Cap 1

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Corro por la casa persiguiendo a Elisabet, que no para de moverse y reírse como loca por los pasillos de la casa. Hace unos días cumplió seis, y está como loca para volver al cole, es una niña alegre y cariñosa, poco como su padre, y una poco más como yo. La cojo del suelo y le pongo el gorro azul.
-Vamos! Que llegaremos tarde!- digo con un tono entre risa y seriedad, esta no para de reírse y moverse en mis brazos, bajo corriendo y llego a la cocina donde está Daniela sentada mirando vídeos.
-Daniela- le digo con La Niña en los brazos. Me harías el favor de llevar a Elisabet al colegio?- dije dándosela a ella, esta sonrió se puso la empanada en la boca y salió corriendo de la casa. Suspire y me giré. Mi hermoso esposo se ponía la corbata con rabia, era su segundo trimestre trabajando en una empresa seria y no sabía ponerse la maldita corbata.

Me acerqué y lo intenté, pero mis dedos temblaban por no tomar el café suficiente, craig me besó y me rodeó con sus brazos.
-Creo que la corbata puede esperar- dijo mientras sonreía, eso me hizo sonreír a mi y nos enrollamos en el sofá del salón, vi a dónde quería llegar y le paré.
-Tienes que ir al trabajo o te regañarán por llegar tarde- dije levantándome y colocándome mientras el cinturon.
Este se levantó de mala gana cogió su maletín y me besó antes de irse. Mierda, yo también tenía que trabajar.
Cogi mi delantal verde y corri a mi cafetería.

Esther y Esmeralda ya me esperaban ahi mientras estaban preparando la cafetería para que se abriese.
-Hola!- exclamó Esther abriéndome la puerta. Seguro que dentro de unos minutos empezará a aparecer montones de gente como siempre- dijo está preparándose. Yo suspire. Si que era un trabajo duro, Tanta gente que tenía que trabajar por la mañana y corría aquí a coger su cafecito, que tenía prisa, o que de iban a perder el tren, o que no habían dormido y necesitaban café para trabajar....

Vi a clyde entrar por la puerta con una bolsa en la mano, le abrí la puerta y le dejé entrar.
-Hola! Traigo tacos!- dijo mientras meneaba la bolsa en nuestra cara, seguramente cogería u. Poco, pero ahora lo que más necesitaba era café. Me metí en la cocina y puse a trabajar la máquina nueva de café que habíamos comprado, Iva más rápido y podía hacer cuatro cafés a la vez! Estábamos encantados.

Veamos como crecerá la pequeña Elisabet...

Los pequeños ( continúan De cuando vuelvas) terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora