Capítulo 5 "La carta de fuego"

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- ¿Algún problema señor Alejandro? - dijo el abogado sin mucho tacto, jaja a veces adoro a este tipo. Alejandro no contesta nada pero se levanta y sale echando chispas jaja casi puedo ver humo saliendo de su cabeza. - Susana, te veré en un par de días para llevar a cabo su emancipación señorita, aquí le dejo mi tarjeta personal, ya que haya acabado velorio y el entierro me hablas- me tiende una tarjeta blanca con letras negras, es muy simple solo dice Lic. David Armando Villalobos, abajo un número de celular y un poco más abajo su correo electrónico, tomo la pequeña tarjeta y la sujeto con cuidado.

- Susana querida, tu abuelo y yo vamos a volver al velorio, cuando te sientas mas tranquila puedes venir a acompañarnos, si así lo deseas; Lucia cuida de ella por favor. - Dijo mi abuelo con un tono tranquilo y amable, me es extraño pero lo acepto y Lucia solo asienta con la cabeza y se queda a mi lado, mis abuelos salen de la sala B, se dirigen a la A, donde están mamá y papá...

Me quedo en silencio y miro al vacío, mamá ¿qué arias tú en mi lugar? ¡La carta de mamá! , la saco deprisa y comienzo a leerla, hecho un vistazo antes y me doy cuento que Lucia esta entretenida con una pequeña flor medio marchita, creo que es un lirio, abro la carta con cuidado, empiezo a leerla y la voz de mamá empieza a sonar en mi cabeza, es tan real, casi siento que la tengo a un lado y eso no es todo la carta está brillando, Dios mío santo nunca había visto algo así ¡¿Qué demonios esta pasando?!

Me quedo en silencio y miro al vacío, mamá ¿qué arias tú en mi lugar? ¡La carta de mamá! , la saco deprisa y comienzo a leerla, hecho un vistazo antes y me doy cuento que Lucia esta entretenida con una pequeña flor medio marchita, creo que es un l...

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La carta se ilumina con un brillo amarillo-rojizo y luego comienza a quemarse, pero las pequeñas llamas que la devoran no me queman, ni me lastiman... solo son cálidas. Volteo a ver a Lucia para comprobar que ella también lo ha visto pero solo se encoje de hombros y baja la cabeza, pues ella sabe algo y no parece querer decirme que es. Tengo que buscar respuestas de algún modo, así que me trago mi orgullo, salgo de la sala dirigiéndome hacia mis abuelos, esto será difícil pero lo necesito, además mamá me lo pidió, ella dijo que solo puedo confiar en ellos y haré el intento...

Salgo de la sala B y Lucia no intenta detenerme, sino que se va atrás de mi y cierra la puerta tras salir, cambio mi dirección de último momento. Creo que aún no estoy lista para hablar con ellos así que me voy hacia los ataúdes visitando primero el de mi padre.

—Ay papá, apenas acabas de irte y no sabes cuanto te extraño, te agradezco me hayas dejado todo a mi y la verdad es que me causo mucha gracia la reacción del tío Alejandro, aunque no entiendo tu decisión pues siempre lo protegiste y defendiste ¿Por qué no le dejaste nada? Yo realmente no ocupo dinero, sabes que no soy muy quisquillosa no pido cosas muy caras, con lo que me dejo mamá es más que suficiente. De igual manera muchas gracias, lo aprecio mucho y te prometo que le daré el mejor uso posible a mi herencia, te amo papi— Camino unos pasos hasta llegar al ataúd de mamá que se encuentra aproximadamente a un metro del de papá, los ataúdes son muy parecidos, aunque el de papá es mas oscuro es un café chocolate intenso, mientras que el de mamá es un café caoba claro. Ellos eligieron sus propios ataúdes, habían contratado un servicio de una funeraria, que pagaban cierta cantidad y cuando ellos fallecieran todo iba a estar cubierto. No es como que mis abuelos no hubieran podido pagarlo o hasta con el dinero que me dejaron, pero eran muy precavidos, tanto que a veces me asustaba... quedo absorta en mis pensamientos de tal manera que por poco olvido he venido a hablar con mamá, logro darme cuenta y me acerco a ella —Mami ¿Que querías decir con que estoy en problemas y cómo fue que la carta que me dejaste se quemó? No he dicho nada porque todos van a pensar que estoy alucinando o que estoy loca... de cualquier modo ninguna opción es bueno y tengo miedo de hablar con mis abuelos. Tú me dijiste que podía confiar en ellos, pero me inspiran mucha desconfianza. No me mal entiendas, te haré caso, me iré con ellos. Espero encontrar la manera de dirigirme a ellos mamá, supongo que deben odiarme después del ridículo que los he hecho pasar. Es claro que no me arrepiento, pero no los culpo si no quieren saber nada mas de mí... - Woow me sentí mucho mejor después de haberme desahogado a su lado. Yo sé que suena loco y puede llegar a dar lástima pero hablar con ella, aunque no me conteste, me ayuda mucho y me ha dado el valor que necesito.

Me acerco a mi abuela primero, porque es más fácil hablar con ella, pues mínimo ella hace un esfuerzo por mantener o iniciar la conversación, mi abuelo rara vez me dirige la palabra. Camino decidida, lo cual es difícil porque opté por ponerme unos tacones de aguja negros que me están matando. Odio que sean tan incómodos, pero ésta mañana lo que menos me preocupaba era el dolor de mis pies y necesitaba estos centímetros extra, me más imponente con ellos, que con zapatos de piso y pues... iba a humillar a mi familia, así que debía verme acorde a la ocasión; un vestido negro un poco ajustado y que me llega una mano arriba de la rodilla, un collar negro con plateado y unos aretes a juego y para finalizar un maquillaje ahumado... sin lápiz claro... no quería terminar hecha un desastre.

Mi corazón se acelera, mi abuela permanece sentada a solos unos pasos de mí, parece estar distraída pues no nota que el abuelo se ha levantado, supongo que al baño... No habrá mejor momento, así que me aproximo a ella y junto todo el valor que puedo, espero esto salga bien...

— ¿Me puedo sentar abuela? — pregunto suavemente dirigiendo la mirada hacia la silla que está a su lado, y prácticamente lo consigo.

Lágrimas de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora