Amor Eterno

Capitulo 19

Lisardo tenía razón. Que estaba esperando? Termine de hablar con Lisardo y fui directamente a la oficina de Alexis, toque la puerta varias veces y al notar que el no abría decidí entrar. No estaba allí, me estuvo raro ya que el siempre estaba allí. Fui a terminar de arreglar unos documentos hasta que se hizo la hora de almuerzo. Ya que Alexis no apareció me decidí en salir yo sola. Mientras caminaba hacia el puesto de comida rápida me empezaron a invadir los recuerdos de mi bebé esa criatura que perdí por culpa de Juan. Nunca supe si era niño o niña, tenía tantas ganas de ser madre. Estaba tan distraída y metida en mis pensamientos que no me percate que había pasado el puesto. Volví a donde me dirigía y entre. Miré el menú mientras esperaba que me atendieran.

Erika! Que gusto verte por aquí.

Eduardo, no sabía que trabajaras aquí. Que sorpresa.

Si, conseguí este empleo en lo que me acomodó y organizó bien lo que quiero hacer, dime que gustas ordenar? Me dijo.

Ordene mi almuerzo y espere a que me lo entregarán mientras hablaba un poco con Eduardo. Cuando al fin me dieron la orden me despedí de Eduardo para ir a la empresa pero antes que saliera el me invito a cenar esa noche. No sabía que contestarle, era buena idea para platicar de lo ocurrido en nuestras vidas en todo este tiempo pero a la misma vez me confluía con los planes que tenía de decirle a Alexis. En fin termine aceptando su invitación y quedamos de vernos en el restaurante cerca de la plaza. Seguí mi camino para dirigirme a la oficina y justo cuando estoy subiéndome al elevador aparece Alexis.

No te he visto en todo el día.-le dije.

He tenido que hacer varios asuntos, estoy ocupado y no he tenido tiempo de nada.- me dijo en voz seca.

Me chocó mucho que me contestara así. Que le había hecho yo para que me hablara así? O acaso me lo estaba yo imaginado? El momento en el que estuvimos en el elevador fue muy incómodo ya que ninguno de los dos nos volvimos a dirigir la palabra Salimos del elevador y nos dirigimos cada cual a nuestros lugares de trabajo.

Le dijiste?- me pregunto Lisardo.

No, creo que está enojado conmigo. Me hablo muy seco cuando veníamos en el elevador.- Conteste yo.

Que raro, enojado contigo? Que le hiciste?- me cuestiono el.