36.

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Entré a la empresa y todo seguía igual, lo único que recibí fueron preguntas de por qué no había ido los últimos días de parte de Yani y no le conté la verdad pero improvisé algo, para mi suerte Renato me llamó y en su oficina estaba Tom con todo el equipo de producción y publicidad, la reunión a la que tenía que llegar estaba por empezar y me saqué a la bailarina de encima rápido para preparar mi trabajo, lo que había estado haciendo la semana pasada con Kendal. Me ponía un poco nerviosa exponer frente a todos las ideas que tenía, ya que sabía que en sus mentes había un prejuicio muy difícil de combatir, ellos creían que yo era el capricho de Ihan y por eso debía demostrarles que realmente valía la pena mi puesto, por lo que esforzarme el doble y que ellos me aprobaran no era fácil, pero el único objetivo desde mi incorporación.

Fue una reunión sencilla a pesar de mis nervios y aunque duró bastante porque se debatió todo el equipo de producción artística para el tour, Tom y Kendal supieron defenderme cuando me tocó y frente a Renato y los demás jefes del departamento de relaciones públicas, pude quedar como una empleada más que aportaba cosas buenas además de ser un pedido de Ihan para que trabajara en su empresa.

—Bueno Julieta ya podés irte, en la semana te vamos a enviar las elecciones, obviamente Ihan va a estar entre los que elijan. —me dijo uno de los chicos de la productora, yo asentí y Renato me indicó que saliera.

—Muchas gracias, hasta luego.

—Hablame de esta nueva rebeldía de Khaled. —le dijo otro de los chicos, cuando quise escuchar más, Renato cerró la puerta.

Miré la hora en mi celular y eran más de la una del mediodía, lo que significaba que el almuerzo había terminado y cada uno ya estaba en lo suyo, así que fui a dejar mi bolso a la oficina y a encender las computadoras, después salí para buscar algo de comer a la cafetería vacía. Ema, la cocinera me había dado un menú de comida rápida así que me senté sola en todo el lugar y saqué un cuaderno de diseños, mientras comía me puse a hacer bocetos para tener refuerzos en caso que mis jefes me pidieran otras cosas.

—Linda me voy a la cocina a acomodar las cosas, ¿querés algo más?—me preguntó Ema antes de irse y negué comiendo la hamburguesa que me preparó especialmente.

—No, no, gracias.

—Bueno estoy allá por si me necesitas.

Volví a mi boceto y me relajé después de comer, no había nada que pudiera molestarme porque aún seguían en reunión algunos del equipo y a mí me parecía buena idea cambiar el escenario de trabajo, sin embargo mi tranquilidad fue interrumpida cuando la puerta del comedor se abrió e Ihan entró causándome mucho más alboroto interno, parecía cansado y su malhumor se notaba a leguas por cómo empujó la puerta bufando, pero cuando me vio quise pensar que eso cambió un poco por cómo se suavizó la mirada.

—Apareciste. —dijo sentándose a mi lado en el banco largo, yo asentí y me puse de costado para mirarlo y sentirlo un poco más cerca.

—Hola.

—Hola.

—Le avisé a Renato.

—A mí no me dicen esas cosas.

—Veo... ¿cómo estás?—pregunté, su aspecto hablaba por sí solo, cuando una persona no dormía y desgastaba mucha energía se veía exactamente como estaba él.

—Ayer tuvimos una presentación, pensé que ibas a venir, pero como no, no hubo excusa para tomarme cinco minutos. —dijo haciendo alusión a nuestra última charla ya que levantó ambas cejas, suspiré y él se alejó en el banco para acostarse y poner su cabeza encima de mis piernas, mirando hacia mí. — ¿Qué pasó?

—Tuve un problema.

— ¿Cuál?

—Mi papá... tuvo un infarto y estuvo internado, fui a verlo.

—Ah... no, no sabía, ¿cómo está, mejor?

—Sí ya está en mi casa, fue de último momento pero me hizo bien verlos a todos y volver a casa.

—Lamento lo de tu papá, espero que se recupere pronto y si necesitas días...

—No, está bien. —negué sonriendo un poco para que su preocupación se fuera, él se tuvo más confianza y agarró mi mano con la suya para entrelazarlas y jugar un poco con ellas, sus ojos estaban entrecerrados por el cansancio no le permitió dejar de acariciarme la mano. —te extrañé.

Llevó mi mano a su boca y le dio un beso cerrando los ojos y quedándose así por unos segundos, lo que nos reconfortó a ambos poder tener un poco más de contacto.

—Yo también... no quiero pensar que era en serio lo que me dijiste pero... fue como si lo fuera. —murmuró y me miró triste, causándome una tristeza inmediata. —Creo que... era en serio ¿no?

Renegué de mi misma y sin mirar hacia arriba me agaché y llegué a su boca para poner mis labios sobre los suyos, necesitaba besarlo y anhelaba hacerlo desde la última vez que estuvimos así de cerca, la mañana exacta del día que terminó arruinándose con decisiones precipitadas. Nuestros labios se acariciaban al revés con toda la paciencia e intensidad del mundo, nos reclamábamos sin importar nada, no existía otra cosa para mí más que él y no era para nada un beso final, por lo que respondía su pregunta. Se levantó y se puso frente a mí mirándome un poco desconcertado.

— ¿Qué fue eso exactamente?

—Un beso.

—No me digas. —dijo irónico y sonreí acariciando su mejilla, eran apenas pinceladas de lo que era su humor pero me alegraba volver a notarlo.

—Nada, es que te extrañé mucho.

— ¿Aun así lo del viernes?

—El viernes estaba enojada con tu vida, pero creo que toda mi vida voy a estar enojada con la tuya, no me acostumbro a pensar que solamente importa lo nuestro, cuando cosas tontas me afectan quiero mandar todo a la mierda y sé que actúo mal, perdoname por ser tan impulsiva y meterte en esa bolsa.

—Lo entiendo perfectamente Juli, nadie de mi entorno sabe más que yo lo que es vivir la parte oscura de una persona pública, pueden intentar comprender pero lo que me pasa a mí por dentro es difícil, por eso entiendo yo a las personas y más a las que me importan... a veces soy egoísta pero no puedo ser capaz de perderte Juli, te extrañé mucho estos días.

—Yo también te extrañé mucho. —le dije y volví a acercarme para besarlo y oficializar al fin, poder volver a ser él y yo, como siempre.



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