"Invitación foránea" (2/2)

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Janice salió de aquel lugar con una sonrisa en el rostro; el guardia la pasó de largo, en fin, de por sí ya iba de salida.

Yasir le pareció un tipo muy agradable, hablaron de cosas triviales y una que otra personal. Él mencionó que tenía a una "serpiente" de mascota, no entendió muy bien porque lo había dicho entre comillas, pero supuso que nunca lo averiguaría..., aunque las similitudes que veía en él conforme a los relatos que le contaba su amigo perdido eran casi idénticas.

Se puso a pensar en si era posible que todo lo que alguna vez llegó a "imaginar" se hubiera vuelto realidad, de ser así, habría estado hablando con alguien inusual, además de...

Negó con la cabeza.

Debía ser realista y aceptar que aquello solo era una fantasía.

Sin tardar un minuto más, se dispuso a dirigirse hacia su casa, ya era demasiado tarde, la una de la mañana para ser exactos.

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Entró por la misma ventana por la que salió. Prendió la luz de su cuarto y empezó a dejar todas sus cosas encima de su buró, sacó el dinero que había ganado y lo inició a contar.

Adentro de la habitación, había alguien observándola sin que ella se diera cuenta.

Janice sintió un escalofrío recorrer su espalda, entonces vio a una sombra en la esquina de su cuarto, su corazón latía rápido y desenfrenado. Su instinto le indicó que tenía que gritar, pero decidió correr a la puerta para salir; sin embargo, esta estaba cerrada. Comenzó a jalar la perilla con desesperación.

¡Demonios! ¡Demonios! —volteó y quedó de espaldas contra la puerta, puso sus manos en la misma.

Su respiración se hizo agitada. La luz del cuarto se fue. La sombra se fue acercando cada vez más. Janice intentaba gritar, pero se vio interrumpida cuando sintió que no podía mover sus labios.

La luz se encendió dejando lucir a un chico de cabellera rubia, ¿no era el mismo del casino...?

—¿Yasir? —cuestionó después de haber recuperado la movilidad de sus labios.

—Hola, Janice —sonrió—. No habrás creído en verdad que no volverías a verme, ¿o sí? —hizo un ademán con sus manos, atrayéndola consigo.

—¿Cómo entraste aquí? —trataba de zafarse del agarre telequinético.

—Verás, Janice, te he estado observando desde que saliste de la escuela. Alguien me envió por ti y más vale que no trates de gritar, se te será imposible de cualquier forma

La tumbó en la cama y rio por lo bajo con las manos detrás de su espalda. La joven rubia se limitó a encogerse de piernas.

—¿Alguien? ¿Quién? —se desconcertó—. ¿Quién querría buscarme de todas formas?

Agachó la mirada y se quedó estática en la cama. Yasir notó eso y sintió algo extraño, algo que le hizo recordar a los tiempos en que tuvo que vivir encerrado por milenios.

¿Qué hay con ella? —pensó para sí mismo para luego voltear y verla directamente. A simple vista se notaba muy triste—. Oye, estoy seguro de que si me mandaron a buscarte fue por algo en especial, ¿podrías al menos creer eso?

La chica alzó su cabeza y Yasir pudo notar como unas cuantas lágrimas sobresalían de sus ojos. Sin duda, eso lo hacía sentirse más raro aún, ¿que tenía aquella chica que lo hacía sentir así? Había visto miles de mujeres sufrir, casi hasta la muerte, y ella había sido la única que le había causado esa sensación de... ¿compasión? ¿Empatía? No tenía idea de cómo describirlo.

Gravity Falls: La venganza es la Clave.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora