán sólido que consume y suspiró expulsandolo.
–René eres un amor y muy hábil en tu trabajo...–Zoro volvía a ser el chico que me estampó con la pared el primer día que puse un pie aquí.Su voz,que había sido dotada de cierta calidez volvía a ser tan fría y profunda como al principio.–Yo...te admiro mucho y admiro que con tu...–Negó con la cabeza y se apoyó de nuevo en las tablas de la cocina, buscaba las palabras.–Has llegado muy lejos desde luego pero eres un riesgo...–Secundó.Miraba a Sanjin quien con una mano fumaba y con la otra apretaba la encimera.En esos momentos quería que acabara,que lo dijera,ahora que había encontrado un lugar en el mundo,que sentía que le pertenecía a algo más grande....resulta que solo soy un estorbo,el eslabón débil,en la que nunca confiarían,se me hizo un nudo en la garganta.Cuando Zoro volvía a abrir la boca para darme el golpe de gracia el pelo rubio de Sanjin se deslizó por la habitación y le cargó un puntapié al de pelo verde que le hizo caer de boca en el suelo.
–Dije que te callara ¡imbécil!....¡Estás hiriendo a la dama!¡Es nuestra nakama!–Zoro se pasó una mano por la nuca,creo que aún estaba borracho.Yo comencé a llorar.Fue silencioso pero desde luego el lo notó,lo vi en su cara.
–Termina–Dije limpiando una lágrimas,Sanji corrió a darme una abrazo, no lo acepté.Queria ver a mi amigo a la cara mientras me ejecutaba.
–Sin poder hablar eres un estorbo.–Espetó.Sanji se incorporaba para el segundo asalto pero lo frené con una mano.
–Tiene razón.–Dije.Abrace a Sanji y susurré un gracias,luego me agaché para poder ver directamente los ojos verdes tan atractivos anteriormente que me hacían no poder mantener la mirada.–Cuando no estés borracho pasate por mi estudio.–Me volví a incorporar y le dediqué una sonrisa al cocinero para abandonar finalmente el lugar,en la puerta me topé con Luffy sujetado por Robin,ambos iban muy borrachos.–Lle-ga-gai-s-s a e-es-t-ta-tar a-an-ant-tes-s y ar-rde tr-tro-y-ya–Ellos se rieron sin entender muy bien a lo que me refería, espero que no malpensaran.
El cocinero miró a Zoro lleno de furia y resentimiento, caminó hasta el y lo levantó por el cuello de la camiseta.–Camina...puto borracho–Susurro esto último.Los dos hombres pasaron junto a su capitán y la mujer dedicándoles unas falsas sonrisas gentiles que se desvanecieron en segundos, ya sabían a dnd iban,no era la primera vez desde luego.En el pequeños jardín de naranjas hallaron el lugar perfecto.
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Mejórame...
FanfictionEntras bajo tu propia responsabilidad, el que avisa no es traidor.