volando » leo balerdi. [2]

d e c i m o t e r c e r o.

se aproxima un capítulo con un poco de contenido sexual, se los quería advertir nomas ahre.
dicho esto, sigan la lectura y voten gilxs

Leonardo.

Después de hablar con mi representante por teléfono, cualquier tipo de calentura que tenía se esfumo. Estaba confundido, y asustado. No podía irme ahora cuando tengo a mi chica, no cuando peleé por ella.

Me puse mi jean y mis zapatillas y bajé. Mel estaba sentada, desayunando. Me regaló una sonrisa y me miró.

—¿Estás bien? —me preguntó. Seguro notó mi rostro distraído y un tanto apagado.

—Si amor, pasa que me peleé con mi hermano —mentí. Me siento bastante culpable, pero no se como va a reaccionar Melissa. De todas formas, todavía no sé si es seguro.

—Ay bebé, ¿las cosas están muy mal? —negué con la cabeza.

—Nah, ya se le va a pasar. Ahora, dejemos de hablar de eso. ¿Tenés planes para hoy?

La colorada se hizo la pensativa y se mordió el labio.

—Me voy a fijar en mi agenda. Sabes que si querés hacer algo conmigo, necesitas una semana mínima de anticipación. Soy una persona muy reclamada y ocupada —largué una carcajada y me paré de la silla, para quedarme a su lado.

Ella levantó la mirada y me miró fijamente. Puse mis manos en sus mejillas y me quedé así, observando lo hermosa que es. Me acerqué a su rostro, pero luego me desvíe hasta su cuello. Corrí su pelo y posé mi boca a unos centímetros de su oreja.

—Podes ser muy reclamada, pero al fin y al cabo sos mía —sentí su piel erizarse, y sonreí sintiéndome suficiente.

Deje un pequeño beso en su cuello, y Melissa me agarró de la cara.

—Vas a tener que dejar de hacer eso si no tenés segundas intenciones, Leonardo —dijo con una voz extremadamente sensual que me puso a mil.

—¿Y quién dice que no las tengo? —sonreí y ella me besó.

No, no quería que nuestra primera vez sea un día tan random y cualquiera como un domingo, pero quiero permitirme pasar tiempo al lado de ella, cumpliendo sus caprichos. Solo por las dudas.

Ella se paró de su silla, y yo no dudé en alzarla entre mis brazos. Mis manos se posaron en sus glúteos, y sus manos estaban en mi pecho. Sin ninguna interrupción, llegamos a su pieza. Deje lentamente a Mel en su cama y cerré la puerta con seguro.

La colorada me miraba con deseo, y yo sentía que no podía más.

Me acerqué a ella, pero en un rápido movimiento, quede debajo de Mel. Sorprendido, y sin tiempo a reaccionar, Melissa me empezó a besar. Su lengua jugaba con la mía, y ella se movía lentamente arriba mío.

Me encantaba, la hija mayor de Pavón robó mi corazón.

Le saqué la remera, dejándola en corpiño. No dude ni un segundo en levantar mi cabeza y dejar húmedos besos en su pecho, y mordisquear alguna que otra vez.

Ella largaba pequeños gemidos, que me ponían a mil. Melissa me sacó la remera y trazó una línea con su lengua desde mi cuello hasta un poco más arriba de mi ombligo y yo sentía que fallecía.

—Me estás sorprendiendo, Pavón —solté ronco.

—Nunca me subestimes, Balerdi.

Melissa comenzó a bajar, desabrochando mi pantalón, y supe que no iba a aguantar mucho viéndola desde este ángulo.

Ella comenzó a masajear por arriba del bóxer, y esbozó una sonrisa triunfadora.

—¿Así te pongo? —dijo, no me salieron las palabras, solo pude asentir.

Melissa se deshizo del bóxer, dejando al aire libre mi miembro, y cuando estaba por metérselo a su boca, la puerta principal se escuchó.

—¡Balerdi, se que estás ahí! ¡Vení y da la cara! —se escuchó la voz de Cristián, y Mel me miró asustada—. ¡Y si le llegaste a poner una mano, en mi casa, a MI hija, va a ser tu fin!

Nos miramos y no pudimos evitar reír.

—Otra vez será, Balerdi. Ahora si, ducha fría —Melissa se puso la remera y salió de allí, dejándome terriblemente caliente.

Más y más relleno pq en tan pocos capítulos ya pelearon banda d veces, los voy a dejar ser felices un poco pq se viene algo grande chiques ysssi