Capítulo 3 "El testamento de mamá"

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— Bueno, para empezar, cada uno dejó un testamento separado. Diana lo ha hecho a mano y en un sobre sellado, mientras que Carlos ha ido al notario, pero ambos tienen la misma validez legal. Comenzaré leyendo el de Diana. —dijo sin mucho entusiasmo el licenciado. Pareciera que esto es sólo un trabajo más, seguro por eso nos sacó tan apresuradamente del funeral... una persona considerada se hubiese esperado a que éste terminara para luego proceder con el asunto, ¡pero nooo!... tiene que ser el mismo día, el primer día del velorio....

–  Aquí están las cartas

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– Aquí están las cartas. Es una para usted señora Lorena, otra para usted señor Jorge y por último, Susana esta es tuya. — Dios, estoy impaciente pero aún no quiero abrirla, no quiero que mi tío la vea por error, ese idiota no merece siquiera ver la letra de mi madre. Mi abuelo le da su carta a mi abuela, y ella guarda ambas en su cartera negra de piel y luego, ésta en su bolsa color marrón de Chanel. Que mujer más presumida, no puede disimular que tiene dinero. O sea, mamá también tenía de esas bolsas pero no las sacaba a todos lados como mi abuela, aparte casi todas esas eran los regalos de cumpleaños de mi abuela para mi madre, aun así ella siempre prefirió las cosas simples si la bolsa le gustaba le daba igual si era de marca o no, era una mujer asombrosa, y se ha ido... Estaré sola... o mejor dicho, estoy sola... Siento una pequeña lágrima, pero me la limpio rápido. Apuesto a que mi maquillaje ya es todo un desastre. Lucia me da unas suaves palmadas en la espalda que son más que reconfortantes.

—Ya pasemos a la parte importante, está claro que Diana estaba loca o que ella planeo el accidente, porque les seré sinceros fue en verdad muy extraño. Se descontroló el auto y a Susana no le ha pasado nada, a pesar de que iba con ellos— dijo Alejandro

— ¿Culpas a mi madre del accidente? Sí que estás loco, ella jamás aria algo así, adoraba a papá y nunca me dejaría sola a propósito —pareciera que se había olvidado que yo estaba presente...— ¡No voy a consentir que te expreses así de ella, si vuelvo a oírte decir algo parecido te sacare a rastras de aquí, me importa un bledo que hayan pedido tu presencia! – Oh si, estaba molesta, muy molesta...

Lágrimas de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora