Capítulo 3.5 Mário.

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Importantísimo antes de leer, este capítulo tiene escenas un poco crudas, espero lo disfrutes.

Y como dije en el capítulo anterior, estas partes de la historia tienen repercusión en la trama completa y en el crecimiento de León, ja ja ja, debo admitir que me divertí escribiendo esto.

Sin más, disfruta la lectura.

**********

—¡Corre hijo! ¡Corre!

Mi madre me grito con su último respiro, lo sé, se que en cuanto me fui ella fue violada y asesinada por esos hombres malos.

Corrí y corrí lo más que pude, sali del castillo y me escape por un pequeño agujero en el muro, el mismo por donde se infiltraba un perro callejero todas las tardes a jugar conmigo para que le diera comida.

Escape como ese perro cuando los guardias lo veían.

Mi nombre es Mário, tercer príncipe del estado independiente del fuego, aunque ya ese estado no existe, fue absorbido por el imperio y toda la familia real fue ejecutada. Mi hermana mayor Gerona me escondio en su armario, y pude ver como dos sujetos la profanaban en su habitación. Oí hasta el ultimo de sus gritos y vi como la degollaron al final, cuando se cansaron de jugar con su cuerpo.

De alguna manera no me encontraron y logre llegar al otro lado del castillo, ser pequeño tiene sus ventajas, como esconderse en lugares donde un adulto no entrara.

Al llegar a la habitación de mi madre, la segunda dama del rey, encontre la puerta abierta.

Entre y pude ver a mi madre llorando, pero por alguna razón no gritaba, sino que en su cara se veia una expresión bastante extraña.

Estaba enrojecida, pero no era por la irá,  y su cuerpo estaba todo sudado y desnudo, fue la primera y última vez que vi a mi madre así.

Uno de los sujetos que habían entrado al castillo con cascos y armaduras negra con el emblema del imperio estaba allí, solo llevaba una mascara de trapo en la cara y su camisa empapada, por alguna razón el también estaba sin ropa y encima de mi madre.

Mire a mi madre y fue entonces que se percato de mi presencia. Su rostro cambio de la rara expresión a una de sorpresa y luego una de tristeza.

—¡Corre hijo! ¡Corre!

Las palabras de mi madre estaran grabadas en mi memoria hasta el día en que muera.

Corrí y segui corriendo, sali del castillo y vi como los edificios de la ciudad ardian en llamas, vi a la gente corriendo, algunos desesperados intentando apagar las llamas, otros solo huian del ejercito vestido de negro que traía la muerte.

Yo corría porque eso dijo que hiciera mi madre.

Cuando me canse, me caí y cuando me levante, vi a un hombre extraño, su cabello castaño le tapaba el rostro y vestia ropas extrañas que nunca habia visto.

Tenia sed y le pedí agua.

Lo que recibí fue un golpe en la cabeza que me durmió, al despertar estaba en una jaula junto a un niño de mi misma edad.

Tiene lo que parece ser una cola, con un pelaje maltratado y marrón. En su cabeza un par de orejas de animal se asoman, parecidas a las de un mapache, su poco cabello es marrón al igual que sus ojos, los cuales me dirigían una fria mirada.

Me dio miedo verlo directamente.

Mientras lo que parecia ser una carreta se movia y transportaba al niño y a mi, llore.

Lloré con todas las lagrimas que tenía, esperando que fuera un mal sueño y que mi cariñosa madre me despertara.

Pero no fue así.

Al día siguiente de ser capturado, fui entregado a un hombre gordo, vi como el gordo le entregaba unas monedas de plata al hombre extraño que me secuestro.

Me arrojaron a la parte de atras de un carruaje y me fui con el sujeto gordo. Dentro del carruaje no habia nadie a excepción del gordo y yo, entonces el tipo hablo.

—Espero que entiendas que eres mi esclavo y me perteneces.

—¿Qué?

—Lo que oíste mocoso ¿acaso estas sordo?

—No señor. 

—No me respondas imbécil —grito antes de abofetearme. Me quede en estado de shock un momento, nunca nadie me había abofeteado, pero debia acostumbrarme.

El viaje termino y yo acabe en una mansión trabajando como mula.

No solo me cargaban de trabajos que a mis cinco años apenas podia soportar, sino que el gordo no necesitaba escusa para golpearme, ni a mi, ni a los demas esclavos de la casa.

Estuve bajo su cuidado un par de semanas, antes de que se aburriera de golpearme y volver a venderme.

Esta vez estuve en una jaula de un local durante un mes completo, a veces se les olvidaba darme de comer y así, de alguna manera me volvieron a cambiar por unas monedas.

Una mujer llamada Betty pago por mi, esta extraña no me permitia usar nada mas que un pantalon corto, le gustaba pegarme en la espalda cuando se aburria, sigo sin saber como estoy vivo.

A los dias de estar en su casa, tome lo primero que vi para ponerme, una camisa amarilla y un chaleco de cuero negro, no consegui nada para poner en mis pies, me toco estar descalzo.

Por la noche me escabulli del lugar donde dormia y me escape junto a otros tres esclavos, Jolines, Goku y Drets. Por desgracia dos de ellos tenian contratos de esclavitud mágica y murieron en el intento, asi fue como termine solo en la calle con Goku, quien fue mordido por una víbora y murio dos dias despues de escapar.

Sin amigos, sin familia, no tenia nada y entonces vi como un hombre se acercaba a mi y me ofrecia un trozo de pan. Lo acepte y luego me invito a seguirlo. Ya lo habia perdido todo, que podía ser peor.

De esa manera termine en este agujero, al llegar no hable con nadie, pasaron las semanas, hice todo lo que me dijeron, practique, golpee, salte, ensaye la lectura, hice todo, incluso intercambie golpes con un chico en esa jaula grande, pero al final, estaba solo.

Un día llego ella, una niña rubia muy alegre, me recordo a mi hermana menor, quien murio al ser lanzada de un piso superior del castillo. La chica se acerco a mí y me hablo con naturalidad, sin darme cuenta le dije mi nombre.

—Soy Mário.

—Tienes un buen nombre, yo me llamo Esmeralda.

Así pasaron dos días, Esmeralda me hablaba y yo asentía con la cabeza de vez en cuando, entonces llego otro y luego otro. Antes de darme cuenta mi mesa estaba llena de niños extraños y el que más me molestaba, termino siendo mi compañero de cuarto y en la jaula.

Los días siguieron, unos después de otro, y el grupo donde estoy seguia perdiendo, una, dos, tres, cuatro derrotas consecutivas. El calvo seguia molestando, el niño naranja seguia fastidiando, la niña mimada seguia insistiendo, la fantasma triste seguia callada y yo seguia aquí, sin nada.

—¡¡¡¡MALDICIÓN!!!!

¿POR QUÉ ME PASA ESTO? ¿POR QUÉ?

Segunda VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora