Tom es el tipo de novio que adora las sorpresas y más si son para ti.
El reloj de la pared marca las 01:00 am. Me acomodó mejor en el sillón, la luz que emite de la televisión alumbraba débilmente el living.
Bobby se encuentra descansando en mis piernas, ambos estamos tan aburridos y ya he recorrido todos los canales en busca de algo interesante para ver. Me di por vencida después de un rato y lo dejé en cualquier canal que vi que empezaba una película.— Ya encontraremos algo que ver — acaricié la cabeza de Bobby, y por su reacción él también estaba de acuerdo.
No me di cuenta en qué momento me había quedado dormida, sentí como Bobby se movía entre mis brazos algo inquieto.
Me moví un poco y escuché susurros y pasos no le di tanta importancia seguramente era la televisión y me acurruque más en sillón, sentí como Bobby lamía mi cara.—Mmm... no, para ya. —murmure, intente taparme la cara en forma de escudo pero fue inútil. Como respuesta obtuve ladridos y por como intentaba moverme con su pequeño hocico, no me quedo mas remedio que levantarme. Emití un pequeño gruñido y pase mi mano por mi cara en un intento de despejo y obviamente limpiarme la baba de Bobby. Quien aun se movía en el sillón.
—Bien, ya estoy despierta ¿que te sucede?— pregunte en un susurro.
— Anda pequeña dormilona, no viaje desde muy lejos para verte gruñir. — respondió.
A mi cabeza le tomo tan solo un minuto en reconocer esa voz con un inconfundible acento ingles. Gire mi cabeza sobre el sillón, y lo vi a mi novio recostado en la pared. No lo había visto en tres largos meses, su cabello rubio estaba más largo al igual que su barba. Estaba descalzo y con su característico pantalón azul de dormir, estaba sin remera y pude ver que subió un poco de peso. Aun así se veía increíble, y lo mejor de todo era que estaba en casa.
— No lo puedo creer. ¿Esto es un sueño? —pregunte.
— Eso depende de lo que hayas soñado. —respondió.
Él en tan solo un par de pasos elimino la distancia entre nosotros y me en volvió entre sus brazos enterrando su nariz en mi cabello. Deposito un beso en mi cabeza. Me levanto del sillón y envolví mis piernas en su cadera.
— Te extrañé. ¿Porque no me has avisado que vendrías?— pregunte.
—Sorpresa.— respondió.