Capítulo 8 "Confesión Parte 2"

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-Vampiros- exclamo el chico -Los vampiros no existen en la vida real Yon-Soo, solo en las películas.

-Si existen oppa y yo soy una de ellos.

El chico seguía en shock, sin entender una palabra de lo que la chica decía. La escucho suspirar pesadamente.

-Te mostrare que es verdad- con cuidado, Yon-Soo le retiro el retrato a Tae, pero antes de devolverlo a su lugar, busco otro objeto dentro de aquel cofre, lo tomo y después metió el retrato, cerrando el cofre y colocándolo aun lado en el suelo.

Sin mediar palabra, la chica tomo la mano de Tae.

Una daga de plata, eso era lo que había sacado la chica de aquel cofre.

-¿Q-que haces?- pregunto nervioso Tae.

-Mostrándote mi verdadera naturaleza- y sin mas, aguantando la respiración, la chica clavo la punta de la daga en el dorso de la mano de Tae, no lo hizo muy profundo, solo lo necesario para que de esta corriera un delgado hilo de sangre, el chico soltó un pequeño quejido -No te muevas- pidió en un susurro y acerco su nariz a la mano del chico.

Inhalo profundo, arrepintiéndose al instante, pero era demasiado tarde.

Llevaba tanto tiempo lejos de la sangre humana, que aquel simple aroma la estaba consumiendo por dentro. Tenia los ojos cerrados, había dejado de respirar otra vez, en un intento de calmar sus instintos.

-¿Y-Yon-Soo?- hablo Tae y se quedo frio al momento que la chica abrió sus ojos de nuevo y lo miró fijamente.

Como era de esperarse, nuevamente cambiaron de color, pero esta vez por uno lúgubre y tenebroso, uno que parecía penetrarte y desgarrarte el alma, un negro tan intenso que helaba la sangre, ese color que adquiría, no solo ella, sino cualquier vampiro en cacería, pero no solo eso noto Tae en ella, sino también unos filosos colmillos que se alcanzaban a distinguir en su boca entre abierta.

-Yon-Soo- hablo nuevamente -M-me lastimas- dijo el chico y se podía notar como su voz comenzaba a quebrarse, debido a la angustia y el temor que sentía, aquel tono, permitió que aquella chica tierna y temerosa, volviera a la superficie.

-T-Tae- trato de mantenerse en calma, un movimiento en falso y sus instintos se apoderarían de ella por completo -T-te voy a soltar- aguantar la respiración no parecía ser suficiente para tranquilizarla -P-pero no te m-muevas- lentamente abrió su mano, liberando al fin la del chico.

El, por instinto, se movió, alejándose de ella, tratado de poner distancia entre los dos, lo cual altero a la chica, cuyos instintos la embriagaron y estuvo a punto de abalanzarse sobre el chico.

Pero lo que hizo para frenarse, no solo consiguió que se calmara, sino también hizo que el chico se desmayara de la impresión.

Había clavado la daga en su muslo y ahí permanecía.

Y dirán ustedes, ¿Para que?, los vampiros no sienten dolor.

Pero aquella arma era especial, igual de especial que la que ocultaba celosamente en el armario de su habitación, en aquel estuche rojo.

Flash Back

-¿Qué es esto Celestine?- pregunto la chica, a aquella bruja que se había convertido en su amiga, aliada y confidente, después de que aquel despreciable ser la convirtiera en lo que es.

-Serán tus armas de representación linda- decía la bruja como si fuera lo mas obvio del mundo -Las consagre para ti, algún día, cuando seas líder de un clan, ellas te representaran, cada líder tiene una, pero solo sirven si son consagradas por una bruja.

-Pero lo más seguro es que nunca llegue a ser líder de clan ¿De que me servirán? Solo un líder de clan puede matar- la bruja le sonrió condescendiente.

-Si linda, un líder de clan puede matar a otros de su jerarquía o a cualquier vampiro inferior a el, pero entre vampiros comunes se pueden matar y estas armas te servirán para defenderte de ellos, con ellas puedes causar un gran daño o la muerte, la magia que deposité en ellas es muy intensa.

-Me estas diciendo ¿Qué yo puedo matar a cualquiera que no sea líder de clan?

-Así es mi niña- contesto la bruja -Pero recuerda, que la jerarquía prevalece, un vampiro de mayor edad, siempre será mas fuerte que tu.

-Jamás olvidare esto Celestine- dijo la chica agradecida y le dio un abrazo a la bruja.

Fin Flash Back.

Y por eso es que había clavado aquella arma en su pierna. Y agradeció haberlo hecho aunque esto fuera una tortura, prefería mil veces aquella sensación de tener incrustado un metal a fuego vivo, que atacar a uno de sus hermanos.

Cuando sintió que sus instintos se habían ido, saco la daga de su pierna, espero a que aquel tortuoso dolor pasara y que su herida dejara de sangrar.

En cuanto lo hizo, se acerco al chico y sin problema alguno lo levanto del piso y lo recostó en su cama.

Busco la bolsa donde venia la ropa de cama y saco la manta que Jin le había comprado, con ella cubrió al chico y luego se dirigió al baño.

Busco una toalla pequeña y la humedeció, limpio su pierna y después regreso a la cama, con cuidado de no oler demasiado la sangre, limpio los restos que había de esta en la mano del chico y por último, limpio la daga y la poca sangre que estaba en el piso, que había salido de la herida en su pierna.

Regreso al baño y enjuago lo mas que pudo la toalla, para que si alguien la llegaba a ver no se alarmara.

Tomo la daga y la regreso a su lugar, guardo el cofre de nuevo en el armario y se acerco a su mesilla de noche, tomo su celular para después regresar a su refugio entre la ventana y el armario.

2:45 a.m. Marcaba la pantalla del aparato.

Miro a la cama y volvió a ver al chico inconsciente.

-Te haré olvidar oppa…no te preocupes- volvió su vista al frente y contemplo la luna.

Era tarde, pero no sentía ganas de dormir, aparte de que realmente no lo necesitaba.

Así que simplemente se quedo ahí sentada, contemplando el cielo nocturno.

Las horas pasaron en un parpadeo, la alarma que usualmente le informaba a Yon-Soo que era hora de sus ejercicios matutinos, comenzó a sonar.

6:20 a.m. marcaba la pantalla de su celular.

Dudosa se puso de pie.

-“¿Estaría mal bajar a hacer ejercicio?”- se pregunto mirando al chico inconsciente en su cama y a la vez recordado el magnífico gimnasio que había en la planta baja y que vio cuando el manager la llevo con los chicos -No creo- se respondió.

Pero antes de cambiarse, tomo nuevamente al chico entre sus brazos, rogando que no despertara y así lo llevo a su habitación, lo recostó en su cama y regreso a la suya.

De entre la poca ropa que había llevado en la maleta, saco un pantalón de deporte gris, ajustado que le llegaba por encima de la rodilla, se coloco un top negro y encima de este una playera sin mangas, sumamente holgada y al mismo tono que el pantalón, la prenda permitía ver parte de sus costillas.

Cuando hacia ejercicio, regularmente era en casa, pero cuando llegaba a salir, tomaba la misma sudadera de color rosa que llevaba en sus manos en ese momento para cubrir su piel y evitar problemas. Por la hora no creía que nadie estuviera en el gimnasio, pero por si acaso la llevaría.

Salió de su habitación y posteriormente del departamento. Se acerco a esperar el elevador y bajo al gimnasio.

El sol ya había despuntado.

TUS OJOS TE DELATAN (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora