El gran salón estaba lleno de la aristocracia cuando Elizabeth entró del brazo de William por la puerta. Nicholas se disculpaba por no acompañarla, llegaría un poco tarde por algunos compromisos, y la dejó en sus manos.
-Va a llegar a tiempo.
-¿Lo crees, lo supones, lo imaginas...o qué?
-Lo sé.
-Gracias por todo Will, has sido demasiado bueno conmigo.
-Eres una buena persona, mereces que te sucedan cosas buenas.
Pero según la experiencia de Elizabeth, las cosas buenas no le sucedían a los buenos, si no a los que menos lo merecían; por ejemplo, ella no merecía un príncipe o un archiduque, y precisamente estaba del brazo del segundo de éstos.
De inmediato, los presentes se acercaron a darle sus regalos y a felicitarla por llegar a la mayoría de edad. Ninguno de esos abrazos era real, todos eran casi tan falsos como las personas que los otorgaban, excepto William, él estaba ahí por ella, por su verdadera amistad. No importaba lo poco que habían pasado
juntos, si no el lazo que se creó sin esfuerzo. Él últimamente era su mejor amigo, Nick acostumbraba pasar sus horas cabalgando con Clarissa, ella era la única que disfrutaba la equitación tanto como él; o practicando tiro con arco al lado de la rubia que tenía la mejor puntería.
-¿Podrías concederme el primer baile, o prefieres esperar a Nick?
-Yo... amm... No lo sé. No estoy segura de que tan tarde pretenda llegar.
Para su mala fortuna, Clarissa tampoco estaba cerca, nadie había visto ni al príncipe ni a Lady Johnson desde unas horas atrás. Cada vez era más evidente que mucho tiempo atrás Nicholas ya había tomado su decisión. Por eso no quería bailar con nadie más, y la eligió momentáneamente a ella, la más inofensiva, porque ya había elegido a la bella Clarissa.
Quería llorar, definitivamente no quería volver a verlo nunca jamás, solo deseaba que se acabara el día, que llegara la hora de abordar el avión y no tener nada que ver con él otra vez, ni él, ni Clarissa ni nadie más.
-Creo que será tu deber ayudarme a abrir el baile-
-Será un honor Duquesa Lizzie-
Era su fiesta de cumpleaños, por primera vez podría ser el centro de atención y todos tenían que guardarse sus comentario agrios o sus criticas ácidas hasta el siguiente día cuando ya no estuviera presente.
Sonó uno de esos valses modernos que últimamente se estaban poniendo de moda en esos bailes, tenía todavía ese nudo en la garganta y temía romper en lágrimas en cualquier momento; sin embargo, el brazo de Will en su espalda le daba cierta confianza. Él la mantendría estable.
ESTÁS LEYENDO
Destino y deber
RomanceElizabeth Archibald pertenece a la aristocracia moderna, siempre eclipsada por su hermosa hermana, por lo que su vida es muy aburrida... hasta que conoce a Nicholas de quien se enamora a primera vista... y a quien no ha reconocido como el príncipe. ...