jueves

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Miro el reloj por cuarta vez en 15 minutos, Juan Pablo lleva una hora de retraso. Empiezo a hartarme y me doy cuenta que me veo como una tonta esperando en la mitad del pasillo, me pego un zape mental. Vamos Mía, ten un poco de dignidad.

A los cinco minutos me doy completamente por vencida y empiezo a recoger mis cosas. Me levanto, me sacudo el mugre del pantalón y con la poca dignidad que me queda me dispongo a salir del edificio. Pero un grito me congela.

-¡Mía, espérate! - volteo y Juan Pablo viene corriendo con la maleta abierta y los papeles en las manos.

Lo miro con cara de póker hasta que llega hasta donde estoy y se ubica al frente mío. Ninguno de los dos habla. Parece una guerra infinita de miradas, el intenta persuadirme a no sé qué y yo lo miro a los ojos sin expresión alguna. Rompo el silencio.

-¿Y qué pasó hoy, Juan? ¿Qué es lo que te va a impedir hacer el trabajo?- intento mantenerme seria pero las manos me tiemblan.

Juan Pablo ladea la cabeza y suelta una medio sonrisa, inhalo profundo, presa de lo que me gustaría llamar ira, pero realmente sólo intento neutralizar la atracción que siento hacia el.

-Pues mira, flaca -alzo la ceja por el nuevo apodo que me ha dado- te cuento que hoy no pasa nada, y estoy a tu completa disposición para hacer el trabajo.

-Bueno, flaco. - digo burlándome del nuevo apodo - Manos a la obra entonces.

Entramos a la biblioteca de la universidad y se sienta al frente mío. No alcanzo ni a abrir el libro cuando ya me está dando puntapiés por debajo de la mesa.

-¿Qué le dio? - suelto en medio de mi incomodidad, siento la sangre acumulándose en mis mejillas ante los ojos verdes de Juan Pablo.

-Nada, que estoy aburrido.

-No joda Juan Pablo, ni hemos empezado - le sujeto la muñeca, que ya está a medio camino de mi comida.

-Ya sé, pero ¿y si hacemos algo más divertido? - alza una ceja, como sólo el sabe.

Su propuesta me tienta, tiene esa medio sonrisa encantadora. Se levanta de la silla y se pone enfrente mío, me extiende la mano para que la tome, vacilo en si debo tomarla o no, al fin me decido. Sé que quiero ir con él. Mis piernas tiemblan.

Estoy extendiendo la mano, y cuando mis dedos rozan los suyos el timbre de su teléfono suena. Ambos dejamos caer nuestras manos.

Se excusa y contesta, mi corazón se arruga.

-Quiubo Moncho, si papi, marica ¿ya?... Pues si marica más, o menos.... ahg bueno, vemos. - cuelga el teléfono y me mira con pesar.

-No me digas - adivino sus palabras - ve tranquilo, pero por favor adelanta la lectura.

Me sonríe con pesar - Si, capitana - hace una señal de marinero, avanza hacia mi y me da un beso en la mejilla, que me deja perpleja mirándolo a los ojos- gracias por entender.

-Sí, de nada - musito pero ya se ha ido.

Me quedo un rato en trance, hasta que reacciono y otra vez la rabia se apodera de mi. Jueves, ¿cuándo va a ser el día en que me va a cumplir?

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⏰ Última actualización: Jan 13 ⏰

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yo más te adoro ; villamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora