Amara parte 4

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No sabia a donde se dirigía ni siquiera en compañía de quien se encontraba pero nada de eso era relevante pues muy dentro de si Amara sabia con toda certeza que estaría bien.

El viento levantaba el cabello de ambas rubias fundiéndolos en una sola mata de rizosos dorados, una nube esponjosa y amarilla que flotaba sobre la moto. Esta situación resultaba un tanto molesta para la joven pasajera pues a pesar de las gafas que llevaba para proteger su vista el resto de su cara estaba completamente expuesto, algunos cabellos se movían ocasionándole cosquillas en la cara mientras que otros, los mas molestos, se le metían en la boca causándole un poco de asco.

Aunque las circunstancias no eran las mas gratificantes, y mucho menos las mas normales, Amara era capaz de afirmar que ese era el mejor paseo en moto que jamas tuvo. Esto no era algo difícil de conseguir pues las veces que ella había montado un vehículo de dos ruedas eran muy pocas, tres contando esta ocasión, y sin lugar a duda los otros conductores no fueron buenos anfitriones por lo que el recorrido no fue disfrutable. Estaba de mas recordar el resto de lo acontecido en ambas situaciones.

Antes de que la fauno lo notara ya se encontraban en una zona de distinta de la ciudad. En contraste con los altos edificios de el lugar del que partieron ahora solo había construcciones pequeñas, la mas alta solo era de unos dos pisos. No era una zona "mala" pero tampoco era una de las mejores, parecía ser un barrio comercial repleto de sencillos locales en los que compra l gente que no puede pagar los productos de alta calidad altesiana en las grandes cadenas de comercio de aquel avanzado reino.

De forma abrupta el viaje parecía llegar a su fin. La conductora se detenía de forma rápida pero delicada, como toda una experta, justo frente uno de los modestos edificios que abundaban en el lugar. Amara observo sin moverse como su acompañante descendía para iniciar una caminata.

-Vamos-

Dijo la mujer con una particular frialdad que inquieto un poco a Amara. ¿Seria acaso que cometió un error al bajar la guardia? La joven observa aquella aquella espalda cubierta de amarillo alejarse lentamente hasta toparse con un cortinilla metálica, la cual se dispuso a levantar de inmediato. Por acto reflejo Amara salio en su ayuda sin pensarlo, tal vez incluso estaba siendo participe de su propio secuestro. La situación era muy extraña, una joven que subió a la moto que ella misma pinto y la cual pertenecía a una mujer que tenia motivos de sobra hacerle cosas sus malas. Su corazón y su mente se debatían en una lucha de razones y presentimientos, lo que estaba por ocurrir debía ser algo malo, pero al mismo tiempo no podía ser algo malo.

Con cada centímetro que la cortinilla se separaba del suelo un poco de luz entraba a una habitación oscura y misteriosa disipando de a poco las dudas de Amara. Con dificultad trataba de distinguir algo entre la bruma de aquel lugar que tenia un ambiente frío y pesado, similar a una tumba. Los pocos rayos del sol que atravesaban hasta entrar a la oscuridad para disiparla apenas si hacían distinguibles algunos objetos. ¿Eran cadenas lo que veían sus ojos? ¿Acaso el piso estaba manchado de sangre? ¿Y las paredes llenas de herramientas rudimentarias de tortura? Después de todo, parecía que la joven al fin había sido capturada por esos horripilantes traficantes de faunos, y todo por haber confiado en una corazonada.

Una intensa luz deslumbro a Amara aturdiendola momentáneamente, de inmediato pensó que algún artefacto de captura había sido utilizado en su contra.

-¡Aléjate!

Grito despareda con sus ultimas fuerzas con la esperanza de repeler a su agresora.

-Ey. Tranquila ¿Ocurre algo?

Mientras sus ojos se abrían lentamente se dio cuenta de que no noto cuando se abría la cortinilla, que levantada del todo parecía ya no estar. Justo frente a sus irritados ojos, la fauno observo una modesto y desordenado taller de vehículos, con herramientas y cadenas por doquier e incluso aceite derramado por una buena parte del piso. Miraba todo detalladamente, aun incrédula de que un arma mortal no se encontrara entre todo aquello, tanto que la mujer pareció notarlo.

-Emm, si, lamento el desorden, pero es lo que hay.

-Oh yo, no era mi intención...

-No te preocupes, se que debería ser organizada, pero como no pensaba abrir no me moleste en limpiar...Bien pasa.

Hasta ese momento Amara había permanecido impávida en la entrada e incluso ante la invitación se mostró un poco renuente, pero finalmente acepto.

-Puedes sentarte donde quieras

La fauno de inmediato dirigió la mirada a todos lados diciéndose para sus adentros que el lugar estaba tan mal que no había ningún sitio para ella. Nuevamente como si la otra rubia no solo compartiera su cabello sino también sus pensamientos dijo.

-Sabes que, mejor traeré una silla. Aguarda.

Aun tenia miedo de bajar la guardia, pero ahora la joven se sentía mas segura. Curioseo un poco entre los muebles contenían nada mas que objetos ajenos a ella hasta que. Su vista se topo con algo a su medida, era un pintador láser, un lujoso artefacto que ponía suaves y brillantes capas en casi cualquier cosa. Muchos de los lienzos que pintaba necesitaban uno para quedar bien, pues de lo contrario la tanto la pintura como el exterior de vehículo no duraban demasiado, pensar en que sus pinturas podrían perdurar con uno de esos hizo que algunas locas ideas pasaran por su cabeza. 

-Aquí tienes la silla

De un sobresalto Amara giro en dirección a la voz que la había llamado y a pesar de estar algo decepcionada de que verdaderamente solo trajera una silla, también estaba aliviada pues parecía confirmar sus sospechas de que aquella mujer no la lastimaría, al menos por el momento. Abandonado sus pensamientos tomó la silla y la coló cerca del pintador para posteriormente sentarse a contemplarlo un poco mas.

-Iré por un vaso de agua, debes estar sedienta después del susto que te di.

Sin saber como reaccionar ante aquella mala ¿broma? la rubia pequeña giro la mirada hacia la entrada pensando en escapar .

-Ok...mejor voy por el agua.

Sola nuevamente con nadie mas que sus pensamientos, la pequeña fauno se preguntaba que debía hacer, ¿Que clase de broma fue esa del susto? podría ser que la mujer no estuviera del todo bien de su cabeza. Tal vez debería huir, pero si lo hacia tal vez debía llevarse algo con ella, algo muy tecnológico y relacionado con la pintura. Se puso de pie y se dirigió al pintador, lo sostuvo entre sus manos y lo observo detenidamente.

-Hey ¿Que miras?

/*Turururu suspenso*/

RWBY un futuro alternativoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora