III

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La tarde era un poco aburrida, había terminado de hablar con un investigador para encontrar a mi pequeño Jeon pero no había ni una posibilidad.

Cada que miraba esos niños podía ver en ellos a mi hijo tanto en JungKook como en JiMin.

Los años pasaban.

Hace exactamente cuatro años llegue a esta casa.

Admiraba lo grandes que se encontraba esos niños.

JiMin con 5 años de edad muy tierno por cierto con sus cachetes rechonchos, y JungKook con 3 años, miraba como esos niños corrían por todo el jardín.

Ya eran medio día me encontraba regando las plantas y pronto escuche reír a JiMin y JungKook quienes reían mientras se dirigían a mi.

— Buenas tardes Señor. —

Sonrió JiMin angelicalmenté, observe como con una de sus manos sostenía la de JungKook se veía tierna esa escena.

— Buenas tardes pequeños. — Les sonreí tranquilamente.

— Estamos aburridos. — Empezó a hacer un puchero.

— Venga conmigo, les voy a enseñar algo. —

Me siguieron hasta mi casa y entonces mire sus caras llenas de asombro.

— Señor para que es eso. — Señaló.

Su curiosidad nunca los abandona, siempre escuchaba lo curioso que eran ambos.

— Es para sacar muestras de sangre. — Sonreí.

Jale el tubo hasta ellos para enseñárselos más de cerca.

— ¿Y para que saca la sangre?. —

Se acercó a ver el tuvo y lo sostuvo entre sus pequeñas manos.

— Para hacer análisis, pruebas de AND y muchas cosas más. — Explique.

Ellos se sorprendieron y también me miraron con un poco de terror.

— Nos puede hacer una si, a los dos. — Suplico tiernamente.

Querían una prueba de ADN, aún que les podría lastimar.

— Pero les va a doler poquito. — Advertí para que se arrepentirán pero...

— No importa los dos somos fuertes. — Tomó la mano de JiMin.

No funciono y puchero acompañando sus palabras.

— Está bien. — Suspiro sonriendo.

Se sentaron en la sillas, y esperaron hasta que yo terminará la prueba, y vaya sorpresa que me lleve.

— Ya termine. — Susurre.

Empecé a tartamudear por los nervios que tenia.

— ¿Somos primos?. —

Pregunto curiosamente, no sabia si decirles la verdad, pero al final obte por no decir nada.

— Si son primos. — Bajé un poco la mirada.

Pero ellos sonrieron y se abrazaron felizmente.

— Gracias señor, JiMin ya nos vamos. —

Ahí jalo a JiMin y se lo llevo, me quede un poco pensativo sobre lo que acaba de pasar.

— Vamos, hasta luego señor. — Salieron corriendo.

Y salieron de mi casa, con esa mentira, con esa mentira que seguramente les acompañará hasta la muerte.

Amor floreciendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora