1. Back to school

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Los primeros días de clases siempre han sido pésimos para mí. Desde ser atacada por una paloma y su excremento en mi cabello, hasta estrellar la pantalla de mi teléfono en el piso de la cafetería. Pero esta vez siento algo especial, un presentimiento de que por primera vez tendré un día tranquilo, que romperé con la maldición por fin.

Es por eso que decido este día llegar un poco mas temprano, y quedo con Becky para repasar algunas viejas coreografías. Entro al baño de chicas para quitarme el lindo vestido rosa que compré con antelación para este día, y me pongo un short ciclista blanco y un top para moverme libremente. Salgo y me dirijo a los casilleros. Es tan temprano que los pasillos están desérticos.

Dejo el vestido en mi casillero y veo a alguien que impide que lo cierre. A una mexicana de bonita figura y cabello castaño.

— ¡Becky!— exclamo emocionada — te extrañé demasiado— corro y la abrazo, no lo pude evitar.

— ¡Auch!, parece que tus lentes también lo hicieron— ríe. Siendo sincera a veces olvido que uso lentes, y que son tan grandes que se ven desde el espacio.

—Te aman, así dan la bienvenida, ya sabes que tienen vida propia— bromeo.

—Ya me acostumbré a sus muestras de afecto. Pero vamos, si queremos practicar debemos irnos ¡ya!— me dice divertida.

—Oh sí, vamos— le digo mientras la tomo de la mano y corro hacia el auditorio, jalándola.

***

Termino algo agitada, realmente perdí condición.

Becky se quita el suéter negro que hace juego con su pants, y amarra su larga cabellera castaña con una liga. Nos dirigimos a la cafetería para comprar algo de agua, pero ella se encuentra con su hermano Alex y los dejo platicando. Es divertido verlos pelear, pero realmente estoy sedienta. Pago la botella de agua y al girarme siento algo húmedo y frío en mis piernas, al bajar la mirada me encuentro con mi short mojado por algo que parece ser un jugo rojo.

Comienza a escucharse el bullicio y la burla de los estudiantes y finalmente veo a la culpable: Kendall, una chica delgada de cabello rubio y corto, mas bajita que yo, de piel blanca y por si fuera poco, la chica más popular de la preparatoria.

—Ups, tienes que fijarte por donde pasas, querida— me dice Kendall viéndome con sus ojos marrones.

—No creo que haya sido yo la culpable, Kendall.

—Tienes razón, lo siento mucho, ¿supongo que tienes algo que ponerte, verdad?— dice con falsa preocupación.

—Sí, vine lista por si a alguna personita se le ocurría bañarme en jugo rojo. Permiso. — ella parecía sorprendida, y el bullicio no cesaba. ¿De verdad ella creía que iría en ropa deportiva el primer día?, si su intención era que estuviera el día entero salpicada debió pensarlo mejor, no es muy lista. ¡Puntito para mí! aunque eso no quitaba el hecho de que me hizo sentir un poco mal.

—¡Más vale que te quites eso, porque parece que tuviste un accidente con tu periodo!— Kendall Smith no tiene remedio. No le sigo el juego y me voy corriendo, avergonzada y cabizbaja hacia mi locker. En cuanto me quite esto y me ponga mi cómodo vestido, será como si nada hubiera pasado.

Al llegar a los lockers abro mi botella de agua. —Fuck— pensé — pude haberla rociado de esta agua para quedar a mano, se lo merecía—. Pero por el momento, y por lo agitada que estaba, tomé un sorbo al momento que abro mi casillero (al que no recuerdo haber cerrado) y escupo el agua de golpe en la cara  alguien a mi derecha.

— ¡Oh no!— digo, en shook.

— Lo mismo digo yo: ¡oh no!, me acabas de llenar la cara de agua—

Recuperando mi dignidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora