segunda parte

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Hoseok se encontraba jugando con su celular mientras escuchaba rugir su estómago, eran las cuatro de la tarde y no había ingerido nada más que el desayuno. Tampoco su tía estaba allí como para prepararle un sándwich mientras terminaba su turno.

La idea de robar algo de la tienda sonaba tentativa y estaba dispuesto a ponerle en marcha pese a que sería descubierto por las cámaras de seguridad. Eso sólo traería un sinfín de problemas, sin embargo, confiando en que el hambre era más fuerte que la culpa, se dirigió hacía el sector de frituras.

Tomó un tubo de pringles y comenzó a meterlos desesperadamente en su boca.

–¿Sabías que robar comida es ilegal? –Murmuró una voz a su lado y Hoseok se volteó asustado pensando que era su tía.

Sus hombros se relajaron al darse cjenga de que se trataba de "el chico de los nuggets" y decidió jugarle una broma para matar el aburrimiento. Se apresuró a tomar los paquetes de nuggets que el castaño acostumbraba a comprar —que no eran muchas, ya que tenía que reponer— y corrió hacía el lugar que le pareció más seguro: la caja registradora.

El más bajo notó que no quedaba ni una bolsa más de sus adoradas bolsas de nuggets y salió persiguiéndolo, pero no pudo llegar más allá de la caja registradora, puesto a que sólo era para personal autorizado.

–¡Quiero mis nuggets! –Protestó el golpeando el nostrador con sus pequeñas manos.

–¡No! ¡Hasta que me digas el secreto para no engordar! –Vociferó para luego masticar más pringles.

–¡Estas todo musculoso! Eso no debe importar. –Gritó exasperado.

–Soy un chico al que le importa su peso. –aclaró.

–Te advierto que si sigues siendo tan curioso, me quejaré con tu tía. –dijo el castañito con los brazos cruzados.

–¿Cómo sabes que es mi tía? –Preguntó el mayor algo confundido.

–Ella siempre se queja de lo inútil que eres. –respondió mordiendo su labio inferior, en un intento de no reírse.

–¿Al menos me dirás tu nombre? –preguntó con una voz que denotaba cansancio.

–Kihyun. –respondió dándole una de sus típicas sonrisas hipócritas.

Hoseok suspiró bajando la cabeza, sacó las bolsas de nuggets que hace rato había escondido y las dejó sobre el mostrador. El menor las tomó gustoso y salió a caminar hacía la salida sin siquiera pagarlas.

A Hoseok no le importó, puesto a que sabía que el pequeño volvería la otra semana y como castigo, tendría que invitarlo a comer los deliciosos nuggets que el menor siempre compraba.

nuggets ➳ wonkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora