VIII

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El día sábado había llegado todo estaba bien por fin, me levanté hacer el desayuno mientras los niños estaban durmiendo en su cama.

— Buenos días. — JiMin se estaba tallando los ojos, se ve que a dormido bien.

— Buenos días pequeño, ¿Dormiste bien?. —

Se subió en una de las sillas y recargo su rostro contra la mesa.

— Si ¿Y usted?. — Pregunto algo adormilado.

Saque los hotcake y los puse en un plato, tome tres platos y los lleve a la mesa.

— Bien gracias, ¿Y tu primo?. — Pregunté.

— Durmiendo. — Suspira. — Es malo que ¿Te guste tu primo?. —
Pregunto sonrojado.

Si bueno, quisiera poderles decir que no son primos pero no lo haré por que no se por que lo ocultan los padres de JiMin.

— ¿Te gusta JungKook? ¿Cómo es eso posible? Eres un bebé todavía. — Sonreí.

— No soy un bebé, tengo cinco años. — Señaló con su mano. — Bueno cuatro. — Sonrío.

Me reí por su comentario, hay dios este niño, ya le iba a contestar pero salió un JungKook igual de adormitado.

— Buenos días. — Se sentó a lado de JiMin, y este sólo sonrío a verlo.

— Buenos días. —

— A desayunar, después de van a lavar los dientes. —

Asintieron mientras empezamos a comer, acabamos y ellos se fueron a lavar los dientes mientras yo me quedaba lavando platos. De pronto me puse a pensar que pasaría, ellos claramente no se van acordar de esto por su corta edad pero...el que nos allamos salvado no significa que estemos a salvo, no se que voy hacer para protegerlos...tendré que alejarme de ellos y cuidarlos desde lejos para que estén bien o al menos eso creo.

— ¿Bueno?. — Dijo JiMin por el celular.

— Hola hijo. —

— Hola papá. —

Me percate de que alguien estaba hablando con JiMin y me di cuenta de que era el Señor Park.

— Me podrías pasar a el señor Kim. —

— Si papá. — Me acerqué a el y me dio el teléfono.

— Buenos días, dígame. —

— Hola, le llamo para avisarle que el vuelo se adelantó un poco y llegaremos hoy en la tarde. —

— Muy bien, aquí lo esperamos. —

— Gracias, nos vemos alrato. —

Corte la llamada y cuando voltie me encontré con JiMin y JungKook.

— ¿Qué le dijo?. — Pregunto JungKook.

— Llegan por la tarde. —

Los dos se alegraron, empezaron a correr por toda la casa sin parar y eso me causaba ternura.

En la tarde cuando los señores Park llegan

— Gracias por cuidar a mis niños. — Agradeció la Señora Park.

— No es nada, para mi fue un placer. —

Y si lo fue, estos días estuvieron llenos de adrenalina y miedo.

— ¿Cuanto le debo?. — Pregunto el Señor Park.

— No, no es nada. —

Insistí mientras salíamos de la casa, me agache un poco para poder estar a la altura de JiMin y JungKook y estos vinieron a darme un fuerte abrazo, este momento no lo olvidaría nunca.

— Buenos, hasta luego. —

Me fui despidiendo mientras salía de su casa por completo, cuando estuve afuera me dirigí hacia mi casa pero apareció el carro de ChanYeol.

— Hola JongHyun. — Sonríe.

Sonrei al verle, me hizo la seña de que me subiera a su carro y me subí a ella.

— ¿Qué pasa Chan?. —

Saco un sobre amarillo de uno de los departamentos de la camioneta para darmelo.

— ¿Qué es?. — Pregunté.

— Míralo. —

Abrí el sobre y saque con cuidado algo que parecía unas fotos o algo así.

— Es Rose y su hijo. —

— ¿Cuantos años tiene?. — Mire las tres fotos que tenia en las manos.

— Cinco años. —

Solté un suspiro pesado, Rose ni por qué tenía un hijo cambiaba, y tal vez jamás lo haría.

— Lo se, ella jamás va a cambiar ni por su hijo. —

Después de eso el empezó a manejar hacia un restaurante.

— Este restaurante es muy bueno. — Sonrei.

Nos bajamos del carro y entramos al restaurante. Saben quisiera pensar que JiMin y JungKook estarán a salvo pero mientras Rose piense que los niños están muerto están a salvo...por ahora.

Amor floreciendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora