Día 5: En el escritorio

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Era estresante tener que llegar al trabajo y pasar todo el maldito día sentado en el escritorio con el trasero adormecido mientras su jefe se paseaba de un lado a otro con su lindo rostro, observándolos trabajar como si no tuviera nada mejor que hacer, era tan malditamente injusto como ese imbécil ganaba millones con solo estar allí regañándolos a cada uno si algo no estaba listo a la velocidad de la luz.

- ¡Tenemos muchas cosas que hacer, así que no perdamos el tiempo en hablar, trabajen diligentemente, por favor! – Habló con potente voz el hombre alto de hermosos labios antes de observar al pelinegro – Min, quiero ese informe en mi oficina al finalizar tu turno

- Sí, señor Kim

Observó al mayor retirarse del lugar como si fuera lo más deseado del lugar, bueno, tal vez lo era, pues nadie podía negar que la belleza de Kim SeokJin hacía babear a más de uno, hombres y mujeres por igual; y por desgracias, Yoongi era uno de esos pobres que no podía evitar fantasear con su jefe, por muy irritante que pudiera llegar a ser.

El tiempo estaba pasando bastante rápido, incluso observaba el reloj de vez en cuando para asegurarse del tiempo que aún le quedaba para entrar el dichoso informe e irse a casa, quizás así podría dejar de pensar en su inhumanamente guapo jefe y todo lo que desearía hacerle a su perfecto cuerpo.

- Ya vamos a salir, Yoongi Hyung, no tienes que mirar así el reloj – Giró su rostro para observar a tierno chico de hermosas mejillas sonreírle.

- Tienes razón, Jimin – Le regresó la sonrisa antes de observar los papeles frente a él – Solo quiero entregar esto e irme de una vez

- Bueno, si te sirve de consuelo, los chicos estaban planeado ir a beber para celebrar el fin de mes y yo pensaba invitarte, claro, si tú quieres ir

- Suena bien, los alcanzó en el bar luego de entregar esto al jefe ¿De acuerdo? – Observó al menor sonreírle, asintiendo con alegría antes de irse.

Sabía desde hacía tiempo que Park Jimin estaba interesado en él de otra forma, algo más allá de una amistad de colegas de trabajo y no podía negar que el menor era lindo, por supuesto que no, tenía la sonrisa de un ángel y las mejillas más apretables que había visto jamás, pero no podía darse el lujo de darle esperanzas a su amigo, no si Kim SeokJin estaba en su mente cada noche.

Decidió quedarse allí, esperando pacientemente mientras todos los demás empleados abandonaban el lugar, era costumbre de su jefe recibir el último informe del día cuando todos ya se habían retirado, así podía quedarse solo en la empresa revisando papeles sin que nada ni nadie lo molestara.

Se levantó de su puesto, caminando con el papel en sus manos dispuesto a dejarlo lo más rápido posible y salir de allí. Al llegar tocó la puerta, entrando apenas recibió una respuesta en el interior, pero esperando unos segundos al ver la seña de su jefe, indicándole que estaba en algo serio en el teléfono.

- ¡Mierda, Ken! ¿Sabes lo que eso significa? – Su expresión solo denotaba lo molesto que estaba - ¡Maldita sea, entiende que no puedo adelantar las cosas así, tengo a mi empleados hasta la coronilla, no voy a presionarlos, soluciónalo ya mismo! – Colgó la llamada con un enojo perfectamente visible en su rostro.

Yoongi suspiró antes de acercarse, colocando los papeles sobre la mesa – Aquí está el informe, señor Kim

- Gracias, Min, ve a casa a descansar, nos veremos el lunes temprano – Yoongi asintió, dispuesto a retirarse pero siendo detenido por la forma en la que su jefe estaba masajeando su sien y no pudo evitar quedarse a observarlo.

- ¿Todo bien, señor?

SeokJin levantó la vista para observar a su empleado – La verdad no, Min, pero no es algo de lo que debas preocuparte, ya lo solucionaré – Estaba por despachar al pelinegro cuando una idea cruzó por su cabeza – Aunque, si lo pienso bien, es bueno tenerte aquí

- ¿Necesita que haga algo por usted, señor?

- La verdad si, Min – SeokJin se levantó de su asiento, caminando hasta quedar frente al escritorio, recostándose en él, deslizando su mano hasta alcanzar el cinturón del menor, atrayéndolo a su cuerpo de forma descarada – Eres el empleado al que más le tengo confianza y el que más me llama la atención, no lo puedo negar

Yoongi trataba de no perder los estribos, porque esa situación no podía ser real - ¿Señor...? – SeokJin utilizó su mano libre para cubrir sus labios.

- Te he visto mirarme, Yoongi, sé que no te soy indiferente y ambos estamos solteros, así que no veo porque no podamos aprovechar y liberar un poco de la tensión que desde hace semanas, ambos llevamos encima ¿Qué dices?

¿Qué, que decía? No necesitaba responderle porque de inmediato sus labios atacaron los de su jefe con pasión hambrienta, denotando lo mucho que también deseaba ese encuentro tan fuera de lo común, tan malditamente caliento porque sí, su jefe lo sacaba de quicio, sí, a veces deseaba matarlo, pero estaría loco de no aprovechaba esa oportunidad.

SeokJin sonrió entre el hambriento beso, completamente satisfecho por la reacción de su empleado, porque siempre fue un hombre atento a su alrededor y las miradas de sus empleados no eran discretas las mayoría de las veces, pero solo un par de ojos eran lo que llamaban su atención, aquel empleado de mirada de pocos amigos, incluso le encargaba los informes finales con la excusa de ser el último rostro que viera al finalizar la jornada.

El ambiente comenzaba a tornarse más caluroso, sus ropas estaban siendo un estorbo a medida que el beso aumentaba de intensidad. SeokJin se sentía cada vez más aprisionado contra el escritorio que prefirió deslizar su mano para tirar cualquier cosa que estuviera allí y poder subirse.

- Espero lo hagas tan bien como besas, Min – SeokJin retiró su corbata y desabrochó su camisa, dejando ver su perfecto cuerpo – Mira que me sentiría decepcionado si no me haces sentir en el maldito paraíso

Yoongi sonrió, retirando su propia ropa hasta que ambos estuvieron completamente desnudo – No se preocupe, señor, hasta en el infierno lo escucharan gemir mi nombre

Tomó con fuerza las piernas del mayor, tirando de ellas y abriéndolas, la espalda de SeokJin completamente recostada sobre el escritorio, dándole a Yoongi una linda vista de su entrada, llevando uno de sus dedos a sus labios para humedecerlo e introducir el primero con desesperación, contento de como ver que su jefe lo recibía.

Introdujo otro dedo luego de ver como el lugar se adaptaba perfectamente al primero, haciendo movimientos de tijera mientras las respiraciones de SeokJin se hacían más irregulares - ¡No quiero tus dedos, Min, entra de una vez!

- Como quiera, señor – Sacó sus dedos escuchando el quejido de decepción del mayor al sentirse vacío.

Se acomodó para introducir su miembro, agradeciendo que el escritorio tenía la altura perfecta para lo que estaba por hacer, ni siquiera esperó a que la entrada de SeokJin se adaptara al intruso en su interior cuando comenzó a embestirlo con fuerza, sintiendo como aquel carísimo escritorio se tambaleaba.

- ¡Mierda, Min! No te detengas

Sonrió, por supuesto que no estaba dispuesto a detenerse, su mano viajó al miembro desatendido del mayor, bombeando con la misma intensidad de sus embestidas, escuchando con deleite cada grito de placer que su jefe dejaba escapar sin pudor alguno, inundando por completo el lugar y haciéndolo agradecer de que no quedaban más que ellos en el edificio.

El sudor no dejaba de correr por sus cuerpos, estaban llegando al clímax, para suerte del pobre escritorio que parecía que no aguantaría más toda aquella intensidad. Ambos se dejaron venir al mismo tiempo, tratando que sus corazones no se salieran de sus pechos y que sus respiraciones regresaran a la normalidad, pero sin ninguna intensión de separarse el uno del otro.

- ¿Sabes, Min? – El menor lo observó, su jefe se veía tan malditamente sexy en ese estado – Quizás la próxima vez, deberíamos hacerlo en un lugar más cómodo

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S-E-X-Y *-* 

30 Days of Smut Challenge   °°YoonJin/JinSu°°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora