Marina Brown
Es la 1 am, seguimos de fiesta y mis padres no parecen tener si quiera la intención de regresar a casa . Por mi parte ya estoy cansada e incómoda.Decido escabullirme y salir a tomar un poco de aire a la terraza de enfrente.
—No puedo seguir así, Andrea. Sabes...–Escucho de pronto y es Juan, el hijo de Elena. Nota mi presencia antes de que yo pudiese regresar a la fiesta.– te hablo luego.–
—Perdón. No sabía... no quería...
—No te apures, igual me acabas de salvar de hacer algo de lo que me puedo arrepentir.—me responde sobando su cabeza, estaba tenso.
—Igual perdón. —dije apenada— ¿estás bien?
No lo recordaba mucho pero sentí la necesidad de preguntarle. A todos les viene bien hablar sobre sus problemas.
—Eh, pues ya estoy acostumbrado.—tomó asiento en un sillón de exteriores.
Se creó un silencio que terminé por romper después de unos largos segundos.
—No deberías. —el me miró extrañada— acostumbrarte, digo. Si no eres feliz tienes el poder de cambiar las cosas. Ahora mismo si estás sufriendo solo pierdes el tiempo. Dañan más al corazón si posponen lo inevitable, se lastiman más, termina siendo peor y.... – seguía viéndome con el ceño fruncido.– Discúlpame, no sé bien que estas pasando y yo... mejor me callo.
—No, no. Pasa que llevas mucha razón, solo que nadie me había hablado así de directo. Supongo que no tengo el valor para terminar las cosas, el valor de poder estar solo después de estar tanto tiempo con alguien a mi lado.
Suspira y yo tomo asiento junto a él.
—Cuando empiezas a vivir más momentos tristes y de peleas que de felicidad y amor con alguien, es momento de analizar la situación, ver qué es lo sano. Aparte, estar solo un tiempo es el mejor regalo que te da la vida cuando terminas una relación difícil. Hace que aprecies más los actos de las personas a tú al rededor.
El sonríe viendo hacia sus pies y voltea a verme a los ojos.
—Tienes razón, otra vez.
No había visto que lindos ojos tiene. Sentí que podía conectar mi alma con la suya al verlo directamente a los ojos. Eran cafés pero no un café cualquiera, un café que si o si te quita el sueño.
—Ninaaaa pero si aquí estásss—interrumpen el momento.
—Si, Nat, necesitaba respirar un poco de aire fresco.
—Ay amiga ven, te quiero a presentar a mi mejor amigoo, esta churríssssimo. —dijo Nat tomando mis manos. Efectivamente estaba ebria.
—Eh, no, Nat. No hace falta.
—Es tu primera fiesta desde que regresaste de tu internado Nina, mereces unos besitos de algún niño guapísimo. ¿O prefieres las chicas? Si es así dime, no juzgamos ¿verdad Isa?
—Reí un poco— Eh es bueno saberlo pero no es eso, simplemente no quiero.
Juan solo sonreía a medias, se le notaba incómodo.—En realidad estábamos charlando, Nat.
—Ay aguafiestas, no. Ella es MI amiga, si querías hablar con alguien hubieras traído a tu novia.
Uh. Mal momento para mencionarla.
—Creo que me iré a casa. Estoy cansada, quizá mañana podamos hacer algo. Deberías venir conmigo, hacemos una mini pijamada. –Natalia me examina con los ojos entrecerrados.
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11 Besos - Juan Pablo Isaza
RomanceCon un beso llegó la calma, con un beso se fue el dolor, de esos besos que ganan guerras a tu favor. Unos besos salen del alma y otros besos del corazón, y la magia es que yo en tu boca encontré los dos. Fanfiction de Juan Pablo Isaza de Morat. Hiss...