Vos sí que no tenés problema, ¿eh? Estás ahí, siempre igual, como si todo te diera lo mismo. Te confieso que por momentos tengo ganas de romperte todo, y de sacarme la bronca con vos; pero sería injusto, no tenés nada que ver, vos sos nada más que un pedazo de tela que no puede defenderse. Como yo, que soy nada más un pedazo de nada que no puede...Esto nos une, ser "nada más".
Fijate que hice con vos lo que hicieron conmigo. Te di un nombre y un lugar, te cuidé de las manchas del tiempo como a mí me cuidaron de las manchas de la calle. Pero al final, no somos otra cosa más que una cosa, una cosa que se parece a un chico y otra cosa que se parece a un conejo.
Hablar con vos me hace bien, me calma, te cuento todo y me escuchás atentamente. Pero me enoja mucho cuando te pido una opinión y no decís nada. Me enoja cuando te hablo de algo serio y tu cara sonríe, cuando busco calidez en tus ojos y no hay más que reflejos de luz.
Me enojo tanto que tengo ganas de arrancarte las orejas, ¡de cortarte la cabeza y de pegarte en los dientes!!
¡¡pasaste a ser nada para mí; apenas una bolsa de tela que se parece a un conejo, o un pedazo de carne que se parece a mi padre!!!
Perdón.
Perdón.
No quise hacerlo.
Perdón.
Cien veces perdón.
