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Cuando desperté, sentí un frío a mi lado...

-Jennie...– Susurré al ver que no estaba. ¿Todo había sido un sueño?.

No, no lo fue. Jennie entró a la habitación con una bandeja con desayuno. Ella estaba con una playera mía, la cual le quedaba un poco grande, por la diferencia de alturas. Sonreí, al verla tan hermosa.

- Buenos días, preciosa.– Dijo mientras ponía el desayuno sobre mis piernas.

- Buenos días.– Besé fugazmente sus labios.

Ambas desayunamos en la cama. Sinceramente, se sentía bien...Me podría acostumbrar a ésto. Mejor dicho, quiero ésto por el resto de mi vida.

Al levantarnos, nos dirigimos al living, y estaban las chicas.

- Hola.– Saludó Jennie con una sonrisa.

- Hola, chicas.– Saludaron ambas. Yo sonreí.– ¿A qué se debe tanta sonrisita?.– Jisoo miró pícara a Jennie.

- ¿No puedo estar contenta?.– Dijo, sin quitar la bella sonrisa de su rostro.

- Con la cara de mamona que tienes siempre, es casi ilegal que estés contenta.– Rió. Yo también reí, y Rosé igual. Jennie frunció el ceño.– Ahí está mejor.– Tuve que taparme la boca para que no salieran fuertes carcajadas.– Y quiero pedirles que en la noche, tengan un poco más de respeto. Nosotras estábamos despiertas aún.– Ahora Rosé y Jisoo reían a carcajadas, pero yo me quedé helada. Miré a Jennie, sin saber qué hacer, pero ella estaba igual de pálida que yo.

- No se preocupen. Quedará entre nosotras...Y los vecinos.– Dijo Rosé, y rieron aún más.

- ¡Y-ya cállanse!.– Les dijo Jennie. Se veía tierna cuando inflaba sus mejillas.

- B-bueno, bueno.– Dije, tratando de cambiar el tema.– ¿Quién tiene hambre?.– Sonreí. Sabía que Rosé no podría contenerse.

- ¡Yo!.– Tal y cómo lo planeé, Rosé cayó en mi trampa.– ¿Vamos a ir a algún lugar?.– Preguntó.

- Si...A la cafetería de Jihyo.– Sonreí. Fue lo primero que se me ocurrió.

- ¡Sí!.– Saltó de alegría.– Hace tiempo ya que quería ver sus teta--

- ¡Rosé!.– La regañé.– Es una dama. Respétala.– Se cruzó de brazos y frunció el ceño.

- Igual se las mirabas...– Dijo por lo bajo. Me sonrojé mucho, porque era verdad. ¡Pero era mera curiosidad!.

- ¿Cómo?.– Dijo Jennie. Sentí miedo.

- N-nada. ¿Vamos?.– Dije tomando mi chaqueta. Sonreí nerviosa. Jennie me miró con los ojos entrecerrados, y luego salió por la puerta, que acabo de abrir. Parece que se molestó...

Cuando llegamos a la cafetería, nos atendió Jihyo. ¿Es en serio?.

- ¡Rosie!.– Abrazó a Rosé, mientras ésta restregaba su cara entre sus pechos. Obviamente ella estaba feliz.– ¡Lisa!.– Me abrazó igualmente. Sentí cómo la mirada de Jennie se clavaba en mí.

- Hola, Jihyo.– Saludamos ambas al mismo tiempo.

- ¿Y éstas chicas tan hermosas?.– Dijo, preguntando por las chicas.

- Ellas son...Mi tía Jisoo.– Presenté a Jisoo.– Y mi...Madrastra.– Me dolió presentarla así.– Jennie.

- ¿Madrastra?. Así que tu padre se volvió un viejo verde.– Hizo cara de asco.– Un gusto, chicas. Soy la esposa de Lisa.– Sonrió.– Y madre de Rosé. Jihyo.

- ¿Entonces te puedo chupar las te--

- ¡Rosé!.– La regañé. Nuevamente se cruzó de brazos.

- ¿Esposa?.– Jennie frunció el ceño. Ésto no se veía nada bien.

- ¡Claro!. Hemos hecho de todo juntas.– Sonrió. Jihyo a veces es un poco...Inocente.

- ¡¿Qué?!.– Jennie ya se ha enfadado.

- Si, ya sabes.– Jihyo seguía. Yo me tapé la cara.– Hemos bailado, salido a comer, cantar. Todo ese tipo de cosas.– Jennie relajó su rostro, y en cambio, se transformó a uno completamente avergonzado.

- Hola, chicas.– Saludó Tzuyu. Ella es una de nuestras mejores amigas, junto a Jihyo.

- Hola.– Saludamos con una sonrisa.

- ¿Qué las trae por aquí?.– Preguntó sonriendo igualmente.

- Veníamos por algo de comer. Ya sabes.– Dije.

- ¿Ya sabes algo sobre Chae?.– Preguntó.

- Lo último que supe es que estaba saliendo con Mina.– Sonreí. Chaeyoung también padece hermafroditismo, y ella tenía un crush con Mina. Me alegra que por fin le dieran la oportunidad.

- Que bueno.– Sonrió aún más.– ¿Y ellas?.– Apuntó a las chicas. Las presenté igual que a Jihyo.– Oh...Un gusto. Soy Tzuyu.

- El gusto es nuestro.– Dijeron ambas al unísono.

- ¿Qué desean pedir?.– Dijo mientras sacaba una pequeña libretita.

- Yo un Chocolatte.– Dije.

- Un Frapuccino.– Contestó Jennie.

- Pollo.– Jisoo dijo a su manera.

- Las tet--Auch.– Dijo cuando la golpeé.– Kimchi.– Respondió frunciendo el ceño. Las chicas rieron, excepto Jisoo, a quien no la veía para nada contenta. Me pareció muy raro...

Sonó un celular. Era el de Jisoo.

- Es una notificación. Disculpen.– Dijo y prendió su celular. La chismosa de Rosé miró y abrió sus ojos cómo platos. Me miró aterrada.

- ¿Qué pasa Rosé?.– Le pregunté.

- Al baño. Ahora.– Asentí y nos fuimos casi corriendo.

- Dime. ¿Que pasó?.– Le pregunté cuando ya estábamos dentro.

- ¿Te acuerdas cuando te dije que me gustaba una chica de un juego online?.– Asentí.– ¿Y cuando te dije que quería quedar bien con ella?.– Asentí nuevamente.– Pues es Jisoo.

Me quedé sorprendida y abrí mis ojos al máximo.

- ¡¿Jisoo?!.– Ella asintió, haciendome una mueca de que guardara silencio.– P-pero...Ella...¡Wow!.– Dije ya más bajo. Asintió.

- No sé cómo mirarla a la cara ahora.– Dijo mientras se sonrojaba. Nunca la había visto así.

- Haz cómo que no haz visto nada.– Respondí levantando los hombros, restándole importancia.

- ¿Y cómo quieres que haga eso?.– Dijo fastidiada.

- Pues...Habla cómo siempre hablas, actúa cómo siempre actúas...O conquístala.– Sonreí pícara. Se puso aún más roja de lo que estaba.

- A veces eres muy estúpida...– Dijo riendo.– Pero ésta es la excepción.

- No sé si ofenderme o agradecerte.– Dije entrecerrando los ojos.

- Las dos cosas.– Rió. Salimos del baño y nos volvimos a acercar a las chicas.

- Vaya que tardaron.– Rió Jihyo.

- Estreñimiento.– Dije apuntando a Rosé. Me debía una por insultarme.

- ¿Te duele mucho?.– Dijo Jisoo preocupada. Ésto me da muy buena espina.

- N-no...– "Actúa normal"...Se lo metió por el orto. Lo primero que hace es actuar cómo idiota enamorada.

- ¿Y tú, Lisa, estás bien?.– Dijo Jennie acariciándome la mejilla. Me uní a Rosé en el grupo de las estúpidas...

- S-si...– Sonreí. Miré a Jihyo y Tzuyu, y nos miraban con una ceja alzada. Me separé rápido de Jennie, sacando su mano de mi cara, y ella frunció el ceño. En casa le pediré perdón.

El resto de la tarde que pasamos en la cafetería, Jennie no volvió a dirigirme la palabra. Definitivamente está molesta.

Amor prohibido.- Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora