Tras todo lo ocurrido, Alice y Hanz se quedaron callados un rato. Ella se tocó suavemente el moretón del ojo e hizo un gesto de dolor.
— Será mejor que vayas a casa a descansar— dijo Hanz —Esas heridas tardarán varios días en sanar.
— Tal vez debería ir a que me revise un médico— respondió ella mientras comenzaba a caminar seguida por el joven león quien se había colocado de nuevo la capucha.
— Quizás sería bueno que te hicieran una radiografía, por lo de tus costillas, pero dudo tengas fracturas o no podrías moverte con facilidad.
Alice se quedó perpleja al escuchar eso y lo miró desconcertada.
— ¿Cómo sabes todo eso?
— Cultura general— respondió encogiéndose de hombros —Leo mucho.
— Claro— apenas dijo Alice sin saber qué más decir al respecto — ¿Así fue como aprendiste a hablar en italiano?
— No, eso lo aprendí escuchándolo
— ¿Es tu lengua materna?
— No exactamente
— ¿Entonces por qué cuando te conocí no hablabas más que en italiano?— preguntó ella al pensar que estaba tratando con una especie de fantoche.
— Porque no tenía intención de interactuar contigo— respondió en un arranque de sinceridad —Es más fácil mantenerse alejado de la gente cuando no entiende lo que estás diciendo.
Alice no dijo nada pero se limitó a observarlo. Estaba asombrada de aquella criatura, no solo por su aspecto sino por todo en general; no solo no se comportaba como un animal salvaje sino que tenía el hábito de la lectura, pero claro, probablemente porque pasaba mucho tiempo recluido dentro de aquella habitación.
Ambos continuaron caminando por las desiertas calles de la ciudad, aunque cuidándose de no ser vistos, hasta que finalmente llegaron al edificio de departamentos de Alice.— Uhm— dijo Alice al sacar la llave de su bolso —Supongo que... gracias... por acompañarme— titubeó nerviosa, evitando verlo a la cara.
— Tienes que evitar meterte en problemas— dijo Hanz sin verla tampoco —No te ofendas, pero no me gusta ser la niñera de nadie.
— ¿Ni-niñera?— preguntó ofendida Alice al momento de voltear, sólo para percatarse que Hanz no estaba ya a su lado —¿A... A dónde se fue?— se preguntó sorprendida.
Otro día llegó y Alice estaba en la oficina de su jefa explicando lo sucedido, omitiendo la parte en que había sido rescatada por un león bípedo ya que sabía que la tacharían de loca. Mientras, sus compañeros se asomaban discreta, e indiscretamente, a través del ventanal de la oficina.
— ¿Pero estas segura que no deseas descansar en casa?— preguntó la jefa al verle aquel ojo morado.
— Estoy bien— respondió Alice.
— No me siento feliz de que no te haya visto un médico.
— Estaré bien, en serio.
— En ese caso, puedes incorporarte a tus labores; pídele a Martha que te entregue los pendientes.
Esa noche, el Padre Ben iba llegando a la parroquia luego de haber ido a visitar a algunos enfermos, cuando se percató que Hanz estaba esperándolo, oculto, entre unos arbustos.
De manera discreta se acercó hacia el lugar como si estuviera buscando algo que se le cayó.
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Un Momento En El Tiempo
RomanceAlice Harper es una chica de veinticuatro años que acaba de comenzar a trabajar en el Departamento de Servicios Sociales en la ciudad de Pinnant Coast, un trabajo que, sin saberlo, cambiará su vida para siempre, pero no por las razones que ella se i...