11 Besos - Juan Pablo Isaza

CAPITULO 10

Marina Brown
Honestamente estaba agotada pero gracias a mis chicas, me di cuenta que no valía la pena llorar más.

A nadie le deseo no poder dormir por preguntarse porqué no es suficiente para alguien.

Nos despertamos a eso de las 10 am. Me encuentro hinchada y adolorida, dormí mal.

Bajamos rápidamente al oler comida y recordar que, los chicos no saben cocinar.

Por suerte al bajar nos encontramos a Hilda cocinando el desayuno y a los rolos esperando en la mesa.

—Buenos días, cielo.—dijo Alicia plantándole un beso a Simón.

Se me escapa una pequeña sonrisa un tanto nostálgica.

Nunca tuve algo así con Leo.

—Buenos días. Hoy vas al concierto ¿verdad, Mari?—dijo Marto dándome un beso en la mejilla al salir de la cocina con un plato de tostadas.— Están todas invitadas, solo tienen que convencerla para que vaya—le dice a Olga y a Sara. Ellas me ven como perritos regañados.

—No me perdería por nada su concierto. Es mi primer concierto de ustedes, chicos. Que mal que no estoy en mis mejores ánimos.

Martín hace una mueca triste y planta otro beso en mi mejilla para después dirigirse a la mesa a sentarse.

Al avanzar, deja al descubierto a Juan, que se encontraba frente a nosotras viendo la escena.

Lo miro y me mira, es como si el mundo no girara.

—Bonito día.—dice sonriendo un poco dejando boquiabierta a Sara, que lo amaba.

—Cierra la boca ¿quieres?—le dije un tanto molesta.

Más que molesta, celosa.

Todos rieron por mi comentario. Isaza le sonrió a Sara muy coquetamente para mi gusto.

Las ganas de llorar están regresando.

Al parecer no soy suficiente para ningún chico. Leo me usa, Isaza ni siquiera me toma en cuenta como algo más que su amiga, eso último me duele más.

—Mari ¿estás bien?

Los veo a todos observándome, esperando por mi respuesta pero no puedo formular ni un "si". Entro en pánico, solo niego con la cabeza y corro nuevamente a mi habitación.

—María, tienes que dejar de hacer eso. Creí que habíamos acordado que Leonardo no vale la pena.

—No me digas María, tonto.—le digo a Martín que se encuentra recargado en el marco de mi puerta y el suelta una carcajada haciéndome reír a mi también.

—¿Qué pasó? Ya olvídate de él.

—La verdad... no es por él que estoy llorando.

—¿Ah no?

—O sea, ayer sí, pero hoy no... yo... no te puedo decir por qué pero en serio que no es por Leo.—dije limpiando mis lágrimas— Nunca voy a ser feliz con nadie. Yo creo que mejor me hago lesbiana.

—Por más que me encantaría verte con otra mujer... —le dejo un golpe en el hombro— No. Hay un chico por ahí que vive y muere por ti, a lo bien, y tu estas tan cegada que no te das cuenta.

—No me importa si el mismísimo Zac Efron vive y muere por mi. Yo vivo y muero por otra persona.

—Épale, esa no me la sabía.

—Pues es todo lo que sabrás.

—Y entonces por qué...

—Leo fue mi primer amor, si es que le puedes decir así. Por eso decidí intentar algo con él, aunque mi corazón le pertenece a otro wey. Creí que de esa forma iba a superar al otro y pues ser feliz con él. Al final, me equivoqué— solté un suspiro—