75.

96K 5.8K 491
                                    

El jueves a la tarde, bajamos a la playa y como la gente estaba acostumbrada a ver artistas rondar todo el tiempo, a nadie le interesaba demasiado que Ihan estuviese por ahí, así que se fue solo al agua y yo me quedé a tomar sol, no podía verlo porque estaba dada vuelta y de boca abajo intentando broncearme y relajarme, y cuando creí dormirme, sentí gotitas mojarme la espalda, miré por arriba de los anteojos e Ihan se sacudía el pelo arriba mío, rodé los ojos y volví a acostarme.

—Salí tonto.

Él se rió y se acostó a mi lado para besarme el hombro y acariciarme la espalda que estaba mojada por su culpa.

— ¿Vamos a la casa? —preguntó y sus besos se desparramaron por mis mi nuca y mis brazos.

—Llegamos hace un rato.

—Pero... tengo sueño. —mintió dudoso, lo miré por encima de mi hombro y levanté una ceja, él sonrió pícaro.

—Es mentira, ¿para qué querés ir a la casa?

—Para hacerte el amor.

—No Ihan, ahora no. —suspiré volviéndome a acostar. Los últimos días nuestra rutina era despertarnos haciendo el amor, desayunar y hacer el amor, ir a la playa y volver a hacerlo, cenar, dormir y seguir, y así todo el día, me encantaba, lo amaba, pero hacía menos de dos horas que estuvimos en la cama.

—Voy al agua un rato más entonces. —se quejó y se levantó de mi lado, como si le ofendiese mi rechazo cuando sabía que en realidad, teníamos que aprovechar la playa casi vacía.

Los paparazis hicieron su aparición a la tarde después de dejarnos respirar por un rato, pero no se esforzaron por encubrirse y pasaron de ser dos o tres, a más de quince personas cubriendo nuestra ubicación a la redonda. A mí, comenzaba a ponerme incómoda que me sacaran tantas fotos y mi novio al notar mis nervios, me tranquilizó de la manera que él solo sabía.

— ¿Vamos al agua un ratito, querés?

—No, es mejor irnos a la casa... tengo ganas. —le dije con poca convicción y él se rió agachándose para besarme.

—No, vamos al agua dale por favor. —me hizo puchero y se levantó para pedirme las manos, suspiré y las acepté para que él me levantara de la arena.

Entrelazamos nuestras manos mientras nos íbamos acercándonos al agua y de costado pude ver como alguien nos sacaba fotos de cerca, se me hizo un manojo de nervios en el estomago e Ihan enseguida me abrazó pasando su brazo por mis hombros y pidiéndome que lo mirara.

—Tranquila. —me dijo sonriéndome con seguridad.

Me relajé y pude disfrutar un poco más, jugamos y nos besamos como una pareja normal que gozaba de sus vacaciones, por unos minutos me olvidaba que estaba siendo fotografiada por muchas personas, pero eso era el efecto Ihan, naturalizaba tanto que lo acosaran que seguía viviendo, y me enseñaba a mí a cómo distender y no permitir que nada ni nadie arruinara nuestra momento.


Cuando nos fuimos nos armaron una ronda de gente atosigándonos pidiendo fotos y sacándonos sin permiso, Ihan intentó sacarse pero no quería soltar mi agarre, me mantenía abrazada y cuando se volvió más complicado, sólo me sostuvo fuerte de la mano, hasta que pudimos salir con ayuda de los guardias y volvimos a la tranquilidad de nuestras cuatro paredes.

—Amor no vamos a poder ir a ver a mi abuela. —me dijo cuando salió de bañarse, yo me senté en la cama y dejé mi celular para mirarlo apenada.

— ¿Por qué no?

—El lunes tengo concierto.

— ¿Es en serio? —pregunté frustrada y él asintió mostrándome su celular donde parecían haberle avisado. — ¿Pero por qué? Tom dijo que lo iba a intentar.

—No pudo, las cosas están muy tensas Juli, todos dependen de mí y no estoy rindiendo.

—Por eso mismo necesitas más tiempo para descansar, una semana no es suficiente Ihan, aparte...

—Vos y yo pensamos igual, pero ellos no.

— ¿Esto es por ese contrato que hiciste con Renato y tu mamá no? —pregunté soltándolo sin haberlo medido y él me miró algo sorprendido por saberlo, pero ya no podía retractarme. — ¿Por qué nunca me contaste eso?

—No es nada importante.

—Creo que sí lo es, porque de alguna manera te está afectando, ¿y... no se supone que antes de todo, somos amigos?

—Sí pero no tiene que ver con esto Juli, eso fue hace mucho tiempo y aunque afecte no puedo hacer nada porque de todas formas esta es mi vida, no soy el único que pasa por estas cosas y yo sé que lo voy a superar y lo voy a intentar llevar de la mejor manera posible, hasta que cumpla los veintiuno tengo que soportarlo y lo voy a hacer, porque después de todo yo elegí ser quien soy.

Respiré hondo y dejé de mirarlo, por unos minutos nos quedamos en silencio, no sabía qué decir.

—No es algo que te quiera ocultar Juli, pero no es necesario saberlo tampoco, no quiero que odies más por mí.

—Es que no sé cómo no querés que odie cuando te estoy viendo caer. —dije con la sinceridad que me salía del alma por todo lo que sentía por él. —veo que te estás destruyendo como ser humano y eso me indigna, porque me importas Ihan y no quiero que te lastimen, me importa una mierda tu responsabilidad o ese compromiso que tenés que tener con tus fans, vos necesitas descansar y ellos necesitan entenderlo.

—No es tan fácil.

—Lo único que espero es que no tenga que ir a verte a una clínica por estar internado por sobredosis, ni en una clínica de rehabilitación, no quiero verte ahí Ihan, te llego a ver en ese estado y te juro que me va a importar una mierda quién es Ihan Khaled. —dije y volví al principio de la cama para acostarme, dándole la espalda. Lo escuché respirar hondo y después de unos segundos sentí sus manos pasar por mi cintura para abrazarme y besarme la espalda.

—Voy a estar bien mi amor, yo sé que puedo hacerlo.

—No se trata si lo crees, no podés Ihan, ningún ser humano en este mundo puede aguantar todo lo que vos soportas, maltrato físico y psicológico, ¿te parece poco?

—Lo sé princesa, pero no voy a dejarme caer, te lo prometo. —dijo besándome detrás de la oreja y aunque quise creerle, ni él podía asegurármelo. 

No soy tu fan!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora