III. En La Habitación Del Amo

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¿Amo? Ese idiota se había referido a sí mismo como Amo, y encima de todo planeaba que yo lo llamará así.

– Estás equivocado si piensas que voy a llamarte Amo, no se quien carajos seas ni que mierda quieras pero conmigo no vas a conseguirlo, Melón.– Conteste furioso, por eso odiaba este maldito sistema, porque imbéciles como el pensaban que podían manejarnos solo por tener dinero.

— Un chico con demasiadas agallas como para ser un esclavo, te lo voy a repetir solo porque me agradas y hoy amanecí de buen humor. Estas encerrado en la mansión Keelh, si quieres seguir vivo vas a llamarme Amo y mi nombre no es Melón, es Mello, pero no te preocupes, después de esta noche vas a recordarlo muy bien después de estarlo gritando. – Sonrió victorioso, este maldito perro.

– No me interesa como te llames ni las perversiones de tu cabeza enferma, vas a dejarme salir de aquí. – Asegure manteniéndome firme, con tipos como este no podía mostrar miedo, al menos no si quería conservar mi libertad.

– Me agradas Matt, va a ser divertido dominar a esa fiera que tienes dentro, voy a disfrutar tenerte gimiendo mi nombre debajo de mi. – se levanto.

– Quiero que lleven a este chico a su habitación, que se de una ducha y vaya a la mía después, comeremos ahí, ordenen a los otros esclavos no molestarme. – se dispuso a irse pero antes de hacerlo volteo a ver al gorila mayor. – Por cierto Karl, si se te ocurre ponerle un dedo encima, voy a hacer que el chico decida tus formas de tortura. – dicho esto salió de la oscura habitación.

Los tipos me escoltaron a través de unas enormes escaleras, el lugar era de verdad una mansión. Por donde quiera que veía se notaban puertas, escaleras y largos pasillos. Olvide cuántos pisos subí antes de llegar frente a una puerta color crema.

–Esta será tu habitación de ahora en adelante, mocoso– dijo Karl de quien ahora sabía el nombre. – Duchate y ponte una de las prendas del armario, hazlo rápido porque al amo no le gusta esperar,cuando termines presionaras el botón azul que se encuentra junto a tu cama. – Sé fueron justo después de darme las indicaciones y yo pude finalmente entrar a la habitación.

¡Joder! Fue mi primer pensamiento al ver el lugar, una cama perfectamente tendida estaba enmedio a sus lados estaban las mesas de noche, la de la izquierda tenía el botón que el tipo mencionó. El lugar era precioso para mi, jamás había visto algo tan bonito. Las posadas en donde solía quedarme tenían simples camastros o cobijas en el suelo, sin mencionar que aprestaban a caño.
Dentro de la habitación habían dos puertas una era el baño, uno de azulejo blanco con una regadera ubicada sobre una tina. El imbécil quería impresionarme con lujos.

Me metí a la ducha y llore, porque me habían atrapado, porque no pude huir, por ser un esclavo más uno que siempre jure que no sería.
La vida es decepcionante sobre todo si no tienes dinero o poder y tenía que empezar a acostumbrarme a eso.

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No sabía cuánto tiempo llevaba bajo el agua, pero por mi piel arrugada podía deducir que era bastante. Aún no sabía si era porque no quería salir y estar a merced del rubio altanero o porque tenía semanas sin poder ducharme, además jamas lo había hecho con agua caliente. Era la maldita gloria aunque me pesará admitirlo.

Sin poder posponer más mi destino, salí de la regadera y envolví mi cadera con una de las toallas que estaban en el mueble de baño, todas tan blancas y suaves que deseaba llevarme una cuando escapará. Una vez fuera del baño, me dirigí al armario...¡Por dios! Habían miles de conjuntos y prendas en aquel armario pero solo una pequeña parte era ropa decente, el resto simplemente parecía ropa de cabaretera. "Idiota, serás un esclavo sexual, ¿qué esperabas?" dijo mi subconsciente.
Tomé un pantalón negro y una polera a rayas, no tenía idea de si combinaba pero me daba lo mismo. Cuando termine de vestirme, me recoste en la cama un momento. Suave,fue lo único que pude pensar.

Observe a mi alrededor en busca de alguna ventana, pero no había ninguna en la habitación además de la que estaba en el baño, una ventana en la que apenas un recién nacido cabría. Sin más opción, presione el botón del que George y Karl me habían hablado cuando vinieron a dejarme. Una pequeña alarma sonó y yo brinque debido al inesperado sonido,minutos más la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a un joven bajito de cabellera blanca.

–Hola, soy Nate pero aquí todos me llaman Near, seré tu asistente. – lo mire confundido ¿mi asistente?¿Ahora los esclavos tenemos asistente? – Te llevare a la habitación del amo Mello, tardaste bastante y debe estar algo molesto.
Caminamos fuera de la habitación, hasta que encontramos un elevador,¿era una maldita broma, un elevador en una casa? Y si había uno,¿Por qué me hicieron subir las malditas escaleras?

–Este elevador es únicamente del amo, todos los demás esclavos debemos usar las escaleras. – contestó como si leyera mi mente. – Te dejara usarlo solo si duermes con él, aunque no es una regla general solo hay dos personas en todo el lugar además de el que pueden usarlo. La primera es Misa, una irritable esclava que por alguna razón es de sus favoritas y la otra persona es Light, otro esclavo. –

No me interesaba dormir con él, yo iba a salir de aquí y a dejarselo bien claro. Cuando estuvimos frente al elevador Nate se detuvo.

–Yo lo puedo ir, pidió que entrarás solo y así será, solo espera a que llegue  hasta el último piso,mucha suerte. – Aquel pequeño no parecía malo, era amable así que no debía ser grosero con él.

–Muy bien, Near muchas gracias. Y por cierto me llamo Matt. – Sonreí por primera vez en el día.
–Un gusto Matt, hablaremos después.– las puertas del elevador se cerraron y este se puso en marcha.

En los minutos que duró el trayecto a el piso de Mello, mi estómago no dejó de hacer extraños sonidos debido al hambre. El ascensor se detuvo y tras un sonido que aviso que había llegado al piso indicado, las puertas se abrieron.

–Era hora de que llegarás, creí haber pedido que no me hicieras esperar. – di un paso enfrente para entrar a la habitación y un fuerte aroma a comida hizo a mi estómago rugir nuevamente. Mello pareció percatarse y soltó una risita.

– Sé que te mueres por mandarme al diablo, pero es mejor que te alimentes ahora si quieres tener energía para hacerlo. – Y odiaba obedecerle pero, tenia hambre, esa fue mi mejor excusa. Intento tomarme de la cintura pero me aparte rápidamente, no volvió a intentarlo.

Una mesa llena de comida estaba puesta a unos centímetros de la cama, había muchísima más comida de la que había ingerido en los últimos años.

– No se que querías así que pedí un poco de todo. – ¿un poco? Esa comida alcanzaba para alimentar a toda una familia. – Come,necesito que tengas energías para esta noche.

Estaba a punto de servirme un plato con puré de patatas pero aquel comentario me revolvió el estómago. ¿Mi primera vez sería con un imbécil que ve el sexo como Hobbie y a las personas como objetos?

–No tengo hambre. – Le contesté dejando el plato sobre la mesa.
–Tu estómago dice otra cosa.
–Pues me interesa un bledo lo que digas tu o mi estómago.– Su rostro se torno serio y sus ojos se volvieron un tono más oscuro.

–Voy a dejar las cosas claras maldito mocoso insolente, aquí vas a hacer lo que yo diga porque soy tu amo,así que vas a llamarme amo o señor,si no quieres hacerlo por mi no hay problema pero ni siquiera sueñes que eso te devolverá la libertad, todo lo contrario. Pasaras los días que sean necesarios en el sótano en donde estuviste y esta vez no voy a detener a nadie que quiera divertirse contigo,no pienses que eres especial porque no es así, ahora vas a comer y después te vas a desnudar para que te folle como nadie lo ha hecho jamás, ¿entendido?.

Para ese momento las lágrimas de impotencia ya estaban saliendo de mis ojos.
–¿Entendido?– volvió a preguntar
–Si.
– Si, ¿que?
– Si, señor.







Hola.
Si alguien sigue leyendo esta historia les agradecería que me lo hicieran saber en los comentarios.
Perdí mi contraseña y no había podido actualizar hasta ahora.
Pero estoy de vuelta.

Esclavo || MelloxMattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora