Recuerdos. [ChiRu/LatínHetalia]

Sueños.

...

El panaroma lúgubre se distinguía en su máximo explendor en aquel tiempo, conjugando perfectamente con los cuerpos mutilados, cadáveres putrefactos, heridos gravemente en toda zona. Edificios y casas completamente destruidas, siendo quemadas o pedazos alrededor de aquel tenue episodio, gritos desgarradores de personas llorando a sus familiares, de dolor, de impotencia, de rabia, de miedo.

Todo estaba un completo desastre, su gente muriendo a causa de un tratado de alianza, uno que cumplieron sin medir las propias consecuencias de sus actos e involucrarse, las personas sacrificandose por su patria, sabiendo desde un inicio que tras la retirada de Bolivia estaban destinados a perder, lo sabían, claro que lo sabían.

Pero se quedaron. Se quedaron y lucharon con su último aliento. Sacrificando gente inocente. Gente culpable. Soldados.

Su jefe le dijo que no era buena idea. Sin embargo tras lo vivido con la personificación del país vecino sentía que podía confiar plenamente. Y firmó sin ninguna vacilación en cualquier momento. No dudo. No podía. Nunca pensó que esto podría suceder. Que se quedaría a luchar sólo esta guerra siendo arrebatado sus dos territorios en el sur. Miles de masacres en aquellas zonas de campaña de los enemigos.

El se encontraba en medio de una zona ya infertil, arrodillado al costado de una bella mujer, mientras lágrimas salían de sus orbes dorados, murió por una bala perdida. Pero la reconoció apenas la vio, fue una de tantas que ayudaba a los malheridos, y el estuvo en su último aliento de vida, aquella chica herida le sonrió con compresión. Como si el no tuviera la culpa de nada. Sentía tanta rabia contra él enemigo.

— Esto es mi culpa.

Fue lo que dijo en un leve susurro con arrepentimiento, hasta que de repente un sonido sordo se hizo presente; el de un disparo, una bala, y el en medio de ese lugar hecho trizas. Aquella bala le dio en el hombro, causando que se cayera completamente al piso.

Tal vez si no estuvieran en medio de la guerra no hubiera causado mayor daño, pero que podía hacer, campañas militares chilenas están posiciónadas en Arica, Tarapacá y Tacna, mientras que tropas avanzaron hasta Lima y Callao; se había delibitado bastante.

Extrañamente en ese instante, recordó a Antonio, aquel sádico joven que esclavizó a su gente convirtiéndolo en un virreinato y su principal fuente de extracción de oro junto a Río de plata, sin embargo se sintió peor que el, al menos ese malnacido no tenía relación con ellos, en cambio el no pudo evitar esto hiriendo gravemente a su gente. Su propia gente.

Aquellos que luchaban con cada centímetro de su cuerpo. Aquellos que daban su último aliento de vida en el campo infertil de batalla.

Aún permanente en el piso, sus ojos comenzaron a pesar, comenzó a cerrarlos poco a poco pero lo último que llegó a observar fue a tropas peruanas avanzar hacia el grupo que le había disparado y uno que otro, hacer presión sobre su hombro. Todos ellos sabían quién era el, lo defendía a toda costa, a pesar de que luchen juntos, saben la diferencia entre herir a una nación y herir a un soldado.

Pudo ver como aquellos que salieron a defenderlo caían uno por uno.

...

Su respiración era agitada, tenía mucho sudor en su rostro y sentía que su corazón no podía parar de palpitar, observó su alrededor.

Sin cadáveres.
Sin heridos.
Sin gritos.
Sin llanto.

Tal solo era su habitación, donde al lado estaba su llama durmiendo pacíficamente. Comprobando que lo que tuvo no fue más que sueño. O tal vez una pesadilla de su recuerdo.

— Esto ya no está bien. — murmuró agotado, intentando tranquilizarse.

Cómo todos los países no podían superar hechos que marcaron totalmente su historia o al menos los que las mismas naciones consideraban dolorosas.

A veces tenía miedo de que aquellos sueños no lo dejen vivir en paz.

...