-¿Qué quieres?
Un hombre se me acercó entre el humo, traía un gorrito.
-Busco a Nico.
-¿Que quieres?
-Quiero verlo.
-¿Porqué?
Buena pregunta. Era como si me preguntaban porque quería vivir. ¿Como responderle?
-Nico está en la escuela conmigo.
Se me acercó. Era muy alto. Traía unas bolsas llenas de comida, como si estuviera regresando a su casa. Pero era imposible que alguien viviera en tal lugar. Estaba en ruinas, lleno de polvo y muy descuidado.
-Aquí no hay ningún Nico.
-Quiero verlo, prometo que después me iré.
En ese momento estaba muy cerca de mi. Me miraba y parecía inquieto. Pero seguramente yo no me veía peligroso, ni muy alto o musculoso.
-No hay ningún Nico aquí, no existe.
Su tono era definitivo. Normalmente hubiera abandonado el lugar. Para empezar no tenía el derecho de estar ahí, y segundo el tipo me llevaba fácil dos cabezas. Normalmente hubiera subido rápido al elevador para regresar a mi pequeña vida, con mi piano y mis mapas.
Normalmente.
-Bueno dígale por mi que es un ladrón.
Esas palabras no significaban nada, pero una mano me sujetó por el cuello y me elevó, el hombre me sujeto a su altura.
-¿Qué dijiste?
-Que Nico es un ladrón.
Su mano me sujetó más fuerte.
-¿Qué dijiste enano?
-Que Nico es un ratero pero no tiene importancia pues como no existe....
No soy de las personas que les gusta provocar a personas más grandes que yo, ni a las más pequeñas. No hozaba tocar ni a una mosca. Desde mi nacimiento renuncié a cambiar al mundo.Este mapamundi, sobre los muros de mi habitación, estaban sin cambiar nada.
Había algo nuevo en estas palabras que le dije a ese gigante en un piso trescientos y tantos de un edificio prohibido.
-Nico no roba nada.
Sonreí. Él dijo esas palabras con los dientes cerrados, preparado para estrangularme, pero la felicidad me invadió. Nico si existía, él lo conocía.
-Quiero verlo.
El hombre debió sentir la emoción que pasaba por mi voz. Me soltó. Me miró por un largo rato. Empezó a caminar y yo lo seguí. Sentía el polvo en mis pulmones. Abrió una pequeña puerta. La luz me cegó. El hombre le dirigió unas palabras a una persona desconocida, luego me guió a unas escaleras. Me encontré a una mujer en el camino.
-Busco a Nico.
La mujer me condujo a una pequeña habitación muy poco iluminada. Acostado en el suelo, la cara hinchada, con ronchas en todo el cuerpo y los brazos y piernas vendados, Nico me miraba fijamente.
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Ma planète [Percico]
FanfictionEl apareció una mañana en el ascensor. Subimos quince pisos en silencio. El entró en la escuela, como yo. Durante el recreo, se quedó en el aula. Yo en la terraza me repetía: "no caigas, no caigas, no caigas". Tenía miedo de enamorarme. A la hora de...