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Uno de los momentos que mi memoria mantiene vivos son las 2 ocasiones en las que me defendiste, en la misma semana, no recuerdo detalles, como la hora o el día, sólo se que había sido un mes después de conocerte y para ese punto la confianza estaba más que viva.

La primera vez que me defendiste fue cuando esa chica tonta se burló de mi físico, "quitate enana gorda ¡que asco!".

Tu venías en dirección contraria a ella y paraste frente a ella, serio, "asco da la gente patética que insulta el físico, niña tonta".

Por primera vez vi odio en tu mirada, y tu por primera vez veías lágrimas en mis ojos, fue tan linda la manera en la que tu mirada se hizo suave cuando me viste tan débil, me hizo sentir paz, y a la vez, fuerte.

Me tomaste por los hombros y luego me llevaste a un lugar con una escalera, donde no transitaba nadie, te sentaste a mi lado en la escalera y me abrazaste, secaste mis lágrimas, me llenaste de palabras cargadas de dulzura y estuvimos ahí, abrazados, por unos bonitos 10 minutos.

Esa misma semana, 3 días después esas chicas volvieron, pero aún peor, me empujaron y tiraron mis cosas, algunas pisaron un par de cosas, pero eso no es importante, ¿Sabes que sí es importante? estuviste ahí para mi, para secar mis lágrimas de niña llorona y tomaste las medidas necesarias para que las niñas tontas recibieran consecuencias por sus actos.

Estar entre tus brazos me hacía sentir protegida, cualquier momento a tu lado me hacía sentir en paz.

Siempre fue así, siempre estuviste ahí para darme palabras llenas de comprensión cargadas de dulzura cada vez que me rompí frente a ti.

Gracias por siempre haber estado ahí.

-kyg.

Sunshine; HaechanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora