Los álbumes son lo mejor que existen, puedes ver las fotos de grandes recuerdos que no quisieras olvida nunca, que por siempre quieres que duren en tu memoria. Que mejor un álbum donde todo nuestro romance esté guardado y cuidado por ambos, poder mo...
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Vaya que hacer planes no era lo mejor para él, había pasado días en hacer una bella sorpresa para su novia y fue una completa pérdida de tiempo. ¿Porqué?, pues digamos que había enfermado y por más que trato de ignorarlo ella se había dado cuenta. Odiaba estar enfermo, para él era lo peor. Pero que más iba a hacer, trato de que aquel simple resfriado no lo debilitara y lo hizo. La temperatura subió demasiado que lo hizo caer casi inconsciente en la alfombra de la casa de su novia. Por lo general para él, era un famoso cliché escuchar a sus amigos o compañero decir que sus novias se enfermaban y ellos cuidaban de ellas.
Vaya que eso era muy común, al igual que viceversa. Él imaginaba que primero se enfermaría la castaña por a veces salir en falda, pero enfermó él por no abrigarse bien. Que loco es el mundo. Por una vez que no lo hizo bastó, de verdad que aplica la frase "cuando te toca, te toca" así lo esquives.
-¿Te sientes mejor? -preguntó mientras le daba un té.
-Una jodida fiebre no va matarme -tomó la taza.
-Yo sé que no, pero es bueno sentirse bien, ¿no lo crees? -sonríe.
Un año, trescientos sesenta y cinco días, ocho mil setecientos sesenta horas, quinientos veinticinco mil seiscientos minutos, treinta y un millones quinientos treinta y seis mil segundos. Todo eso pasó desde que ella dijo "Sí" a su pregunta. Miró el reloj dándose cuenta que eran las ocho y treinta, diez minutos después de aquella respuesta. Suena demasiado cursi, pero desgraciadamente para él era tierno saber en verdad todo eso. ¿Cómo aguantó todo ello junto a él?, algunos ni tres horas están con él por su carácter. Son pocos los amigos con los que esta la mayor parte del tiempo, por ejemplo Eijiro Kirishima.
-Tu madre te trajo pijama -se levantó de la cama.
-¿Porqué les avisaste? -preguntó un poco molesto.
-Entre en pánico, pero tu madre me confirmó que no morirías. Simplemente era fiebre -suspiró.
-Hm... ya veo.
-¿Quieres cenar? -sonríe- .Ponte pijama mientras pido una pizza, ¿o prefieres un sushi?Puedo ir a la tienda por algo si gustas, igual me pondré pijama -se ríe tiernamente.
-Lo que quieras cenar, yo lo pagaré -respondió mientras dejaba la taza en la mesita de noche.
Dicho eso, Ochako pidió aquella pizza mientras él se vestía con su pijama. Después ella fue a la tienda por algunas botanas, sus padres trabajaban fuera de la ciudad entre semana y volvían los sábados por la mañana. Por lo que ya sabían de antemano que era costumbre de que ella llevará amigas o incluso a su novio a dormir, o ella se iba a dormir a otras casas. Odiaba estar sola.
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Ambos se encontraban sentados en la cama mientras comían, algo que le agradaba de su novia era que nunca tenía pena alguna de comer. Pues por lo general, ha escuchado que la mayoría de las chicas les da pena al principio comer al igual que algunos chicos. Pero ninguno tuvo vergüenza alguna con el otro, siempre ha sido confianza. Ochako no dejaba de sonreír, algo normal para el mundo que la conoce, a diferencia de Katsuki sabía que su sonrisa tenía mucho más brillo que las anteriores, para él, Ochako era su sol.
