s e x t o.

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Suspire mientras agarraba la medallita. Mamá me la había dejado cuando según ella se iba a trabajar lejos.

Me senté en el pasto del cementerio, en frente tengo a mi mamá.

Me gusta creer que es ella, me gusta hablarle. Probablemente los que me miren piensen que estoy loca, pero siento que ella me escucha.

Apoyó la cadenita en la palma de mi mano, y la dirijo a mi pecho.

—No te das una idea de cuanta falta me haces —solté, en un susurro.

Largué un sollozo, sentía las lágrimas en mi mejilla.

La extrañaba muchísimo, la necesitaba. Como toda adolescente.

Cristian se esfuerza por ser un buen papá, pero yo no me olvido como nos cago, como no le importo mi mamá. Nunca podré perdonarlo, porque mamá lo amaba con un amor que no puedo explicarlo, con un amor que nadie nunca va a poder igualar.

Papá se dio cuenta de la belleza física e interior que tenía mamá cuando ya no estaba.

Y me culpó de no haber estado ahí, tenía doce años, tenía que acompañarla. No quiero imaginarme el cargo de consciencia de mamá por haberme dejado, pero me regaló una personita hermosa.

Emma.

Mi segundo papá.

No compartimos sangre, solo el amor incondicional a una misma persona.

Ojalá todos consigan uno así en su vida.

No les miento si les digo que no puedo parar de llorar. Siento que me ahogó, que no puedo respirar.

Hace mucho no lloraba así.

Hace mucho no me permitía expresar mis sentimientos.

Me abracé a mi misma por el frío y miré la lápida.

"Constanza Olivera", decía con unas aburridas letras. A mamá no le gustarían.

—Te necesito. Estoy tan perdida —solté. No se escuchaba nada más que mi voz.— No se que hacer. Me gusta un chico, pero siento que no me quiere mamá, y estoy con otro chico, que yo no quiero. Que casualidad que nos este pasando lo mismo —sonreí de lado porque si, me esta pasando lo mismo que ella—. Creo que es de familia querer al que uno no debe. Pero lo malo atrae más, mamá. Pero no quiero terminar mal, no quiero odiarme luego por no ser suficiente. No quiero que me lastimen, pero me atrajo desde el primer momento.

»Es jugador, y ambas sabemos que eso no es bueno. El otro también juega también, pero no tienen ninguna semejanza. Quiero ir por lo que esta mal mamá, quiero equivocarme. Y probablemente, me estarías reprochando para que no me pase lo mismo que a vos, pero como dice la frase, prefiero quedarme con la culpa y no con las ganas —sonreí y lloré más, porque enserio la necesitaba frente a mí y no en un estupido pedazo de mármol que no reflejaba más que el nombre de alguien que ya no esta más.—Te amo mamá, y espero que en otra vida nos volvamos a ver.

Me levanté y sacudí mis piernas llenas de pasto. Me abracé más a mi misma ya que no había llevado campera y hacía mucho frío.

Guarde la medallita en mi bolsillo trasero y entre lágrimas comencé a caminar por el cementerio, cuando veo a alguien apoyado contra un árbol.

—¿Qué haces acá? —seque mis lágrimas y me acerqué a él.

—Fui a tu casa por vos. No aguanto, estos dos meses sin vos, viendo fotos con Nicolas fueron una ruina Mel. Cuando llegué tu papá me dijo que estabas acá, y decidí darte tu espacio, pero no me aguanté. Escuche todo —me miró fijo, yo miré al piso y largué unas cuantas lágrimas—. Estoy muy seguro que Constanza esta orgullosa de la hija que tiene, sos hermosa por donde mires. Y como te dije, haces arte. ¿Tendrás algo malo? —reí y él también.

volando » leo balerdi. [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora