Parte 8

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Pensé en esta canción de Ricardo  Arjona para esta parte, excepto cuando dice "quiero encontrar otro amor y perdelo enseguida, para olvidarme de ti para toda la vida". Esa parte omitenlo.

Me refiero a la primera parte, esa que dice que la libertad que se presenta en los seres humanos no es más que un anhelo muy difícil de alcanzar, es decir, la libertad anhelada del sujeto, hay razones en la elección del sujeto que no le permiten alcanzar sus objetivos, y por esto, se ve que a lo largo de la canción, utiliza la palabra “Quiero”, un sinónimo de desear algo; en este caso, de hacer ciertas cosas para poder sentirse libre... 🖤

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Salieron a la intemperie de la tarde. Afuera los esperaba el perro que no dejaba de ladrar, su ladrido era más aviso que rabia. Cuando salieron del mausoleo cerraron la puerta y los pasadores.

Tomados de la mano, había abierto y cerrado una puerta a lo que fuera que los estuvieran esperando, a una realidad en donde no renunciarían a aquel ahora y vivirían juntos dispuestos a todo. Talvez aquello era la última vez que veían aquel cementerio y aquel templo y, seguramente, jamás sabrían para que lo usaban.

Dieron la vuelta al mausoleo, abrazó a Minseok. A lo lejos se escuchaba la voz de una mujer: alguien recitaba la entrada del camino.

Salieron apresurados del cementerio. Conforme se acercaban se escuchó mejor y más claro hasta que lograron ver a más personas. Minseok le apretó la mano.

—Es Doña Yi Hye. — dijo temblando

¿Qué hacía aquella mujer ahí? Con ella estaba el padre de Jongdae y doña Yeon Soo, ahogándose en un mar de llantos, cuando los vio calló de rodillas. El señor Kim los miró fríamente y esperó hasta que se acercaran.

—Veo que has tomado una decisión — Le dijo a su hijo cuando estuvieron de frente

— Así es – respondió este resuelto.

—Termina con esto – le dijo dándole la espalda y dio dos palmadas en la espalda de doña Yeon Soo, como consolándola. Ya había dado unos pasos cuando agregó – hablaremos en la casa. Ellas se quedan en la finca, no van a ninguna parte.

— Su madre ya tomó una decisión también – profirió doña Yi Hye, sin atender las palabras del señor Kim y tomando, repentinamente, el control de la situación — su madre se va hoy de la finca. Usted no sabe nada. Son apenas unos niños queriendo jugar a adultos. Su mamá no lo soportó y se fue – concluyó, cerca de la rabia – dejó a su papá y usted tiene la culpa.

Minseok miró a Jongdae a los ojos, le estrujó la mano y luego lo soltó. El señor Kim emprendió camino y Minseok corrió a abrazar a su madre. En ese momento la anciana, como queriendo enmudecer, rompió de nuevo la quietud de los silencios.

—Usted profanó el templo de la reina del agua – le dijo — y con este, el menos indicado – señaló a Minseok. ¿Quién carajos era ella para hablar así? Jongdae sintió una necesidad de golpear a alguien pero no podía hacer ahí ningún escándalo. Sostuvo la rabia, la mujer prosiguió – ustedes no tienen ninguna idea de lo que han hecho. Esto tendrá consecuencias para su familia, pero más para usted. Nunca antes alguien había entrado a ese lugar espiritual y tomado a un bastardo como este. Ya no hay santo que los salve, ustedes están condenados. Te lo dije Yeon Soo, este niño está maldito; él ya había visto el duende y después de este sacrilegio no sé qué les va a pasar.

Botones de azúcar /Adaptación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora