Introducción I

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¿Te han enseñado las puertas de la Muerte
o has visto los portales de las Sombras?
¿Has examinado la anchura de la tierra?
Cuéntamelo, si lo sabes todo.
¿Por dónde se va a la casa de la luz
y dónde viven las tinieblas?

Job XXXVIII, 17-19

La primera sobredosis


Al principio: Tokio, verano.

   ¡Todo va de puta madre!¡Estoy tan enamorado! Acabo de conocer a Deku. Hace un mes o dos. Estamos descubriendo nuestros cuerpos. Deku acaba de descubrir el jaco y yo acabo de descubrir que Deku tiene un poco de dinero. Me voy a poner hasta arriba.

   Deku tiene los ojos más verdes y grandes que he visto en mi vida; una especie de niebla que te absorbe. Resulta extraño cómo puedes estar por ahí, a lo tuyo, sin pensar en nada que no sea la heroína, y entonces conoces a alguien y empiezas a pensar en otras cosas. Es como si Deku y yo estuviéramos predestinados a conocernos. Las cosas se estaban poniendo difíciles, como suele pasar cuando te estás metiendo jaco. Yo iba a lo mío, como siempre. Estar sólo no está tan mal. Pero es mejor estar acompañado.

   Conseguimos un poco de dinero con una tarjeta de crédito robada. Deku estaba en pleno subidón de adrenalina. Él dice que somos como Bonnie and Clyde: yo fuerte, él hermoso, los dos llenos de sensualidad, dispuestos a comernos el mundo. Enamorarse resulta emocionante.

   En casa, Deku siempre está desnudo. Tiene un cuerpo ágil y encantador. Es el chico más bonito que he visto en mi vida; da igual que este desnudo o vestido. No tiene ni un solo defecto. Se ríe mucho. Llena la bañera varias veces al día y juega con el agua. Tiene el pelo alborotado y verde, como sus ojos, y se lo recoge con todo tipo de pinzas de colores. Lee libros tristes.

   Deku esta descubriendo los primeros efectos de la heroína. Eso mismo que descubrí yo hace un par de años. ¡Oh, maravilla! ¡Oh, mundo feliz! Es más dichoso de lo que nunca pudiera haber imaginado. Envidio su inocencia. Ahora, cuando me hace efecto, que no es siempre, lo que obtengo de la heroína es una especie de profunda quietud. Una ausencia de esto y una ausencia de aquello. ausencia de todo lo que duele.

   Lo que está experimentando Deku es la ingravidez de los ángeles. Disfrútalo. No durará mucho.

   Follamos un par de veces y después le conté mi problema. Joder, mi vida es un asco. Tengo que dejarlo. ¿Puedes prestarme un poco de dinero? Él me dijo que sí. Sentía curiosidad. Claro. ¿Cuánto necesitas?

   Realmente, para ser sincero, supongo que solo estaba intentando sacarle un poco de dinero. Lo de enamorarse empezó unos días después. Porque Deku estaba conmigo. Porque parecía tan dispuesto.

   Deku vio cómo me inyectaba la heroína. Yo le dije, no hagas nunca esto. Él asintió mientras observaba cómo el embolo se deslizaba por el cilindro. No sé qué vería cuando solté el torniquete y me recosté, pero se quedó a mi lado.

   Una semana después empezó a formular preguntas. ¿Qué se siente?  ¿Por qué no puedes dejarlo? A la primera pregunta le respondí que era muy difícil explicar y, a la segunda, que no lo sabía. Le dije que, si de verdad quería saber lo que se sentía, podía esnifar un poco. Él se quedó callado un momento y después dijo, no, creo que no.

   Al día siguiente, yo tenía que salir a hacer unas cosas. Le dejé una papelina y le dije, si quieres esnifar un poco, por mí no hay problema. si no quieres, tampoco importa. Volví a casa por la tarde. Deku estaba tumbado en la cama leyendo, y la papelina seguía donde yo la había dejado. ¿La has probado? No, dijo él, no me apetecía. Me alegro, dije, porque me la voy a meter yo.

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