Capítulo 1.

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...

— ¿Entonces, si lo entiendo bien, usted no ha dejado de soñar hace casi un mes acerca de acontecimientos que sucedieron hace dos siglos?

— No sólo eso causa, también donde mi llama volaba con arcoiris que le salían del poto y me llevaban al espacio.. — explicó soltando una risa nerviosa intentando que el opuesto no se concentrará en eso. — Bacan todo

— Lo de tu mascota, se debe a que tu subconsciente intenta avisarte que el nivel de estrés causa un deseo interno de escaparse de tu realidad. — indica el hombre mayor en apariencia, acomodándose los lentes y leyendo unos expedientes. — según se Miguel Prado, con tantos años que tienes muchas cosas has pasado. ¿Pero que empeño existe en aquella guerra del Pacífico?

— No lo se. — baja la mirada bastante incómodo y tenso. — Realmente, no lo sé.

— A pesar de los conflictos que existe en la historia de nuestro país, normalmente las pesadillas son específicas, algo te amarra y sujeta. ¿Tiene que ver algo con el país de Chile o su personificación? El tal Manuel.. — rememoró intentando llegar al punto de inicio del problema. Observó cada detalle del rostro de la nación. — A veces eso causa un cierto trauma.

— Tal vez..No espere que fuera capaz de tanto. No lo creía. — mencionó recordando cuando eran dos niños sin saber siquiera el ser nacidas naciones tan distintas. — Fue mi amigo pero ¡Huy! Le estoy hablando de hace milenios...

— Eso generó cierta sorpresa e inquietud, aunque sinceramente me sorprende porque desde tiempos inmemorables su abuelo era enemigo de los Mapuche.

– Aún así, extraño todo ¿no?

— Tal vez debas un día sentarte a conversar con el joven Manuel, al parecer es parte de él porque tu te encuentras aquí. — Aconsejo. Acomodando sus gafas. Pensativo.

— Y que sepa el cojudo ese que vengo al psicólogo, nel, ni de chiste. — se negó rotundamente, girando su cabeza de lado a lado. — También estoy seguro que no tendría nada que hablar, se pone a decir que el pisco es suyo, que el Machu Picchu es suyo, que el ceviche es suyo, que yo soy suyo y todas esas huevadas.

— Pese a que su procedencia sea clara, necesita al menos tener una platica sin pelearse..¿Hace cuanto que no ves a Chile?

— La última conferencia fue hace ya casi dos meses, un asco, Cata se enfermo y Maria no los controlaba por el caso de Maduro ya que se puso a pelear con Pancho, Pedro e Itzel hablaban sobre tacos al pastor y otros ni pa las huevas, sus cabezas peor que en la luna de paita esos sonsos.. — contó. Recordando la última vez ahí, que apenas se volvió un desmadre sacó su celular para distraerse viendo videos de animales.

— Esta bien. Toma las pastillas que te recomendó el psiquiatra, te ayudará a descansar, pero como tu eres tu, tomate tres cada noche. — señaló el frasco que traía el pelinegro — Lograrás dormir, de todas formas tendrás que regresar.

— Lo se broder.

El de orbes dorados se levanto del sofa negro, con aquel frasco de pastillas que le acababan de recetar, comenzó a caminar hacia la puerta y se detuvo sosteniendo la manija.

— Muchas veces es mejor resolver el problema de frente a seguir tolerando sus síntomas. — recomendó de forma directa.

— Gracias Doc, vuelvo a la próxima semana. — se despidió de forma educada para proceder a retirarse.

Tras salir del establecimiento comenzó a caminar por las calles de la ciudad de Lima, observó su gente, sus calles, aquello que todo lo rodeaba, recordando que ya no estaba en medio de la guerra, que los niños crecían sin el temor de que sus padres tengan que irse a pelear.

Recuerdos. [ChiRu/LatínHetalia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora