- ¿Qué hacemos tía? - le preguntó María a África desde el sofá
- Tu suéltalo Mari, ya luego que aparezca quien quiera - contestó la madrileña
- ¿soltamos la bomba?
- En tres, dos uno... - dijo África antes de darle al botón de enviar
- Pues ya estaría - se levantó María
- ¿tu crees que van a venir?
- ¿Quiénes?
- ¿tu quien crees?
- No lo sé Afri - contestó la madrileña - sinceramente, no creo
- ¡María! - gritó alguien desde la cocina
- ¡dime! - contestó la madrileña
- Ya está la cena - dijo Pablo asomándose por la puerta
- Vamos - se levantó María
- Yo voy a por el saco de patatas - informó África poniéndose en pie - Lucas - llamó la madrileña - Lucas cariño tenemos que cenar - dijo al entrar a una de las habitaciones y encontrarse a un pequeño niño jugando con unas piezas de madera
- No quiero - habló el pequeño
- ¿Por qué no? - se agachó la madrileña
- Quiero jugar
- Mira, si cenamos ahora, te prometo que yo juego contigo después - dijo África
- No
- Porfaaa - pidió la joven
- Vale - sonrió el pequeño castaño - tía Afri ¿a upa?
- Venga vale, a upa - accedió la castaña mientras levantaba al niño por los aires
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- Nat - dijo Miki desde el comedor de su casa - ¿has visto esto?
- ¿el qué? - preguntó la castaña desde la cocina - ¿Por qué no hay polvorones?
- Por que ya no es Navidad - rio el catalán - entra en tu correo
- Pues que sepas que a Elena le gustan mucho los polvorones - dijo la castaña mientras encendía su móvil
- ¿de verdad me vas a contar lo que le gusta o le deja de gustar a mi mujer? - preguntó Miki divertido
- Que fuerte tío "mi mujer" - se paró a pensar la navarra
- Ya... a veces sigo sin creérmelo - admitió el joven feliz
- Hablando de Elena ¿Dónde está?
- En la oficina, terminando de organizar unas cosas de una junta muy importante de mañana
- Que orgullosa estoy de mi chavala, ha conseguido lo que quería - sonrió la castaña
- Yo también estoy muy contento de haberme casado con ella - dijo Miki
- Hablaba de su vida profesional, pero... supongo que tu tampoco estas mal - rio Natalia
- Deja de reírte de mi y lee el correo - le pidió el catalán
- Ya voy Miki Mouse, no se enfade usted - dijo divertida la navarra
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- No puede ser - dijo Alba tras leer el correo
- ¿Qué vas a hacer? - preguntó Sabela
- No lo sé, ha sido toda una sorpresa ¿tu qué vas a hacer?
- ¿yo? - preguntó la gallega - ir, claro - rio - ¿Por qué no iría?
- Claro, yo soy la única con un motivo para no ir - recordó la valenciana - soy la única estúpida que terminó en la cama de Natalia Lacunza
- Ey, ey, ey ¿no estaba superado ya? - preguntó Sabela después de la intensidad del comentario de la rubia - además, el resto somos hetero, si no ya habríamos pasado por allí
- Estoy jodida - reconoció Alba
- Un poco - asintió la gallega - ¿vas a ir?
- Todavía hay tiempo
- ¿y...?
- ¿puedes enterarte si Natalia va a ir?
- Ah no - se negó Sabela - no voy a ser tu chiva expiatoria, toma tu decisión independientemente de Natalia
- Pero...
- Ahora Alba, no vas a dejar de venir por ella - dijo la joven - y lo mismo le diría a Natalia y lo sabes
- Vale - aceptó la valenciana - vayamos a casa de África - anunció mientras rezaba por no encontrarse a la navarra