Narra Nathanael
Después de haberme escapado exitosamente de aquella extraña situación, volví rápidamente a mi habitación. Del susto se me habían quitado las ganas de ir al baño.
Mi cabeza era un torbellino de emociones encontradas. Me sentía enfadado, porque sabía que esa chica estaba completamente obsesionada con Alexander, me sentía un poco feliz, pues aparentemente el Alfa no planeaba desposarla, y dolido, pues entendía completamente que lo suyo era mucho más realista que un matrimonio entre perfectos desconocidos.
Unos minutos después, una empleada doméstica me llamó para el desayuno, siendo que lo que menos quería era verle la cara al heredero de la casa. Me dirigí al comedor a paso lento, tampoco es como si tuviese demasiada hambre, y estaba también el asunto de Alexander. Me parecía una manera un tanto infantil de actuar, pero como nunca me había interesado ni un poco en alguien no sabía que hacer.
Cuando al fin llegué al comedor, me encontré con que los demás ya estaban sentados, hablando como lo harían un día cualquiera. Me acerqué a una silla, un poco alejada le los dueños de la casa, y aún más lejos del pelinegro.
-Buenos días- es lo único que me atreví a decir, en un tono bajo.
-Buenos días- respondieron respectivamente los demás. Como la comida ya estaba servida, todos nos apresuramos a comer, pues no queríamos que se enfriara. Los demás parecían disfrutar mucho los alimentos, pero a mí todo me sabía a barro, no pregunten cómo es que sé a qué sabe el barro :'v. Me empecé a marear un poco, así que me levanté de mi asiento.-Necesito un poco de aire fresco, ahora regreso-. Me encaminé hacia el pasillo y luego al jardín delantero. Valla que era un jardín muy bonito, pero la verdad quería ir más lejos, así que me dirigí al bosque. Recién entrabas y llegaba un delicioso aroma fresco, pues como aún era temprano el rocío cubría cada una de las plantas. El canto de las aves era maravilloso, y aunque no podía verlas a causa de la neblina, me entretenía imaginando cómo era su plumaje. Era un lugar muy tranquilo, perfecto para despejar la mente, así que me senté sobre una gran raíz, y recargé mi espalda en el tronco de ese mismo árbol, estaba tan cansado de caminar durante una media hora, que me quedé dormido.
Hubiera continuado durmiendo, pero algo me estaba picando la cara. Era un tanto difícil de ignorar, pues parecía querer deformarme la cara con un palo..... espera, ¿un palo?.
Me desperté de golpe y retrocedí rápidamente al ver que había un tipo con capucha enfrente de mí.
-¡Aleja ese palo de mi cara!- exclamé al ver que acercaba la punta de la rama a mi rostro nuevamente. Esta persona parecía algo confundida. No parecía ser un pervertido, si no, ya me hubiese ataca...
-¿Qué es lo que eres?, ¿Eres una chica?- ¡El extraño habló!, Espera, ¿qué es lo que preguntó?
-¿Qué dices?-. -¿No escuchas? Pregunté si eres una chica-volvio a decir el desconocido.
-¡Y denle otra vez con lo mismo!, Las personas me juzgan demasiado, ¡no es culpa mía ser así!, Soy un chico, aunque no lo creas- eso me enfadaba bastante, no me gusta que me digan que parezco chica.
-Ooooh......lo siento, pero es que tu rostro es muy bonito-. El extraño se incorporó y me extendió la mano ofreciéndome ayuda para pararme.
-Y tú, ¿Por qué usas esa capucha?- pregunté con curiosidad.
-Te lo puedo decir, pero antes tendrás que tomar el té conmigo- y empezó a adentrarse más en el bosque.
{Claro Nathanael, sigue al lobo a su cueva}-dije metafóricamente para mí mismo en un susurro.
-No soy un lobo, soy un búho- dijo la persona desconocida. Me parecía difícil creer que me había escuchado.
-Un búho dices...... Ahora que lo pienso, eres algo extraño-.-Extraña, soy ella, no él- cortó ella de inmediato. Se volteó de repente y extendió su mano hacia mí- Mi nombre es Nora-. Correspondi a su saludo con la mano, un poco confundido-Soy Nathanael- Nora soltó mi mano y se volvió hacia enfrente. Comenzó a trepar un enorme árbol, y cuando se sentó en una rama me hizo una seña para que trepara. ¿Estás loca?, ¡Si intento siquiera trepar hasta ahí voy a caer y morir!-. A ella no pareció importarle, pues siguió haciendo señas para que subiera con ella. Al final, terminé trepando al árbol con muchísimo esfuerzo. Una vez encima de él, me senté en la misma rama. No sé cómo ni de dónde sacó un par de tazas con té caliente. Me extendió una de ellas y me la bebí con mucho gusto. Estuvimos en silencio durante unos minutos, y se volvió incómodo.
-emm...... creo que ya debería irme, sabes?. Ya va a obscurecer- le dije. Empezaba a sentirse más el frío, y no me sentía de mucho humor... sólo quería dormir.-hay alguien ¿cierto?, Alguien que te está esperando-exclamo la chica. Me sorprendió bastante, pero me entristecí también.
-Eso me gustaría.... pero al parecer esta persona ya está comprometida, ya tiene a quien esperar, y evidentemente no soy yo...-. Me sentía mal conmigo mismo, sentía que era un acto de egocentrismo creer que tenía alguna oportunidad con Alexander. -¿Y cómo lo sabes?, Quizás esa persona realmente te considere especial. Eso no lo decides tú- Hasta el momento Nora no dejaba ver su rostro, pero pude distinguir una sonrisa en sus facciones.Me despedí entonces, y con la misma dificultad bajé del árbol. Tardé en encontrar el camino, pero al final encontré la mansión. Lo primero que hice fue encerrarme en mi cuarto, darme un largo baño de burbujas, dormir dos horas y mirar por la ventana otras dos. Lo que había dicho la extraña chica del bosque me había puesto a pensar mucho. Quizás tenía razón, y había una oportunidad para que mi amor platónico se pudiese realizar.
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•||Intercambio||• (Omegaverse)
Teen FictionEn un mundo en el que gobiernan las jerarquías y el nivel social, un joven omega de cabellos dorados y ojos azules como cristales, aprenderá lo difícil que es sobrevivir perteneciendo a su jerarquía y siendo pobre. Pero un curioso acontecimiento cam...