CAPÍTULO UNO - ¿Nos volveremos a ver?

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Como cualquier día Ángela se dirigía a su trabajo pues con apenas 15 años ya había dejado la escuela ya que no le encontraba el lado bueno a nada de eso.

-Hola,ya he venido -dice Ángela sonriendo mientras entraba a la cafetería donde trabaja

-Ya te he visto, no necesitas decirme -dijo un señor alto, quien es el dueño de este local

-Pero que genio se carga don Julián -dijo Ángela riendo mientras se adentraba más al lugar para tomar su puesto de trabajo

Ángela se ató el cabello en una coleta alta dejando un mechón de cabello cubriendo su frente, el cual pasó detrás de su oreja derecha

-No toques tu cuerpo antes de trabajar, ve y las tus manos, por favor -dijo el dueño molesto y Ángela sólo obedeció pues después de todo ella necesita ese trabajo para ayudar en casa y poder comprar lo que necesita o quiere.

Ángela regresó a su puesto esperando clientes pero nadie entraba, todos sólo le miraban por el cristal y sonreían lo cual le molestó y sólo siguió revisando que todo estuviera listo por si alguien se dignaba a entrar lo cual ella dudaba.

-¿Es normal que hoy no hayan clientes? -preguntó Ángela curiosa

-Calla y apúrate niña -dice el dueño molesto pues a Ángela le gustaba conversar con las personas y eso a él le molesta

Ángela siguió limpiando el lugar mientras que por un momento se detuvo a ver un gatito pequeño fuera del local, se arrodilló frente a él y le acarició

-Que hermoso estás -dijo sonriendo

-¿Te gusta? -dijo un chico frente a Ángela - Es mío -dice sonriente

-Es lindo, se ve como un peluche -dice mientras acaricia al gato el cuál ronronea

-Te lo puedes quedar -dijo el chico

-No puedo, necesita muchos cuidados y no tengo tiempo -dijo tomando el gato entre sus manos para levantarse del piso y entregarlo a su dueño

-Es broma, no es mío pero no sabía cómo acercarme a -dice sonriente a lo cual Ángela se sonrojó

Ángela permaneció observando a aquel chico sonriendo, estaba encantada por el, sus ojos brillaban y sus labios hacían que sonriera estúpidamente, era como si Ángela viera un príncipe en aquel chico.

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-Gracias por la compra -decía Ángela mientras sonreía pues este era su último cliente en la cafetería y ella por fin podría irse a casa

-Ya puedes irte niña, ya no te necesito -dijo Julián seriamente

-Está bien, hasta mañana -dijo sonriendo

-Tienes día libre ¿Lo olvidas? -dice mirandole a los ojos

-Oh, no lo recordaba -dijo cabizbaja y sonriendo nerviosa - Perdón -dijo llendose de ahí

Ángela salió de la cafetería y al dar vuelta se encontró a ese chico de nuevo.

-¿Terminaste? -dice sonriente

-Me preguntas ¿A mi? -dice confundida

-No veo a nadie más aquí -dice acercándose a Ángela para tomar su mejilla y ella sólo se sonrojó

Ángela no dejaba de mirar los ojos del chico, aquellos ojos oscuros, su piel un poco morena, sus hermosas mejillas, esos labios grandes y rosados que tenía.

-¿Querés que te acompañe? -pregunta el chico sonriente mientras se aleja de Ángela

-N...No, no voy tan lejos, adiós -dijo comenzado a caminar rápidamente mientras sus mejillas estaban rojas y sentía su corazón a mil

¡¡¿Pero que rayos me pasa?!! Lo acabo de conocer y a base de una mentira, una mentira dulce y tierna pero que no deja de ser mentira -pensó Ángela mientras caminaba hacia su casa

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Ángela llegó a su casa y se metió a su cuarto sin siquiera cruzar palabra con su madre o abuela.

Al estar dentro de su cuarto lo primero que hizo fue verse en el espejo que tenía junto a su cama y rio.

-El...Y yo...jajaja -comenzó a reír mientras lágrimas pedían salir de sus ojos

Ángela secó unas cuantas lágrimas que recorrieron su rostro para después quitar su maquillaje y meterse en la regadera.

Estando dentro de la regadera sólo imaginaba a ese chico, pensaba en su sonrisa, en sus ojos,su amabilidad y su vos tan perfecta.

Bastaba con cerrar los ojos para verlo a él nuevamente, y Ángela no quería abrir sus ojos nunca más para así verle por siempre.

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Ángela se puso el pijama y bajó a cenar.

-¿Que tal estuvo el trabajo? -preguntó su madre

-Bien, aunque don Julián estuvo más fastidioso -dijo mientras metía un bocado de comida a su boca

-Ese hombre nunca dejará de ser fastidioso -dijo la abuela de Ángela

-Pero madre, ella decidió trabajar ahí, es su problema -dijo una de las tías de Ángela quien sólo se levantó de la mesa con su plato el cual dejó sobre el fregadero

-¿A donde vas? -preguntó la madre de Ángela

-A mi cuarto, ya tengo sueño -dijo Ángela un poco molesta pues para su tía todo lo que hace está mal

-Sientate a comer -dijo la abuela de Ángela

-Tengo sueño abuela, hasta mañana -dijo sería mientras subía a su habitación

-¿Ves lo que ocasionas? -dijo la abuela mirando a la tía de Ángela

Ángela cerró la puerta de su cuarto con seguro y se recostó sobre su cama mientras abrazaba una almohada y dió un gran suspiro.

-¿Por qué siempre me lleva la contraria? ¿Es que acaso le molesta que yo exista? -dijo tristemente mientras cerraba sus ojos sin dormir aún

Quizá he arruinado su vida y por eso no me acepta tal y como soy, pero por que si teniendo otra sobrina ¿Me juzga a mi? -pensó Ángela mientras a su mente venía la imagen de aquel chico

-¿Nos volveremos a ver? -susurro Ángela mientras quedaba completamente dormida

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Hasta aquí este capítulo. Espero les guste.
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EDC: El inicio de una confusión.  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora