Tom es el tipo de novio que saldría corriendo del trabajo en mitad de una tormenta para ir contigo a casa.
Daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Así que salí de la habitación y fui directo a la cocina,
a preparar un poco de té, en lo que esperaba que este listo el agua.
Logré divisar la ventana y pude ver como se deslizaban las pequeñas gotas de agua por la ventana como si fuese una carrera compitiendo unas con otras. De la nada se hizo presente el ruido de un gran rayo que iluminó la noche y erizo mi piel.-Odio esto-pensé.
Estaba tan perdida en mis pensamientos que me asusté cuando escuche el silbido de la pava avisando de que el agua está listo. Lo serví en una pequeña taza y arrastre conmigo una manta y me puse cómoda en sillon.
-¿Aún despierta?-comentó un una voz detrás de mi.
Deje la taza en la mesa y gire a verlo. Y ahí estaba mi novio parado con su
1.88 de alto con una sombrilla y su malentien en la mano y todo empapado por la tormenta. Me acerqué a él para abrazarlo y besarlo.- No lograba dormir a causa de la tormenta, además no te oí llegar.
-Pensé que dormías por eso no hice ruido. -Respondió -Cielo yo también te he extrañado pero estoy todo empapado y no quiero mojarte. -
depósito un peque beso en mis labios.-De acuerdo ve a cambiarte, mientras tanto te prepararé algo de té.
Lo vi desaparecer por las escaleras, puse a calentar un poco más de agua.
Abrí la alacena he intente alcanzar la taza de Tom pero me fue imposible, estaba muy lejos y no soy lo suficiente alta. Lo intente una vez más. Hasta que sentí un brazo rodear mi cintura, pegue un pequeño salto del susto y vi aparecer una mano alcanzar con éxito la taza.
Sentí su risa en mi cuello al igual que su aliento y los beso que depositaba. Me dio vuelta y una vez cara a cara estampó su boca en la mía.-Tal vez tenga que salir corriendo del trabajo más seguido.
-¿Corriendo? ¿porque? ¿acaso no has terminado?.
- Se que odias las tormentas. Así que salí corriendo de la oficina para estar contigo - depósito un beso en mi frente y me estrecho con fuerza entre sus brazos.
- Vamos. - nos arrastró a ambos hacia el sillón.
Él se sentó primero para luego acomodarme entre sus piernas y así descansar mi cabeza en su pecho, luego nos tapo a ambos.