85.

94.8K 5.6K 84
                                    

—Me hace bien, es como mi paz. —dijo, me quedé quieta en la escalera escuchando cómo él hablaba con su abuela sobre mí, al decir mi nombre y lo que Ihan le confesaba sobre sus sentimientos.

—Por esa misma razón deberías comportarte bien, está arriesgando mucho por vos Ihan y no sé si te lo mereces.

—No, no me lo merezco, pero abuela... no lo hago porque quiero hacerlo, soy la primera persona que sabe que está mal y que la estoy lastimando, a vos también pero... no sé cómo pararlo. —dijo y se le quebró la voz. Mi corazón se encogió y escuché a Lidia bufar.

—No te preocupes por nada, vas a salir de esto mi amor. —le dijo. Respiré hondo y esperé que el momento no fuera tan tenso para bajar.


Una vez él me había dicho lo parecidas que éramos su abuela y yo, en ese momento no la conocía y no podía asegurarlo, pero al pasar unos días con ella, me di cuenta la verdad con la que hablaba, teníamos mucho en común y por principal, el mismo objetivo, cuidar a Ihan.

No fue fácil que tuviera días de abstinencia, durante las noches por más intentos de dormir, se quedaba despierto sin hacer nada como parte de esa desesperación por consumir, durante el día descansaba pero no lograba recuperarse. Faltaban pocos para que cumpliera los veintiuno y yo creía que podíamos accionar a partir de ese momento, pero Ihan no decía nada y Lidia me contó que toda la vida vivió acostumbrado a hacer lo que le decían, así que esa inseguridad que tenía era por no saber cómo seguir, cómo reaccionar por sí solo sin personas detrás.

Los días que Renato nos dio se terminaron y pasamos por Buenos aires para hablar con profesionales, todos nos recomendaron lo mismo, internarlo en rehabilitación para que supiera manejar la abstinencia, pero él seguía sin decir nada y nos decidimos a esperar que fuera por su voluntad, mientras tanto, su abuela se preparó para la acción judicial que quería hacer contra Renato, su hija y los doctores que lo medicaban de forma ilegal, pero pese a todo eso, Ihan no hacía comentario alguno.

El abogado nos recomendó que suspendieran la gira y para la productora eso no era lo correcto, así que entramos en un tiro y afloje de propuestas, la que Tom nos recomendó para calmar al público y la prensa, fue hacer un concierto más e Ihan no se negó, así que volamos a Francia mientras su mundo interno se caía a pedazos por la enorme presión que tenía sobre los hombros, luchaba contra una imagen que nunca quiso que sus fans vieran y sobre todo, con las personas que lo podían llegar a etiquetar como drogadicto, siendo uno más del montón.


—Juli. —me llamó y levanté la vista para mirarlo, estaba sentado en el borde de la cama con la mirada perdida, las piernas inquietas y las manos sobre las rodillas, cambiado y listo cuando lo llamaran . —Va a venir Renato y me va a dar.

— ¿Qué? No, no lo permitas. —le dije y me miró con los ojos entornados, notablemente agotado a pesar de haber tenido días de descanso. —Ihan, lo decidís vos.

Se tiró para adelante y ocultó su cara entre sus manos mientras movía las piernas como parte de un tic nervioso, dejé la computadora en el sillón y agarré mi celular para fingir ir al baño y dejarlo con la cámara grabando encima de la mesa de maquillaje, entre las cosas. Salí dejándolo con su estado de abstinencia y vi a Renato acercarse con dos hombres al camarín.

—Como siempre en el medio Julieta.

—Como siempre cuidando a mi novio, si. —dije y pasé por su costado antes que él entrara al camarín.

Recorrí el backstage un poco nerviosa por mi plan y esperé a que Tom nos anunciara los minutos que faltaban para el show, la gente estaba acomodándose y viendo una banda local mientras se hacía el horario que saliera Ihan. Al volver al camarín, él estaba normal, yo agarré mi celular y me quedé esperando que la producción le conectara el micrófono para prepararlo.

—Ihan después del show vamos a elegir las fotos para el single. —dijo Tom entrando con una carpeta en la mano. Él me miró a mí esperando respuesta y yo me aclaré la garganta.

—Mañana no hay show, que lo haga mañana.

—Pero...

—Mañana Tom. —le dijo él y nos miró a ambos aceptando la derrota con un asentimiento. Estaba asustado porque aún no sabía que no iba a ser demandado, todo lo contrario a Renato que andaba muy tranquilo viviendo sus últimas horas como representante de Ihan Khaled.

Cuando se fue toda la producción anunciaron los minutos que tenía para salir a escena y antes seguirlos, me retuvo cerrando la puerta del camarín para quedarnos solos.

—Te amo muchísimo, sos todo para mí Juli, en serio no sé qué sería mi vida sin vos. —me dijo agarrando mi cara entre sus manos, me besó lento y suave, como si todo dependiera de ello y le respondí de la misma forma. Busqué abrazarlo después y respiré hondo escuchando su corazón latir con fuerza.

—Te amo mucho más mi amor.

—Es hora Ihan. —interrumpió Tom llamando a la puerta y tuvimos que apartarnos para salir.

El estadio estaba repleto de fans y de muchos periodistas, era el primero que daba después de su recaído y todo el mundo estaba expectante, todo dependía de él y se notaba la presión que sentía, pero nadie esperaba que pasara algo, incluso yo.

No soy tu fan!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora