Capítulo 6 "Buscando respuestas"

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- Claro querida, si es lo que quieres hazlo- lo dice con un tono tranquilo, pero neutral, es un poco extraño, todo asiento a su lado y le digo sin rodeos..

- Abuela, te diré algo y espero que me creas, ¡No estoy loca!, ni tengo una crisis. – Ella me ve interesada e intrigada, pero no dice nada así que continuo – He leído la carta que mamá me ha dejado y esta se quemó ante mis ojos al terminar de leerla y lo que es aún más raro, las llamas no me han quemado en lo más mínimo, ni siquiera sentí dolor y no han quedado cenizas o rastros de ella, como si jamás hubiera existido- Pensé que ella me interrumpiría de golpe desde que mencione el fuego mágico y que me reprendería por hacer bromas en un funeral, pero no, me ha escuchado atentamente, asintió cuando termine y volteo atrás para cerciorarse que nadie nos había escuchado y así era, yo también fui cuidadosa con eso.

- Vamos a comer algo y platicamos mejor, deja le aviso a tu abuelo a que restaurante iremos para que nos alcance después- Esto, no me lo esperaba, solo asentí y fui por mi bolso que había dejado a unos asientos de distancia, volteo y miro como ella habla con mi abuelo, no escucho lo que dicen pero el parece normal, me pregunto si le habrá dicho lo que le conté... mis padres no se guardaban secretos pero quizás ellos si...

Mi abuela me encuentra con la mirada y me invita a seguirla, yo camino en su dirección y evito a toda la gente que aun continua en el velorio, paso a un lado de lucia y le digo al oído – Ya vengo, saldré a comer algo con mi abuela.- no sé por qué le doy explicaciones pero pues ya lo hice, ella me sonríe y me contesta – Provecho nena, estaré aquí si me necesitas- siempre tan tranquila, quisiera poder mantenerme tranquila, pero lamentablemente soy alguien muy explosiva. Sigo a mi abuela hasta el auto pero cuando estoy por llegar, mis zapatos me juegan una mala broma y siento como mi cuerpo pierde el control y casi me doy de narices contra el pavimento, pero una mano me agarra fuertemente y logra estabilizarme, volteo y veo a un señor de unos 50 y tantos, que me sonríe amablemente. – Gracias ¿señor...? – me doy cuenta que aunque lo he visto muchas veces no se su nombre y nunca me había detenido a preguntarle.

- Lucas ¿Está usted bien señorita?- me pregunta con sinceridad.

- Si todo bien, gracias señor Lucas, me llamo Susana – contesto cortésmente, el me hablo amable pues contesto igual.

- Un placer Señorita Susana- dice y me abre la puerta del auto, entro sin mas y mi abuela está detrás de mi

- ¿Le ayudo con su bolso Señora? – ella le da el bolso y entra al auto, se sienta a mi lado con suma gracia y elegancia, me rio en mis adentros, yo solo salte dentro. – Al restaurante de siempre Lucas- veo como el asiente y entra también al auto.

- Te creo – dice ella con un tono bastante serio

- Gracias, pero ¿Cómo puedes creerme? Ni yo misma me creería – y es la verdad jamás hubiera creído ni una sola palabra de las que acabo de mencionar hace unos momentos.

- Hablaremos cuando lleguemos al restaurante – pensaba en discutirle que esto es demasiado importante, pero estoy tan exhausta que no digo ni pio, apenas asiento y me quedo callada.

Pasan unos 15 minutos hasta que llegamos a un restaurante lujoso, llamado "Cantones" tiene paredes de piedras y decoraciones de marfil, dentro el piso brilla de blanco y en las paredes hay diferentes decoraciones de colores crema, se nos acerca una señorita muy sonriente, su uniforme consiste en una pequeña falda gris pegada hasta medio muslo, una camisa de vestir blanco con un par de botones desabrochados y unos zapatos de plataforma negros de aguja y aretes a juego , trae las uñas color crema y un maquillaje ligero, ella tiene el cabello negro liso y planchado y unos enormes ojos color canela , es muy guapa y hace notar sus atributos bien.

- Señora Villareal Bienvenida, ya está listo su privado, por favor síganme – dice con un tono amable - ¿Es su nieta señora? – pregunta con un poco de temor.

- Si Miranda, ella es mi nieta Susana – dice sin mucha emoción mi abuela

- Un placer conocerla señorita Susana, yo estoy para lo que se le ofrezca – muy alegre la chica y nos conduce hasta una mesa que está encerrada, tiene 3 paredes a su alrededor y una puerta para entrar, parece muy exclusivo, pero yo me siento como pájaro enjaulado – En un momento más llega su mesero, hoy las atenderá Raúl – dice y nos deja los menús en la mesa, después sale pintada de ahí.

- Bien mi niña es hora de hablar - de me dice ella, no recuerdo cuando me senté. – lo que viste fue real – prosigue ella, yo solo la miro confundida, esperaba que me llevara a un psicólogo a que me dirán algo para mis delirios, bueno no me gustaría pero pensé que eso sucedería – Es inusual que tu madre aun pueda hacer eso, después de la muerte claro, regularme se pierden los poderes, aunque cabe mencionar que ella nunca fue "normal" ... - ¡¿Qué?! A ver... pausa... esto no está pasando, mi abuela ha perdido la cabeza, si eso ha de ser, ella debe estar dolida y también esta alucinando, creo que debo llamar a mi abuelo para que nos lleve a un hospital a las dos y rápido... Tomo mi celular y me levanto para poder llamarlo. – No me crees ¿verdad? – pregunta ella con fastidio, se le nota en el tono. No pienso contradecirla porque pelear con un loco solo trae problemas, levanto mi celular para poder llamar a mi abuelo cuando el aparato comienza a levitar fuera de mi mano, yo solo veo impresionada y espantada a la vez, pero que carajos está pasando, primero la carta y ahora esto, el universo quiere volverme loca, ahogo un pequeño grito – Espero que ya me creas por qué estar usando magia a diestra y siniestra me deja agotada, ya no tengo 20 años – dice y suena cansada.

- ¿Cómo has hecho eso? – pregunto con el hilo de voz que me sale

- Es mi poder, levitación, gravedad o como quieras llamarlo, puedo hacer que las cosas se muevan o floten a mis órdenes, ese es mi poder y antes de que digas nada el cuarto tiene un hechizo de silencio así que nadie puede oírnos, puedes hablar con total libertad. – me informa tranquila

Estoy a punto de decir algo cuando entra un joven de unos 28 años, este se presenta y toma nuestras ordenes, creo que mi abuela pide una jarra de té, almendrados para las dos y un arroz frito para compartir, Raúl se despide y sale del cuarto, yo apenas proceso la información que acabo de recibir así que pedir comida no está en mis prioridades.

- Magia, hechizos ... eres ... eres una bruja – le digo abrumada.

- Bruja no, soy una maga, es diferente, también hay hechiceros , pero ese otro tema. Tienes un linaje mágico Susana, tu madre era una maga de gran poder pero al casarse con un humano no se sabe si tú tendrás o no poderes, ya deberían manifestarse, salen a la luz cuando se tiene entre 10 y 12 años, tú ya tienes 15 y aun nada, es por eso que no te habías enterado de este asunto, por que Diana creyó que no había magia en ti y no era necesario hablarte sobre el asunto. – Esas palabras dieron justo en mi corazón, mamá había mentido toda su vida, nunca me dijo nada, ocultar las cosas es igual que mentir, ella me decía siempre eso. Las lágrimas comienzan a caer sobre mi rostro, tengo frustración, ira, dolor e intriga al mismo tiempo, es un torbellino de emociones, siento como todo en mi interior estalla, pongo las manos sobre la mesa y me sujeto de ella con todas mis fuerzas, empiezo a sentirme mal, cuando pienso que voy a gritar de frustración, empiezo a sentir como todo se calma y poco a poco levanto la cabeza para encontrar la mesa congelada, así literalmente y en las paredes hay escarcha igual que en la puerta y el piso está completamente cubierto de blanco, miro a mi abuela que tiene una sonrisa de oreja a oreja, hay dos posibles razones o uso un hechizo de hielo para enfriarme ... literal... o yo hice este desastre y significa que soy como ella..

- Dime que los has hecho tu – ruego con la voz.

Lágrimas de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora