Introducción.

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Me estaban siguiendo, hace unos minutos pude sentir una presencia que luego desapareció.

¿Sería paranoia? No me sorprendería, últimamente tenían una obsesión con seguirme. Hace menos de un mes tuve que luchar con alguien porque quería que me uniera a su secta macabra. Obviamente rechace la invitación, pero el idiota era insistente.

Miraba hacia todos lados, pero no lograba dar con nadie. Era de noche, la luz claramente no me favorecía, y sumando el viento que corría en estos momentos hacía que mi cabello estorbara mi visual.

Así no podría ver nada, solo quedaba confiar en mi percepción de aura.

Subí a mi departamento, saqué las llaves de mi bolsillo y abrí para entrar. Ya dentro me dirigí a prender inmediatamente la estufa eléctrica, hacía un frío que te calaba los huesos. Fui a mi habitación para darme una ducha, pero al entrar y prender la luz pude ver a alguien sentado en mi cama, con una espada en su espalda.

—¿Quién rayos eres tú? —pregunte alarmada.

—No es necesario que lo sepas, de todas formas, morirás—dijo el incorporándose y sacando su espada.

Sus ojos verdes no mostraban ningún tipo de emoción, parecía una máquina.

Confiando en el Enemigo (Damián × Raven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora