V

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— Niños iré a comprar algo para la cena, no le habrán a nadie. — Advirtió.

Aquella persona salió confiado de su casa.

— Ya escuchaste a el Señor, no le abramos a nadie. —

Apenas Kim había cambiando una cuadra, y la puerta de su casa estába siendo tocada.

— Quédate aquí, no te mue... — JiMin fue interrumpido.

El sonido de algo callendose fue lo que se escuchaba en la antes silenciosa casa.

— JiMinie yo te voy a proteger. —

Jungkook jalo la pequeña mano de JiMin y lo guió hasta el armario.

— Pequeños salgan de donde están. — Susurra.

Aquella persona se acercaba peligrosamente, al cuarto donde los niños se escondían.

— Se dónde están. —

Miro el armario, y lo abrió dejando ver los niños asustados.

— Llevenlos. — Ordenó.

Los tomaron mientras lo dos luchaban por soltarse negando el que los llevaran.

Con JongHyun

— Sabes nunca deviste dejarlos solos. —

El pecho me dolió, sabía a lo que se refería, en ese momento regrese corriendo a casa, vio la cerradura forzada, ella se los llevo. Ahora que debía hacer, algo quiere por que se los llevo.
Mi celular empezó a sonar sabía que era ella.

— Ahora mismo quiero que me regreses a los niños. — Exigió.

— Primero que todo...olvídate de verlos por qué a partir de hoy ellos dejan de existir. — Ordenó.

— Quieres arreglar las cosas, hazlo conmigo pero a ellos no los metas en esto. —

— Entonces vendrás a la dirección que te voy a mandar. —

— Lo haré. —

Ahora camina hasta donde Rose me había dicho, el lugar se hacía cada vez más oscuro, de pronto una camioneta negra llegó.

— Súbete rápido. —

No dije nada solo me iba a subir, lo único que quería es que me devolvieran a los niños.

Me di cuenta de que el viaje no fue tan largo, pues rápido llegamos, me di cuenta apesar de que traía una bolsa sobre la cabeza.

— Suéltalo. —

Volví a escucharla, odiaba su voz chillona. Me aventaron y para cuando me la quitaron vi a mis niños, los dos angelitos inocentes dormidos.

— ¿Qué quieres?. —

Me miró maliciosa y supe que lo ella fuera a querer no era nada bueno.

— Qué no sigas buscando a tu hijo, tu crees que yo no se el por que viniste a Seul, claro por tu adorado hijo, pues quiero que no lo sigas buscando. —

— Jamás, lo seguiré buscando hasta la muerte. —

Volvió a mirarme con ojos de odio, no me dejaría intimidar.

— Bien....llevenlo al cuarto, junto a estos niños. — Trono los dedos.

Me tomaron a mi y vi como cargaban a los niños, saldré de aquí y eso es un hecho.

Amor floreciendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora