IV

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Me encontraba triste destrozado, el agente que estaba en busca de mi hijo, me acababa de decir que era imposible buscarlo, no había ninguna pista para poder encontrarlo.

— No puedo creerlo. — Susurre con dolor.

Salí de la casa, recurri las calles de Seul, hasta que note el ambiente extraño, sentía que alguien me seguía, una mirada sobre mi.

— ¿Kim JongHyun?. —  Un hombre cubrido de ropa negra salió de un callejón.

— Soy yo. — Respondí con valentía.

No me dijo nada, solo me dio un sobre, y se volvió a desaparecer.
En cuento vi el nombre de Rose en aquella carta regrese a mi casa. La empece abrir lentamente, empecé a leer atentamente.

Te libraste de mi Kim JongHyun, pero no te liberaras de tu castigo, en cualquier momento tendrás algo que amarás y yo me voy a encargar de destruirlo.

Sabes alguien me contó que hay dos pequeños que quieres mucho.

Atte: Rose

No, maldita sea no puede ser verdad, ella también tiene un hijo no puede tentarse un poco el corazón, maldita Min ChaeYoung la odio con todo mi ser.

Con los Park

— JungKookie~. — Llamó con dulzura.

Era una tarde y los pequeños niños se encontraban en su cuartos jugando, pero de pronto se sintió raro. JungKook se levantó del piso para dirigirse a la orilla de la cama donde se encontraba JiMin.

Tomó su pequeña mano.— JiMinie eres muy lindo. — Lo miro.

El mayor de cinco años se sonrojo de mala manera.

— JungKook. —

Jungkook se asustó pues su primó JiMin le miro serio, pensaba que le reganaria.

— Lo sien... —

JiMin puso su dedo en la pequeña boca del menor

— Besame como mi papá besa a mi mamá. —

JungKook empezó a ponerse muy nervioso por el pedimiento de su primo.

— Somos pequeños, aparte tengo vergüenza. —

JiMin agachó su mirada e hizo un puchero decepcionado.

— Pero... — Sonrió.

JungKook tomó el pequeño rostro de JiMin y le dio un tierno beso en su mejilla.

— Gracias. — Dijo en un sonrojo mientras el mayor abrazo fuertemente a su menor.

Con Kim JongHyun

Después de esto, no hacía nada mas que pensar en el peligro que había puesto a JiMin y a JungKook, ellos no tenían la culpa de nada.

Mi timbre sonó y fui hasta la puerta, abriéndole y encontrándome con los Park.

— Si dígame. —

— Por favor señor Kim podría cuidar de nuestros pequeños toda la semana, tenemos un viaje de trabajo y no tenemos con quien dejarlos, usted es en quien mas confiamos. — Pidió la Señora.

Yo con mucho gusto cuidará de aquellos niños.

— Claro no hay ningún problema. — Sonreí feliz.

— Muchísimas gracias. — Agradecieron.

Me dejo a los niños y lo que me daba ternura es que los dos traían una mochilas en sus hombros.

— Nos da gusto quedarnos con usted. — JiMin hablo.

— A mi también, vengan les daré una habitación para que duerman ustedes. —

Los guíe hasta un cuarto, entraron alegres y empezaron a saltar en la cama, yo sólo los veía sonriendo desde el marco de la puerta.

Amor floreciendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora