Temática de noche uno: chocolates
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No sabía con certeza si se había vuelto loco, probablemente era eso, o la luna estaba en cáncer. Después de todo: ¿Qué rayos hacía en esa página?
"5 Regalos que puedes dar en el día de los enamorados sin hacer el ridículo".
Claro que le dejaba toda su fe a esa página, él no tenía ni una mínima idea de que hacer para estas fechas. Pasaba todos los años solo y lo único que hacía era darle flores a su mamá. Sólo le quedaba esperar a ver que sucedía y rogar que no se prenda fuego la cocina —otra vez—.
"Regalo número uno: Chocolates"
Suspiro con pesar y se puso en marcha, iba a ser una larga, muy larga noche.
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—¡Bakugō-San! Por favor acepte mi regalo.
—¡No! ¡Dejame tranquilo!— dijo el de ojos rojos mientras corría a esconderse, ¡Se cagaba en el festival deportivo que aumentó su popularidad! Al rubio cenizo no le molestaba tener fans, mientras estuvieran a dos metros de distancia.
El pobre Katsuki llevaba toda la mañana escapando de las chicas que le querían entregar los regalos a la fuerza. Para él era mucho más fácil explotar la cara de todos, pero no, Aizawa le dijo que si escuchaba una sola explosión tendría que hacer trabajo comunitario y tener clases para controlar su ira ¡Ese hombre lo iba a matar! O tal vez Katsuki lo mataría antes, lo que pase primero.
—¿Kacchan?— un alegre pecoso se acercaba a Katsuki de forma silenciosa.
—Shhhhhhh— él cenizo le tapó la boca con brusquedad—. Están locas y vienen por mí.
—¿Estan? ¿Quiénes?—curiosio sentándose a su lado y susurrando.
Katsuki suspiro con pesar y le comentó sobre la locura de los chocolates —en realidad, la locura de las chicas, los chocolates no tienen la culpa—, las cartas atascadas en su casillero y sobre la amenaza de Aizawa.
Izuku escuchó tranquilo, era raro que Katsuki lo deje estar cerca sin explotar su cara.—¿Por qué no simplemente aceptas sus chocolates?— dijo a su amigo de la infancia intentado buscar una solución.
—Deku bastardo— se pauso—, odio las cosas dulces.
—Ah— se sintió el fracaso más grande del mundo, ¡Y con razón! Había pasado toda la semana averiguando sobre chocolates y cómo hacerlos, practicando cómo se hacían en las madrugadas ¡Su mamá terminó en el hospital por intoxicación! ¿Cómo se le iba a olvidar eso?—. Me tengo que ir— se paro de su lugar casi como un zombie, al carajo San Valentín y Cupido—. Espero puedas solucionar tú problema.
Katsuki no cabía en ese repentino cambio de actitud, el de la mala actitud era él.
Miró la pequeña caja a su lado.—¡Hey!, ¡Deku! Te olvidas esta caja de mier— se había ido.
Agarró la pequeña caja y miro con curiosidad. Se fijó en la etiqueta que traía y lo que decía:
"¿Te atreves a probar éstos chocolates o eres un cobarde?".
—¡A mí nadie me dice cobarde!— gritó enojado a penas término de leer la nota.
—¡Miren!, ¡Ahí está Bakugō-San!— comunicó la misma chica de la mañana.
—Mierda— y empezó otra corrida por los pasillos de la UA.
Ya más tranquilo, y solo, lejos de todas esas acosadoras, en el vacío de su habitación. Se dispuso a revisar otra vez la pequeña cajita. Re-leyó la etiqueta y bufo enojado.
Abrió con evidente brusquedad la tapa te la cajita y miro con asco los dulces que descansaban dentro de la caja. Unos bombones aparentemente rellenos, decorados en la parte de arriba con cruces de color naranja. Katsuki se atrevía a decir que se parecía a su traje de héroe —un detalle lindo y creativo que definitivamente nunca admitiría—.
Pensó con la mente en frío. Nadie más leyó ese papel, entonces no hay necesidad de comer los bombones, pero él lo leyó y él no es un cobarde.
Con la ira en la punta de la lengua agarró uno de los chocolates y lo metió a su boca, junto a ello pegó un fuerte mordisco logrando que el relleno salga.
Una explosión de sabores se creó en su boca, el sabor picante del relleno perfectamente combinado con el sabor amargo del chocolate y esos caramelos que hacían explosiones, todo perfectamente equilibrado. Sentía un pequeño cosquilleo recorrer su paladar. Tomó otro bombón de la caja y lo mordió con devoción, dejándose disfrutar ese sabor. Cuando menos se dió cuenta había terminado de comer todos los chocolates de la caja. Al final de la cajita se encontraba una pequeña placa —la cual retiro—, bajo esta se encontraba otra nota."Kacchan, ¿Te atreves a salir conmigo?".
Una sonrisa estúpida junto a una risa salieron de la boca de Katsuki.
Agarro una lapicera que había sobre su escritorio junto a un trozo de hoja.—Estúpido Deku.
Satisfecho con lo que escribió se fue a dormir, no sin antes lavarse los dientes y recordar aquel divino sabor.
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Todos se preguntaban: "¿Qué rayos pasa con ellos?". Podían decir que Izuku estaba apagado y juraban ver una sonrisa —más parecida a una mueca— pegada el la cara de Bakugō.
—¡Deku de mierda!— a quien llamaba levantó la mirada para encontrase con los ojos rubí de su amigo de la infancia.
Con fuerza apoyó su mano sobre la mesa dejando un papel. La mirada verde brilló e hizo una amplia sonrisa.
—¡Sí, Kacchan! ¡Me atrevo!
Ambos sonriendo satisfechos, las miradas curiosas los rodearon.
—¡Deku es mío perras!— gritó lleno de orgullo.
"¿Te atreves a ser mi novio? o ¿Eres un cobarde?"
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ꜱɪᴇᴛᴇ ɴᴏᴄʜᴇꜱ ᴅᴇ ᴘᴜʀᴏ ᴀᴍᴏʀ|ʙɴʜᴀ
FanfictionAU|Participación en EnchantedWeek2019 ☁️|Bakudeku